Tras el descrédito del PSOE en
España, analiza Carlos Navarrete, la dificultad de su estructura leninista,
jerarquizada desde la cúpula hasta la base, común a otras organizaciones
políticas y sindicales y que impide una
verdadera división de poderes.Ello pone de manifiesto que, en
nuestro país, los partidos políticos cumplen de una manera bastante exigua el
artículo 6 de la CE. A
pesar de esta constatación, que comparto plenamente, el autor mencionado
establece un imperativo:
RECUPERAR
AL PSOE
PARA
PODER REALIZAR UNA POLÍTICA SOCIALISTA
El resultado, entiendo, tendrá que ser regenerar, reestructurar o refundar el PSOE, pero, previamente, es absolutamente
necesario reconocer lo siguiente:
1) Los órganos deliberantes son
manifiestamente mejorables. Es cierto que se respeta la libertad de expresión
pero el afiliado que se pronuncia críticamente, a diferencia del que lo hace
adulando a los que mandan, muy
posiblemente será objeto de acoso y represalias.
De hecho, estoy de acuerdo, se han
manipulado los censos a voluntad de la cúpula, “se anulan Asambleas y
Congresos, cuando se cuestiona a los “jefes”, se envían comisarios políticos
para representar el doble papel de juez y parte en las sesiones de Asambleas y
Congresos conflictivas, se nombran gestoras…y, en general, los Secretarios de
Organización a todos los niveles son los encargados de materializar esta sucia
intendencia aplicando las Resoluciones, Estatutos y Reglamentos a la medida de
lo que conviene a la línea oficial.
2) Las Comisiones de Conflictos,
que con ese u otro nombre constituyen el
órgano judicial de los Partidos, aunque ocasionalmente puedan ser elegidas en
los Congresos, están siempre en la onda del órgano de dirección siendo un alter
ego del mismo.
Consecuencia: en caso de disentimiento con la dirección, no se le
garantizan los derechos a los militantes
3) La dirección efectiva y la política real no la marcan los órganos
deliberantes sino lo que en el PSOE se llama la Comisión Ejecutiva
que desde hace años viene aumentando el
número de sus miembros para convertirse, no en el órgano ejecutor de las
decisiones adoptadas en los órganos deliberantes, sino en el órgano que dirige
la red clientelar interna, adoptándose
las más importantes decisiones por la llamada ”mesa camilla”, un colectivo
informal y reducido, a menudo convertido en mera pared de frontón para que el
Gran Jefe no se equivoque demasiado…
Consecuencia: la dictadura de la
supuesta democracia interna es lo primero que hay que remover dentro del
partido para que fluya la savia por el tronco y para que el propio partido
pueda contribuir a depurar las corruptelas existentes en la división de poderes
a escala estatal.
Un segundo ámbito a considerar es
el de la actividad política que no tiene por qué limitarse a la que se
desarrolla dentro del partido. Importa que los ciudadanos, mujeres y hombres,
entiendan que la dimensión colectiva que tiene nuestra existencia obliga a
plantearse ésta no solo como una larga marcha hacia la realización individual
sino también como la tarea que a todos incumbe de organizar del mejor modo posible
la convivencia social.
Entiende Carlos Navarrete que la
verdadera actividad legítima no es la de poder sino la de servicio y así
entendida, debería de ser el elemento decisivo para la proposición de candidatos tanto a cargos públicos como orgánicos.
Por lo demás, considera también que esta actividad de servicio puede
desarrollarse tanto dentro como fuera del partido, trabajando en grupos
que analicen y formen opinión y criterio sobre todos aquellos problemas que nos
rebasan como personas singulares.
Las Casas del Pueblo deben
tender a ser lo que su nombre indica, locales a disposición de los ciudadanos
que converjan con los intereses que el partido defiende y desde las que se
imparta una educación en valores
constitucionales y éticos y dentro de ambos una formación específica en los de
la solidaridad y el socialismo. Sin perjuicio del inevitable trabajo orgánico y
burocrático se deben planificar, pues, programas
que hagan atractiva la participación política.
Las Comisiones de Listas están esencialmente pensadas para
atenuar el componente democrático con la intervención de los órganos superiores
en la confirmación o modificación de las candidaturas. Deben dejar de realizar
tan funesta función. Sus integrantes han de ser personas de acreditada
moralidad y su función ha de reconducirse a evaluar la actividad política de
los elegibles, procurando que dentro de ellas estén representados los sectores
que se consideran prioritarios para el partido, siendo una pieza más en la
estrategia de la lucha contra la
corrupción.
El Estado, la sociedad en su conjunto,
y los partidos están obligados a prevenir la corrupción en lo posible y
reprimirla con rapidez y ejemplaridad. El PSOE debe de tomar la iniciativa de
proponer a las demás fuerzas políticas un pacto contra la corrupción y en el
que, con independencia de las
responsabilidades exigibles judicialmente se establezca la responsabilidad
política por culpa “in vigilando” o “in eligendo”
Las fronteras entre las grandes
empresas, las asociaciones religiosas y otros grupos de intereses y el espacio
del partido deben de blindarse mediante un sistema de incompatibilidades siendo
una de las más urgentes la que debería existir entre el estatus de Ex Presidente
del Gobierno y la prestación de servicios retribuidos a las empresas privadas.
Lo que expresa Carlos Navarrete, con
mucho conocimiento de causa, y por propia experiencia, postula a las claras la refundación
del PSOE, desde una Cultura Política, ética y socialmente solidaria, en ámbitos
nacionales e internacionales. Esa
reestructuración interna, democrática, es imprescindible para poder realizar
una política socialista en libertad e igualdad.
Querido Pepe:
ResponderEliminarTe agradezco la atención que vienes dedicando a mis reflexiones.Me alegra que se produzcan reuniones como las que me indicas de la Casa de la Provincia en Sevilla.Estoy de acuerdo en la necesidad de pasar a la ofensiva puesto que el sector que los partidos de izquierda debieran defender está siendo masacrado.Europa se le ha ido de las manos a la izquierda y no es ni siquiera un espacio a compartir con el centro derecha. Para recuperarla es necesario superar el cortoplacismo nacionalista y perfilar una estrategia dirigida a superar la crisis, con cargo a quienes la han creado y reemprender el camino de la redistribución de la riqueza en sentido inverso a la que actualmente se produce.Tanta ruina como se ha acumulado en tan poco tiempo va a llevar decadas acabar con ella.La suma de la indignación y el sufrimiento o nos lleva a poner en práctica ese planteamiento alternativo o la situación tiene una deriva fatal hacia la violencia,la anarquía y la la erradicación de la política y la democracia.Un abrazo.
Carlos
ResponderEliminarEn cuanto al tema de "Recuperar el PSOE" para poder realizar una política socialista, escribí no hace mucho "La Renovación Pendiente". Empezaba diciendo:
En España estamos, por supuesto, en un contexto distinto del Centroamericano, de Nicaragüa o El Salvador, en donde se habla y se ha escrito (ver Ernesto Cardenal) sobre la "Revolución Pendiente". Pero, en España, quizás desde el 86, y muy claramente desde el 92, asentado el socialismo en libertad (opción socialdemócrata al fin y al cabo), lo que no se ha logrado -como diría el valverdeño Manuel María Becerro Parreño, si viviera entre nosotros- es la regeneración. Por lo que, en consecuencia, es ya una clara exigencia "La Renovación Pendiente".
Nos ha faltado un re-volución, es decir, una evolución responsable, en España y en Europa.