La bestialidad no podrá con la fuerza del espíritu; tampoco el poder por el poder podrá con la autoridad. Seguimos vivos y son muchos que comparten el amor y la paz, a pesar de tantos desastres, y a pesar de tantas guerras fruto de intereses raquíticos e inconfesables que provocan destrucción y miseria. Ni las vallas ni los muros podrán impedir que circulen los sueños de una vida mejor, de una vida más digna, más humana, sin esclavitudes, sin miserias, sin racismo de parte y parte.
Quizás ese sea el sentido del denominado Reino de Dios, que no es dominación ni poder al uso sino servicio a toda persona y a toda comunidad, desde la libertad, desde la verdad, desde la justicia, desde el amor, desde la solidaridad internacional. ¡Menuda faena!
Hay trompetas, magnates, totalitarismos y animales humanos un tanto alocados, que parecen anunciar apocalipsis para no pocos puntos del mundo al norte y al sur, al este y al oeste de la vetusta Roma de Nerón, sin embargo, y a pesar de su debilidad, la democracia sigue siendo un proyecto vivo, un proyecto que nos hace iguales en dignidad, iguales en libertad, e iguales ante la Justicia y la Ley justa -conforme a Derechos, conforme a derechos humanos, derechos fundamentales y derechos emergentes-. Es como ser todos reyes de sí mismos, respetuosos con la Naturaleza, es decir, con la Casa Común, y acordes con la racionalidad y la sana convivencia.
NERÓN DE NEFASTA MEMORIA
Haya paz en la Comunidad Humana, que es multitud, haya salud y libertad, haya justicia, haya realización personal y comunitaria, frente a tanta egolatría y extralimitación del poder, del capital y sus vías comerciales. Vale más ser que tener, vale más la verdad que la mentira, vale más el amor que el odio... ¡Haya paz!
Sigamos construyendo la Comunidad Humana sin desfallecer. El reto merece la pena por los hijos de los hijos, por los nietos y las nietas que siguen siendo la esperanza del mañana.