viernes, 25 de diciembre de 2009

ESPERANZA "A PESAR DE"

DESARROLLO HUMANO,
PLANIFICACIÓN Y ESPERANZA

Con la expresión “Desarrollo Humano”, queremos indicar que no es suficiente ni el crecimiento económico ni el desarrollo científico técnico, entendidos unilateral o unidimensionalmente. Apostamos por un Desarrollo Integral que haga más humanos a los hombres y a las mujeres de la especie animal humana, siempre en lucha entre el dominio y la libertad, la igualdad y la exclusión, la destructividad y la solidaridad, el fanatismo y el diálogo. De ahí la importancia de la Formación Permanente y la Educación que nos estimulan a encauzar y controlar las tendencias del “homo homini lupus”, en base a un sentido de planificación global solidaria y una esperanza permanente en la defensa y garantía de los Derechos Humanos, a pesar de tantas dificultades.

A la hora de planificar se tienen en cuenta necesariamente: la idea principal a desarrollar o materializar, y el territorio donde actuar; los objetivos generales y los específicos; las actuaciones concretas a llevar a cabo; la metodología a aplicar; los recursos humanos y los recursos instrumentales y sus potencialidades reales; los indicadores para poder evaluar; y la capacidad de gestión o de realización efectiva.

Pero, además de lo dicho, es imprescindible un principio básico fundamental o fundante: la esperanza. Por eso, tal vez, me viene a la mente aquel libro de nuestra generación del 68, de Jürgen Moltman: Esperanza y planificación del futuro. Aquel libro que ya hablaba de “Historia e Historicidad” respecto de la exégesis bíblica, y respecto de la denominada “revelación divina” o del problema de su verdad, se enfrentaba ante la realidad del desarrollo de la sociedad moderna y de la virtualidad de las ciencias modernas. Se ponía en duda que se hubiera descubierto el camino para lograr el denominado “fin de la historia”, al constatar más angustia que felicidad en el conjunto de la población del Mundo, globalmente considerado. Y, además, dedicaba un capítulo (el doce) a “Esperanza y Planificación”, como fuerza motora ante el sufrimiento de la inmensa mayor parte de la Humanidad, y como modos de actualizar el futuro en formas distintas a las presentes. Se apuntaba, pues, a una Alter Globalización.

Esperanza y Planificación, decía Moltman, están convencidas de que la vida humana es una historia en la que lo real y lo posible son categorías intercambiables, en la que lo posible puede ser hecho realidad y las perspectivas de nuevas realidades pueden ser convertidas en posibilidades. Ambas tienen, pues, en cuenta el horizonte histórico de la realidad y experimentan sus cambios como un devenir temporal. Ambas dan al futuro un sentido especial. No se puede vivir al día sino adelantando el día1.


1. DESARROLLO HUMANO



En los Informes de Naciones Unidas suele entenderse por Desarrollo Humano "el proceso de expansión de las capacidades de las personas que amplían sus opciones y oportunidades". Se trata, en consecuencia, de conjugar libertad y capacidad, ampliando en mujeres y hombres, sin discriminación alguna, la gama de posibilidades que las personas pueden hacer y de aquello que pueden llegar a ser conforme a sus potencialidades reales.
Así, pues, se asocia el desarrollo con el despliegue y el progreso de la vida y el bienestar humano, con el fortalecimiento de capacidades y potencialidades relacionadas con lo que una persona, sustantivamente, es o puede ser, de suyo, y con realizarse plenamente en la vida y en todos los ámbitos de la misma. Dicho desarrollo, en cuanto que realización personal y comunitaria, implica la libertad de poder vivir como nos gustaría hacerlo y con la posibilidad de que todos las personas, conforme al principio de la igualdad, sean sujetos y beneficiarios del mismo modo que nosotros, o de modo equivalente al nuestro, partiendo siempre de sus propias necesidades y expectativas.
Es verdad que para la Ciencia Económica, el crecimiento es condición sine qua non del desarrollo. Pero crecimiento no es lo mismo que desarrollo, pues se puede crecer físicamente y no crecer proporcionalmente desde el punto de vista psicoafectivo o intelectual. Y, en ese sentido, para que el desarrollo sea armónico requiere de una proporcionalidad, diversidad y multiplicidad de cualidades.
En el Desarrollo Humano intervienen, además de los aspectos instrumentales o estrictamente materiales, la inteligencia, la voluntad y el sentido psicoafectivo e histórico. Por eso es tan importante la finalidad y la orientación que se le de al desarrollo2.
A veces se distingue entre necesidades básicas del ser humano y necesidades secundarias. Considerando que las primeras serían acceso al agua y a los alimentos, salud, educación, vivienda y trabajo. Sin duda alguna es prioritario reducir el porcentaje actual de personas que no tienen acceso al agua potable… Eso es prioritario. Pero ¿acaso no es una necesidad primaria la realización personal? ¿Acaso no es una necesidad primaria la igualdad de la mujer respecto al hombre en cuanto a derechos humanos? ¿Acaso no es una necesidad primaria conservar el Medio Ambiente y, en definitiva, el Planeta Tierra?
Los Derechos Humanos son parte intrínseca del Desarrollo e incorporan un cierto valor a las prioridades más urgentes, que son sin duda de tipo comunitario si tenemos en cuenta el Mundo Global.
Emilio Carrillo, recurriendo a la escala musical, recuerda que hay ocho teclas que tocar en el tema del Desarrollo Humano. Queden esbozadas, a mi modo, de la siguiente manera: 1) El Medio Ambiente (es decir, los recursos naturales, incluida el agua); 2) la cultura (es decir el cultivo activo de las propias capacidades y virtudes o virtualidades creativas); 3) la tecnología (desde lo artesanal hasta lo científico técnico e Internet); 4) la convivencia social, incluyendo la diversidad y los flujos migratorios (con sentido de Res Publica); 5) los aspectos intangibles (de género, de sentido emprendedor, de concertación social, de diálogo y de consenso); 6) la Economía (o mejor, la Socio-Economía) y la Formación del Capital Humano; 7) los equipos técnicos pluridisciplinares de una unidad operativa; y 8) el territorio de una determinada población en donde actuar.
Quedaría por indicar que el principio de participación ciudadana activa de las personas, mujeres y hombres, es clave en las estrategias y políticas de Desarrollo Humano. Pues, en definitiva, la pregunta esencial es la siguiente:
¿Qué objetivos hay que alcanzar prioritariamente siendo muchos los objetivos posibles?

