sábado, 26 de agosto de 2017

DESPUÉS DE DIEZ DIAS

Después de diez días del nefasto atentado en el simbólico lugar de Barcelona, todavía cuesta escribir. Ayer, concretamente, leí las interpelaciones de Federico Mayor Zaragoza: "Ante amenazas globales, alianzas globales", de las que entresacaría las siguientes:

1) Es urgente   actuar de tal modo que se eviten tantas y tantas víctimas, y tantas y tantas muertes, teniendo en cuenta que todas las vidas humanas del mundo valen lo mismo, y que todas las muertes y todas las víctimas son personas de la Comunidad Humana, ya sean victimas del terrorismo, del sistema de la carrera armamentística (4.000 millones de dólares diarios de gasto), ya sean víctimas - cotidianas, infantiles, y anónimas- del hambre, la desnutrición y las enfermedades, o de las migraciones de personas y comunidades que buscan un lugar mejor para poder vivir con dignidad.


2) "La Europa insolidaria que nos estremece y sonroja no sólo es incapaz de llevar a cabo la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea sino que aplaza el cumplimiento del gran acuerdo de cooperación que ya se ha proyectado en varias ocasiones para hacer frente al terrorismo, mediante una serie de medidas bien articuladas: coordinación permanente con intercambio de datos, experiencias, ... por medio de los servicios de inteligencia en interacción constante a escala europea, y sustancial incremento del número y preparación de los agentes de seguridad, adoptando todas las medidas preventivas posibles y evitando las acciones que pueden incitar el rencor, la animadversión, el fanatismo. "


3) Tolerancia cero con la yihad, pero igual contundencia con todo tipo de terrorismo, con el racismo de Le Pen, con las manifestaciones fascistas y neonazis, y los alardes de supremacía de algunos ciudadanos blancos de los Estados Unidos, y...tolerancia cero con los países árabes que, desde su colosal riqueza, han acallado las reacciones internacionales por su permanente y descarada ayuda a las variantes del islamismo violento que fomenta el ISIS...  

4) "La única manera de impedir nuevas acciones bélicas inaceptables, de encauzar conflictos armados en curso, de desmantelar tráficos de toda índole, de mediar con autoridad en situaciones de enfrentamiento en cualquier parte... es reforzar el multilateralismo democrático, convocando al efecto, con urgencia histórica, con el apoyo generalizado de los Medios de Comunicación, una Asamblea General de las Naciones Unidas que resolviera la eliminación de los medios masivos de exterminio, facilitar los procesos de paz y garantizar la habitabilidad de la Tierra. Estas Naciones Unidas cumplirían, por primera vez desde su fundación, lo que establece la Carta: "Nosotros, los pueblos", y permitiría la adopción unánime de un nuevo concepto de seguridad. La Asamblea General contaría con el 50% de representantes de los Estados y el 50% de representantes de entidades de la sociedad civil. Al Consejo de Seguridad actual se le añadirían un Consejo Socioeconómico y otro Medioambiental. "

Como diría mi madre, "a grandes males grandes remedios". Lo de la descoordinación supuesta o real entre los responsables del Estado Español y la Comunidad Autónoma de Cataluña por la no aplicación inmediata de la Ley de Seguridad Nacional es, o puede haber sido, una falta grave de responsabilidad o una deficiencia institucional en el conjunto de  carencias de voluntad política efectiva que nos aquejan globalmente en  la Comunidad Humana Mundial.







 


martes, 1 de agosto de 2017

DIALOGANDO CON GREGORIO PECES-BARBA SOBRE ESPAÑA Y LA DEMOCRACIA

     La Constitución Española (CE) de finales de 1978 supuso -al decir del profesor y político Peces-Barba- la sustitución de la mentalidad de reforma por la de ruptura en pro de una Democracia como proyecto de vida en común. Desde este supuesto, me ha parecido de interés dialogar en torno al capítulo cuatro de La democracia en España. Experiencias y reflexiones, publicado en Temas de Hoy, Madrid 1996, que goza - a mi modo de ver- de gran actualidad, porque los déficits democráticos y los graves errores del pasado y del presente, a partir de 1979 y hasta estos días de agosto de 2017, no tienen por qué deslegitimar lo sustantivo: el tránsito de la Dictadura a la Democracia con el fin de alcanzar una mejor vida en común en el conjunto de las distintas Comunidades y del Estado Español.