Responder a esa pregunta correctamente y eficazmente, con la participación de toda persona implicada, es iniciar el camino del verdadero Desarrollo Humano. Estamos, pues, no en el final sino en los inicios de la Historia.

2. ¿QUÉ ENTENDER POR PLANIFICACIÓN?


Podemos entender por Planificación las medidas que se toman en vistas al futuro, en previsión del mismo, anticipándose al mismo e incluso orientando la dirección que se pretenda alcanzar en el futuro.
Tres consideraciones a tener en cuenta:
El sentido de que lo posible sea o no necesario, más allá de todo determinismo, fatalismo o Ley.
El sentido de probabilidad respecto a las posibilidades, gracias a las actuaciones humanas.
El sentido emprendedor y de conquista, avanzando en un determinado sentido de la historia humana, respecto a la Naturaleza y respecto a los Poderes e Instituciones.
Si la planificación quiere responder al sentido del Desarrollo Humano, al sentido de una mayor democracia real, se tiene que responder previamente a la siguiente pregunta:
¿Qué es lo que en realidad desean, esperan, anhelan y buscan las personas humanas? ¿Cuál es su interés general? ¿Cuál su voluntad general?
Esta preguntas, necesariamente, nos inducen a repensar la Democracia a la deriva hacia la Partitocracia, en la que se diluye el Bien Común, el Interés General o la Voluntad General, materializándose particularmente en una determinada opción política que resulta excluyente y, en consecuencia, poco o parcialmente humana.
Decir Planificación es decir profesionalidad, objetividad, imparcialidad, sentido de justicia –conjugando libertad e igualdad-, con el fin de aunar voluntades en el común esfuerzo del Desarrollo Humano.


3. ¿QUÉ TIENE QUE VER LA ESPERANZA?
La esperanza, con independencia de que sea una virtud, es un sentimiento subjetivo que consiste en no desfallecer ni desanimarse jamás.
Dice Moltman que cuando el hombre toma medidas y disposiciones en orden al futuro, está partiendo de la premisa de que tiene a su disposición un determinado futuro, de tal manera que sus medidas estarán determinadas por el grado de disponibilidad de ese futuro. La palabra “esperanza”, en cambio, nace más bien de una zona interhumana… y adquiere el tono de confianza en el momento en que el uno muestra su conformidad con el futuro del otro3.
En la esperanza, implícitamente, hay una relación contractual de confianza, frente a todo tipo de fatalismo. Hay confianza en la capacidad de construir un futuro consciente, responsable. La esperanza implica un novum, una confianza en la apertura de posibilidades reales y objetivas, basadas precisamente en la exploración previa a la planificación.
En consecuencia, es un buen diagnóstico el que nos abre al novum de la esperanza que se deposita en el equipo de planificación y ejecución del proyecto concreto que vaya a ejecutarse para lograr un mayor grado de Desarrollo Humano.
Resumiendo, pues, los puntos fundamentales del Desarrollo Humano son: Participación, Diagnóstico, Esperanza, Planificación y Ejecución. Vencidos esos cinco peldaños podemos acceder al amplio horizonte del Desarrollo Humano.

José Mora Galiana

1 MOLTMAN, Jürgen: “Esperanza y Planificación”, en Esperanza y planificación del futuro, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1971 (traducción del alemán que lleva por título Perspectiven der Theologie, publicado en 1968), págs. 419-420.
2 Ver a este respecto, MAX NEEF, Manfred: Desarrollo a escala humana, CEPAUR, Medellín, 1997
3 Op. Cit., págs. 422-423

viernes, 18 de diciembre de 2009

Con motivo del Día de la Inmigración

La inmigración colombiana en España y en Sevilla

Migrar es algo natural. Las aves nos lo muestran nítidamente en su paso por Doñana. Pero es el hecho de la inmigración, la llegada de otras personas, procedentes de otros lugares, con otra visión de las cosas, lo que nos hace caer en la cuenta de nuestra propia pequeñez, localismo y limitación. El hecho, en nuestras sociedades, tiende a reducirse a la dimensión económica (al homo economicus) pero a poco que se investigue se constata de inmediato que, en las personas, esos animales humanos que emigran, hay un proyecto de vida y que ese proyecto cambia según las distintas circunstancias y realidades vitales e históricas de las personas, familias o comunidades.

La investigación realizada por el ya Doctor Adriano Díez Jiménez, descendiente afro de procedencia colombiana, nos muestra a las claras esa dimensión de la ruta vital y el proyecto existencial de las personas migrantes, lo que nos recuerda sin duda nuestras propias experiencias hacia América Latina, hacia Alemania o a la vendimia en Francia.

Los primeros resultados de las investigaciones del joven doctor Adriano se hicieron públicos en la Universidad de Sevilla y se remontan a 2006, en su “Análisis de la migración colombiana en España- Volumen y perfil sociodemográfico de la inmigración colombiana en Sevilla (1995-2004)-”. Aporta fundamentalmente, esa investigación, un horizonte distinto para el estudio y el análisis de las migraciones: tratar de valorar el grado de satisfacción de las propias expectativas (iniciales y posteriores) y el grado de integración social real de las personas inmigrantes en el ámbito estatal, autonómico o municipal.

Su Tesis Doctoral, brillantemente defendida en septiembre de 2009, viene ya avalada por al menos dos citas o referencias externas en el seno de un proyecto de investigación financiado por la Agencia de Cooperación Internacional (AECI), que ha sido realizado por personas cualificadas de la Universidad Pablo de Olavide (de Sevilla) y de la Universidad de Antioquia (Medellín de Colombia). El proyecto de investigación lleva por título: “La diáspora colombiana: derechos humanos y migración forzada. Colombia-España 1995-2005. Construcciones sociales, políticas y jurídicas en el fenómeno de la “migración forzada”.

La primera cita, muy explícita, es de la investigadora Pilar Cruz Zúñiga, en su trabajo “Flujos y tipologías migratorias: Colombia-España, 1995-2006”[1], sobre la emigración colombiana como un proceso, cuya intensidad se ha incrementado a partir de 1960, registrándose diversas oleadas hacia Estados Unidos, Venezuela, Ecuador y España.

La segunda cita es de la investigadora Rocío Medina Martín, en su trabajo “Política migratoria española e inmigración colombiana en España (1995-2005)”[2], quien apoyándose en referencias hechas por Pilar Cruz Zúñiga establece dos periodos para los flujos migratorios de personas colombianas hacia España: entre 1996 y 1999; y desde el año 2000 en adelante (hasta el 31 de diciembre de 2006, en los estudios de Adriano Díez, según el cual ya en 2005 España ocupa el segundo lugar de destino entre los países de las personas emigrantes colombianas, después de Estados Unidos).

La Tesis consta de tres grandes partes: La inmigración extranjera en España; la inmigración colombiana en Sevilla en el contexto de la inmigración española; y el trayecto y proyecto migratorio de la inmigración colombiana en Sevilla.

Más allá de los aspectos cuantitativos, una vez se establece, a 31 de diciembre de 2006, la concentración de la población colombiana por Comunidades (Madrid, el 22,63%; Comunidad Valenciana, el 14,72%; Cataluña, el 14,55%, Canarias, el 7,62%; y Andalucía, el 7,56%), lo importante en el caso que nos ocupa es la concreción del estudio en la provincia de Sevilla; pues se trata de indagar cualitativamente el grado de satisfacción respecto del proyecto migratorio, reducido en este caso, necesariamente, a las personas colombianas que estaban empadronadas (a fecha 1 de enero de 2006 –según datos del INE-) y que ascendían a 3.708 (1.320 varones y 2.388 mujeres), destacando en número los municipios de Sevilla (con 2.250), Dos Hermanas (165), San Juan de Aznalfarache (126), y Écija (93) –cuya representación es más del 71% de toda la Provincia, con sus 106 municipios-.

Vista la Metodología utilizada y constatadas las distintas Fuentes (estadísticas, bibliográficas-documentales y primarias o sociológicamente directas), quizás sólo convendría señalar como distintos el apartado de definición de algunos términos (introduciendo el de “migración forzosa”, “nacionales” y “extranjeros”…), y el apartado de las variables e indicadores, en el que necesariamente habría que incluir el de participación socio cultural y política, para mejor valorar el grado de integración en el Municipio, en la Comunidad Autónoma o en la realidad nacional del Estado. Pues entendemos algunos que habría que revisar y modificar la Constitución Española en sus arts. 13 y 23 para que de verdad se garantizaran por igual los Derechos Humanos de “nacionales” y “extranjeros”[3].