Resultado de imagen de Gregorio Peces-Barba
 

     El capítulo mencionado se titula "El final de la Transición. Las Nuevas Reglas de Juego" (ver especialmente las páginas 199-231, pues la parte "Universidad y Parlamento" -páginas 231-255- requieren quizás otro tipo de diálogo).



     Hoy, más que entrar en estrategias de golpes de poder o de desestabilización institucional, fruto de la corrupción sistémica o a causa de los déficits democráticos, parece más positivo mejorar y ampliar el sentido de construcción en común. Acrecentar la conciencia crítica y la educación de la respectividad plural y solidaria, así como la creencia de que la convivencia social y el logro de objetivos humanos comunes exigen un orden jurídico y unas reglas de juego, son fundamentales para poder avanzar en positivo: avanzar para cambiar, transformar y progresar razonablemente a mejor evitando errores históricos y también todo tipo de violencia -venga de donde venga-.

     Han de retomarse, necesariamente, cuestiones como la Economía, la forma de Estado, la lealtad a la Democracia, la separación de poderes fácticos o institucionales, los derechos universales a la Educación y la Salud, las exigencias laborales, el sentido medio-ambiental, la democracia interna efectiva de fuerzas sociales, partidos políticos e instituciones..., pero quizás lo más recurrente de hoy, a pesar del fenómeno migratorio y del déficit en la garantía de derechos humanos y de derechos fundamentales, quizás lo mas urgente, a pesar de los efectos de la crisis económico financiera del 2008, sea más bien lo que tradicionalmente se llamó la cuestión regional que no es sino el tema de las Autonomías y del capítulo VIII de la CE.

     Según Peces-Barba, la denominada "soberanía nacional" se vinculó al conjunto del pueblo español. Pero había que evitar dos graves riesgos respecto al hecho diferencial de las regiones o comunidades: a) el nacionalismo excluyente -muy conservador en la Constitución Monárquica de 1876-; b) la no generalización de las autonomías en la Constitución republicana de 1931. Con la generalización de las autonomías, se abría la posibilidad de avanzar -con sentido de igualdad institucional y competencial. hacia un Estado funcionalmente Federal. De hecho, nunca las llamadas "nacionalidades históricas" han tenido una autonomía tan amplia; tampoco las propias Comunidades Autónomas -en pie de igualdad, prácticamente-. Lo que debe potenciarse ahora son los elementos de cooperación, coordinación y solidaridad interterritorial.


     Comparto plenamente que en Teoría Política hay que separar Nación y Estado. El concepto de nación traduce una agrupación humana del orden de las comunidades (sentimientos comunes, lengua común; cultura, esperanzas y sufrimientos comunes). El concepto de Estado traduce una agrupación humana del orden de las sociedades en vistas a alcanzar unos determinados fines y objetivos comunes. Por eso, precisamente una nación no tiene necesariamente que ser un Estado Independiente. En el conjunto del Estado debe predominar la razón y el derecho, más allá de los sentimientos particulares o comunitarios.

     Hoy, más que nunca, en España conviene evitar tres peligros históricos: a) el reconocimiento de consecuencias jurídicas para el hecho diferencial de las distintas comunidades; b) el permanente afán de emulación de ciertas comunidades respecto de las llamadas comunidades históricas (principalmente El País Vasco, Cataluña e incluso Galicia, a veces); c) el nacionalismo español excluyente -principio y fin del consenso institucional refrendado por el pueblo español el 29 de diciembre de 1978-.

     Parece claro que, teniendo en cuenta la realidad histórica del momento y más allá de los graves errores cometidos hasta ahora, es el tiempo oportuno para fraguar un nuevo consenso sobre la estructura constitucional del Estado Social y Democrático de Derecho, en el marco de una Confederación Política de Estados Europeos.


     Han sido muchos y variados los esfuerzos realizados para consumir y culminar la ruptura con la Dictadura en pro de una Democracia para toda persona y para toda comunidad, en el conjunto del pueblo español.


    Fuera de las reglas de juego constitucional sería un suicidio pretender cuartear el conjunto, a base de tirones independentistas o excluyentes, pues todo tipo de violencia es rechazable e inaceptable porque, como dice Peces-Barba, "supone el ataque más profundo a la propia posibilidad de cambio de la sociedad democrática".