Quizás lo más novedoso de la Tesis Doctoral que nos ocupa es la Tercera Parte, sobre el trayecto y el proyecto migratorio de las personas colombianas en Sevilla, tanto en un primer como en un segundo momento, y las intenciones y expectativas, cumplidas o no cumplidas o modificadas hacia la estabilidad y la integración mayor en la nueva comunidad de acogida. ¿Podemos afirmar que un 70% está satisfecho en su proyecto migratorio porque volvería a emigrar y porque tiene más o menos posibilidades de viajar a sus lugares de origen –dependiendo del trabajo y de los ingresos económicos-?

Una recomendación, para que la “Hispanidad” (del 12 de Octubre) no se quede en flatus vocis: completar las conclusiones con más contundencia contra todo lo que suponga no asumir en la sociedad actual globalizada la Carta de los Derechos Humanos y los Derechos Emergentes, sobre todo en un contexto europeo y español de atrincheramiento en aspectos no asumibles desde la perspectiva de quienes defendemos el paradigma de la Comunidad Humana frente a la preeminencia del paradigma del Estado (o incluso del Imperio de una determinada Federación de Estados), y frente a la restricción o reduccionismo del Estado de Bienestar (sin haber llegado al Estado Social y Democrático) en los países más ricos.

En definitiva, sobre todo desde la perspectiva Sur, Sur-Oeste, estamos en contra de la Cultura del Malestar y de incrementar el Mal Común en vez de luchar por el Bien Común o el denominado “Interés General” de todos los pueblos y de todas las personas, mujeres y hombres, en igualdad y libertad.

De hecho, la Ley Positiva establecida no siempre es coincidente con el valor de la Justicia ni con la voluntad de Justicia deseable. Concretamente, en la Constitución Española de 1978, si tiene que abordarse una reforma en profundidad no cabe quedarse en lo meramente territorial. Pues hay otros aspectos más fundantes que tener en cuenta:

1) Entre los valores superiores (art. 1, 1), junto al pluralismo político (que no partitocracia a la deriva), hay que contemplar la “interculturalidad”, por justicia, entre los pilares sólidos de la libertad y la igualdad.


2) Los Derechos Humanos no deben garantizarse parcialmente por todos los Poderes Públicos, reduciéndolos a los “Derechos y Libertades” del Título Primero, Cap. II, derivando los “Principios Rectores de la Política Social y Económica” (cap. III) a las Leyes que se establezcan, a la práctica judicial y a las actuaciones de los poderes públicos (art. 53,3).


3) Por razón de política democrática, y de respeto a la dignidad de las personas, hay que revisar la tajante división entre nacionales y extranjeros que se establece en los artªs 13 y 23.

En definitiva, el Día Internacional de la Inmigración, a la escucha de las propias personas inmigrantes, es una ocasión de oro para seguir construyendo la Comunidad Humana, más allá de los paradigmas de Estado. Mientras tanto, qué menos que avanzar en el sentido de la doble nacionalidad (la de origen y la del lugar de trabajo, asentamiento, estudio, familia o inclusión social). Lo demás es más asimilación que integración y más multiculturalidad que interculturalidad y convivencia recíproca intercambiando valores humanos, que no tienen precio de Mercado. Y, en España, ¡qué menos que avanzar en el sentido efectivo de la Hispanidad!


José Mora Galiana,
18 de diciembre de 2009

[1] En La diáspora colombiana…, Arcibel, Sevilla, 2008, pp. 59-105
[2] En Idem, pp. 107-150, sólo que Rocío habla del segundo período “desde el 2000 en adelante, hasta el receso de 2005” (p. 139) y, el 2005 fue año de “normalización” pero no de receso.
[3] Pues no es lo mismo, como dijera Ignacio Sotelo –desde su perspectiva alemana- “integración” que “asimilación”. En lo que se refiere a España, el profesor constitucionalista Eliseo Aja nos recuerda que, por razón de política democrática, toda persona sometida a las leyes debe participar en la elección de los gobernantes.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Sobre Doñana y El Desarrollo. Entrevista a un amigo

“EL DESARROLLO DE DOÑANA ES UN ASUNTO SUSTANCIALMENTE CUALITATIVO, INCLUSO EN PLENA CRISIS”

Juan Francisco Ojeda es catedrático de Geografía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, es almonteño y, sobre todo, es un incansable observador de la realidad social de la Comarca de Doñana, que en esta ocasión opina sobre el próximo Coloquio Doñana Ecosocial, desvelando a su entender algunas claves para el futuro desarrollo de este entorno

1. El Coloquio Doñana Ecosocial que se promueve en la Comarca de Doñana pretende que los ciudadanos de los municipios decidan sobre su futuro desarrollo sostenible, ¿qué opinión le merece esta iniciativa?

En primer lugar, yo establecería una clara diferencia entre crecimiento económico y desarrollo, que no siempre caminan en paralelo. Si bien el primero de ambos conceptos es más cuantificable, el segundo es más cualitativo, tiene que ver más con el despliegue de las capacidades del ciudadano, el respeto y la promoción de su pensamiento libre, y por tanto con la educación, y con la autocomplacencia y autovaloración de sus propios entornos. También se caracteriza el desarrollo por el ejercicio de la libertad relacionada directamente con la imposibilidad de ‘ser comprado’. Doñana es uno de los territorios rurales más emergentes en Andalucía en cuanto a crecimiento económico, junto al Ejido o a ciertos espacios costasoleños y metropolitanos, según se recoge en las sucesivas tres ediciones del Informe de Desarrollo Territorial de Andalucía, que elabora mi grupo de investigación. Es cierto que una comunidad necesita crecer para desarrollarse, pero también lo es que en muchas ocasiones ese crecimiento opaca al desarrollo, ya que por crecer se termina poniendo precio a los valores, cuando éstos debieran ser incuantificables, por naturaleza. Hace tiempo que algunos venimos diciendo que en el mundo de Doñana estaba ocurriendo algo así: el desarrollo cualitativo de sus comunidades no corresponde en absoluto con el crecimiento económico de las mismas. Quizás sean estos momentos de crisis los que nos obliguen a apostar por un desarrollo de cualidades (“desarrollo neuronal, solidario y contenido”), para poder hablar de un futuro más deseable por y para todos.

2. Entonces, en el momento actual de crisis y ‘no crecimiento económico’, ¿qué habría que hacer en Doñana, y qué puede por tanto aportar este debate comarcal?

Claramente, se debería comenzar con un primer ejercicio de autocrítica, un análisis y diagnóstico serios y profundos de los resultados de los planes de desarrollo sostenible de Doñana. Es el momento de generar un debate en la comarca que evalúe los resultados de la financiación que en estos años ha ido recibiendo este territorio: en qué se ha invertido, qué avances ha supuesto en las capacitaciones de sus habitantes, en sus calidades de vida, hasta qué punto ha fomentado la diversidad, o incluso en qué ha supuesto un retroceso.
En segundo lugar, creo que habría que reconocer que ya se han sobrepasado todos los niveles de elasticidad que permitía el desarrollo sostenible. El concepto de desarrollo sostenible surge -podría entenderse- como contestación a otro más radical y anterior denominado ‘ecodesarrollo’, que partía del entorno de los cooperantes al desarrollo, a finales de los sesenta y sobre todo en los setenta. Este ‘ecodesarrollo’ pretendía establecer y cubrir las necesidades básicas de todos, pero sobre todo, se convertía en un grito que quería llamar la atención sobre la propia naturaleza, y sobre un reparto más equitativo de los recursos y de la riqueza del planeta. Ante este concepto radical y crítico con el propio sistema capitalista, será el político estadounidense nacido en Alemania, Henry Alfred Kissinger, quien en 1976 impulse un nuevo concepto más ligado a desarrollo y menos a ‘eco’, y en definitiva, más relacionado con el crecimiento sostenido del liberalismo, que termina desembocando –vía socialdemocracia renana- en concepto menos crítico de desarrollo sostenible. Este nuevo modelo de desarrollo, como todos sabemos, viene a plantear la necesidad de seguir creciendo, pero sin poner en peligro los recursos de las generaciones futuras, algo que resulta contradictorio in se, pues todo crecimiento se basa en la explotación de unos recursos finitos y, consecuentemente, no puede ser sostenible. Por tanto, y volviendo a la Comarca de Doñana, creo que es fundamental reconocer que ya se ha traspasado la sostenibilidad, con lo que seguir hablando de desarrollo sostenible resulta aquí algo obsoleto. Habría que empezar a hablar de desarrollo sin crecimiento y de igualación en las situaciones de los distintos municipios respecto de cobertura de servicios y equipamientos y también de capacidades reales de sus respectivas poblaciones.

3. ¿Cómo propone por tanto establecer el debate sobre el futuro desarrollo de Doñana?

Muy fácil, creo que la solución la tenemos ante nuestros ojos, se trata de aprender del propio Doñana, cuya naturaleza –sus animales, sus plantas, sus paisajes- se deben convertir en verdaderos maestros del desarrollo sin crecimiento. La verdadera herencia que Doñana brinda a sus poblaciones es su sabiduría para sobrevivir en un territorio que está en el límite de la vida, en una especie de equilibrio desequilibrado bastante mantenido y frágil. Lo que realmente debería singularizar a esta comarca es contar –en estos momentos de profunda crisis- con un maestro de la vida en el límite como es Doñana. Tenemos que aprender, y mucho, de la resiliencia de Doñana, es decir, de su capacidad de adaptabilidad ante las situaciones adversas. Ahí está nuestro camino de aprendizaje: Los pueblos de la Comarca de Doñana deben aprender a adaptarse en tiempos de crisis, desarrollándose más cualitativamente, sin crecer cuantitativamente como ha ocurrido hasta ahora. No es una tarea sencilla, se trata de un proceso altamente creativo e imaginativo… en el que también deben jugar un papel importante sus políticos.

4. ¿Cuáles serían las claves desde la esfera política para alcanzar ese desarrollo cualitativo?

Pienso que la primera instancia de la responsabilidad política en Doñana es el establecimiento de mecanismos educativos, utilizando todos los medios al alcance, como las propias televisiones y medios de comunicación locales, para ir creando espacios y discursos formativos que conduzcan a decir que “no podemos seguir siendo una sociedad despilfarradora”, revalorizando por tanto la educación y un conocimiento riguroso sobre la puesta en valor de Doñana, elementos que además permitieran algo tan sencillo como el mero disfrute del entorno que tenemos al alcance de nuestra mano. Recordemos que conocer es valorar, y también disfrutar.
En todo esto, no podemos olvidar un elemento social que en las últimas décadas está singularizando también a Doñana y su comarca: la inmigración. El perfil del habitante de la comarca está incluyendo ya hoy en día también al inmigrante, y este hecho es clave en el futuro sociocultural del lugar. Hay poblaciones donde el 10% de la población ya censada proviene de otros países, y ahí posiblemente esté el futuro. Considerar este hecho no como una limitación o un problema, sino como motor del futuro desarrollo puede ser el secreto para los pueblos de la Comarca de Doñana. Tener la habilidad, la destreza y la capacidad de convertir la aparente limitación o dificultad en el gran recurso del futuro, contar con una población cosmopolita y valoradora de lo educativo, puede ser una de las claves del Doñana que querríamos: sociedades menos ensimismadas, más abiertas al mundo y a la integración de saberes y culturas.

5. ¿Cómo valora la voluntad de participación ciudadana que propone el Coloquio Doñana Ecosocial?

Me parece una vez más necesaria, la elección de los dirigentes políticos no deja de ser una consulta ciudadana de primer orden, en la democracia representativa en la que vivimos. Pero me gustaría precisar que la participación también es un aprendizaje, y de largo recorrido. Es necesario establecer cauces de participación, pero cauces efectivos, donde los ciudadanos deben saber que los elegidos democráticamente son personas con autoridad moral para decidir; y por otro lado, los políticos deben asumir esa representación popular y contemplar todas las opiniones, incluida por supuesto las de la disidencia, que precisamente es la que impulsa los debates y los diálogos creativos. Con esta perspectiva clara, cualquier cauce efectivo para la participación ciudadana me parece oportuno y necesario, y en este sentido –aunque no pueda participar activamente en él -, espero lo mejor de este Coloquio que se propone ahora en Doñana.

“Tenemos mucho que aprender de la capacidad adaptativa de Doñana”
“Contar con una población cosmopolita y valoradora de lo educativo puede ser clave para el futuro de Doñana”
“Espero lo mejor de este coloquio que se propone ahora en Doñana”

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Alter Globalización


Con motivo de la Cumbre sobre el Cambio Climático, recuerdo que, hace ahora más de cinco años, escribí el artículo que reproduzco con sólo algún toque puntual para su actualización.

En el libro de Manu Escudero Homo globalis se considera que la globalización actual es el resultado de cuatro nuevos fenómenos que se generan e interrelacionan a partir de la década de los 90 del siglo XX. Pero ¿Se puede pronosticar, como él indica, que el movimiento “antiglobalizador” volverá su mirada hacia la “alterglobalización?

Para el autor, coordinador de algunos de nosotros en el programa 2000, Doctor en Economía, miembro del Foro Social de Madrid y Señor Advisor del Global Compact de Naciones Unidas, la “globalización” es el resultado de la dimensión internacional de los mercados financieros, de la internacionalización de las empresas, de los flujos migratorios sin fronteras, y de la emergencia de las nuevas tecnologías de la información.

Dicha globalización tiene sus contradicciones. De hecho, los fondos financieros internacionalizados, nos dice, son como manadas de antílopes que, a la menor alarma, emprenden la huida sin que puedan interponerse obstáculos; la internacionalización de las empresas lleva a batallas de pulsos titánicos, a la superexplotación y a la degradación laboral. Los movimientos migratorios, a pesar de incrementar la productividad, tienen también aspectos negativos: las víctimas (hombres y mujeres) de las mafias, existencia clandestina y abusos. Y la generación juvenil, ducha en las nuevas tecnologías de la información, vive un nuevo modo de experimentar el mundo, por medio del impacto de las imágenes, la música, los contactos, la red de intercambios y una gran cantidad de información, que no siempre puede ordenar.

Queda un tanto atrás el análisis de El Manifiesto Comunista de Marx, que habla de “mundialización” de las mercancías, gracias al mercado de las Indias Orientales y China, la colonización de América –tras los descubrimientos-, el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercancías en general. Queda atrás también la lucha de clases, a pesar de las masas empobrecidas o desposeídas de este Planeta Tierra, en el que ya está entrando la fiebre del Ártico por el reparto de sus potenciales riquezas… ¿De verdad se puede virar hacia otra globalización?

Manu Escudero, tal vez por no haber ejercido de Ministro de Economía, y además ajeno a las “primeras movidas universitarias” del viernes por la noche, piensa que sí, que se puede cambiar el rumbo de la globalización hacia otra globalización desde la conciencia ciudadana. Dice que los movimientos antiglobalización volverán la mirada hacia la “alterglobalización” en la medida en que, desde la política tradicional de las opciones socialistas (el habla de “izquierdas”), se comience a dar respuestas serias a las nuevas dominaciones ocasionadas por la globalización (Ver Homo Globalis, Espasa, Madrid, página 178).

Siempre fue optimista -no sé si "roussioniano" pero sí contractualista-, incluso cuando nos hablaba de democracia empresarial, del pacto capital trabajo, y del pacto medioambiental. Pero, en verdad, el ambiente está muy enrarecido. Y, como decía un viejo del pueblo de la Sierra de Aracena (en la Provincia de Huelva), “ahora están pasando cosas muy raras, pero que muy raras”. ¡Y tan raras! Como que se mueren las aves de corral, como que se desecan los pozos, como que nos azotan los huracanes y se deshiela el Ártico; como que ya no cantamos “¡a desalambrar!”, y como que nadie convoca para la marcha “alterglobalización”. Y, sin embargo…seguimos reuniendo a los grandes en este, en aquel lugar o en Copenhague… Ya me entienden.

José Mora Galiana,
16 de Diciembre de 2009

lunes, 14 de diciembre de 2009

Carta a Aminetu Haidar


Sevilla, 10/12/09
Señora Aminetu:
Me uno a las palabras de mi compañero Emilio Carrillo: Te necesitamos. Carecemos de referentes. Debes seguir viviendo para continuar dando ejemplo con tu vida.Los llamados "señores de la guerra" y sus ideólogos están deseosos de abrir frentes de conflicto, de confrontación, de destrucción, para así seguir produciendo armas y armas.
Cayó el muro de Berlín y lo han trasladado al desierto…; no acaban con ningún conflicto iniciado; es su negocio. Por favor, no les haga el juego. El día después de su muerte, imperaría en la zona la teoría del caos y, a río revuelto, declaraciones de guerra y producción de armas para beneficiar… ¿a quién? A los poderosos. Su pueblo la necesita viva, defendiendo los derechos relegados una y otra vez.
"No desfallezcas, no te dejes arrastrar por el lógico cansancio y hartazgo que las injusticias y el dolor continuados provocan. No permitas que venzan tu corazón y, al vencerlo, lancen más oscuridad contra la luz que tantas personas, junto contigo, estamos aportando ya al planeta. El acto de tu muerte, no traería más paz, no te confundas. Después de tu muerte se desentrañaría más odio, rencor y venganza. Y estamos seguros de que ese no es ni tu deseo ni tu objetivo. Aminetu, amada hermana, haz un acto de paz y de Amor volviendo a vivir para tus hijos, tu familia, tu pueblo, toda la Humanidad y la Madre Tierra. Te necesitamos".
No puedo sino suscribir lo que dice un compañero que sabe de luchas. Yo, aunque no mucho, se lo que es el desierto. Una guerra allí sería interminable como ya lo hemos constatado en otros lugares. Y eso es lo que pretenden algunos en el seno de sus reuniones secretas: esquilmar la población para seguir dominando territorios y fuentes de riqueza.
Nuestro objetivo es utópico, lo sabemos; revertir la historia es utópico; nuestro instrumento no son armas sino educación, educación, persuasión, derecho y justicia. Los malvados deben precederte en la muerte. Pero no te dejes morir. Vive entre nosotros. Te necesitamos para que el pueblo, todo pueblo desposeído y humillado, pase a ser sujeto activo y no pasivo de la Historia.
Para sobrevivir, en estos momentos, hasta el Planeta Tierra te necesita. Pues sin ternura no podremos conservar siquiera la naturaleza.

lunes, 7 de diciembre de 2009

DECLARACIÓN DE LA LUZ SOBRE LA NECESIDAD DE NUEVAS RELACIONES ENTRE ÁFRICA Y OCCIDENTE

Adoptada con ocasión del I Congreso Internacional “África-Occidente – Necesidad de Nuevas Relaciones”, celebrado en Huelva, los días 14 a 16 de noviembre de 2007, y organizadas por la Fundación Europea para la Cooperación Norte-Sur, el Area de Cooperación Internacional de la Diputación Provincial de Huelva, la Universidad de Huelva, la Junta de Andalucía, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, el Fondo Andaluz de Municipios para la Solidaridad Internacional, la Fundación Cajasol y la Fundación Doñana 21.

Con este motivo,
A.- Reafirmamos la necesidad de nuevas relaciones entre África y Occidente que permitan un desarrollo humano sostenible para favorecer el interés común de ambas zonas del mundo y los intereses generales de la comunidad internacional.
B.- Reconocemos que tras sesenta años de vigencia del actual sistema internacional, no se ha conseguido siquiera, mediante la justicia, la dignidad a los pueblos de África ni su autosuficiencia socio-económica y financiera. Ello supone focos de conflicto y flujos masivos de población, que desestabilizan la seguridad del mundo, tan importante para África como para Occidente. Por ello, se necesita una nueva búsqueda de soluciones a los problemas endémicos de África y el establecimiento decidido de medidas que facilite su desarrollo, con la colaboración de una cooperación internacional responsable. Para ello, los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales en África deben disponer de mecanismos internacionales y nacionales de protección y Occidente debe favorecerlos y reforzarlos.
C.- Consideramos que los Estados Occidentales, de mayor capacidad económica y de mayor tradición democrática, tienen la obligación de fortalecer las estructuras institucionales democráticas de los Estados africanos, con el fin de prevenir catástrofes y conflictos bélicos, defender los derechos humanos, potenciar el desarrollo integral y evitar el flujo migratorio forzoso de la población.
D.- Tenemos en cuenta que en este nuevo siglo es urgente tomar las medidas necesarias para reconvertir la economía de la guerra y la carrera de armamentos en economía solidaria e inversiones de paz y cultura para todas las mujeres y hombres del planeta, haciendo valer los derechos humanos y la Carta de la Tierra, en beneficio de todos y de las generaciones venideras.

En este sentido, DECLARAMOS la necesidad de tener en cuenta los siguientes criterios para unas nuevas relaciones entre África y Occidente:
1.- Los Estados Occidentales, mediante el diálogo con África, deberían formular una serie de principios objetivos para establecer un cooperación internacional que tenga en cuenta las necesidades que transmita la sociedad africana, desde sus valores, culturas y tradiciones, siempre y cuando no supongan una distorsión de los valores, culturas o tradiciones occidentales. Para ello no cabe más que un diálogo, sincero y franco, entre África y Occidente, del que puedan dimanar los citados principios, que deben ser respetados por ambos mundos. Por ello, cada vez que un Estado Occidental destine parte de su cooperación internacional a África, debe hablar con África y acordar las modalidades, cuantías y prioridades de la citada cooperación. Cuando esta cooperación proceda de las organizaciones internacionales, primordialmente de la ONU o de la Unión Europea, serán estos foros internacionales los responsables de canalizar la cooperación en función de las demandas y necesidades de los pueblos receptores.
2.- Una vez formulados los principios, de común acuerdo, deben ser, principalmente los pueblos implicados los responsables de llevar a cabo su aplicación, mediante la estrecha colaboración entre los donantes y los receptores de la cooperación.
3.- Los diagnósticos de los males de África y de sus necesidades vitales están hechos. No caben más encuentros, foros, comités o reuniones de expertos. Se impone la acción inmediata, con la conciencia de que la solidaridad a tiempo puede ayudar a resolver situaciones que pueden generar inestabilidad o peor aún, inseguridad que provoque riesgos de difícil o imposible contención, en términos humanitarios, medioambientales, económicos o sociales.
4.- La cooperación de los Estados Occidentales, al igual que las ONGs, Iglesias o Grupos filantrópicos, tiene que tener como objetivo inexcusable provocar cambios estructurales. Por tanto, la base de la cooperación debe dirigirse a los campos que provocan los mencionados cambios como las estructuras educativas o sanitarias, las infraestructuras, el fortalecimiento institucional, la defensa de los derechos humanos, la capacitación en el empleo, la defensa medioambiental y cualquier medida colectiva que incida en el bienestar de la población en su conjunto. En este sentido, las Universidades pueden desplegar importantes actuaciones en investigación, docencia y proyección social.
5.- La solidaridad de Occidente debe corresponderse con la co-responsabilidad de África. Por tanto, aquellas sociedades africanas, estatales o no, que contribuyan desde una perspectiva democrática y respetuosa con los derechos humanos al co-desarrollo deben recibir el apoyo decidido y generoso de los Estados cooperantes, en la conciencia de que ese co-desarrollo permitirá la multiplicación de los efectos de la cooperación internacional. Para este co-desarrollo es muy importante la lucha contra la corrupción, que debería incluir un sistema de control internacional que supliera las deficiencias estatales.
Huelva, 3 de Diciembre de 2007
Consultar:
http://www.fecons.org/Congreso_Internacional/declaracion.html

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Desarrollo Local. Manual de uso

Coordinadores de la edición promovida por la FAMP:
Bartolomé Pérez Ramírez y Emilio Carrillo Benito

ISBN: 84-7356-249-6
Dep. Legal: M 36.938-2000

El libro, que sigue siendo un referente, consta de seis partes:

1ª) El marco teórico del Desarrollo Local, la Economía y el Territorio
2ª) El marco institucional: Organismos Internacionales, Administraciones Públicas y lo Jurídico
3ª) Las Políticas Finalistas (de empleo, cultura emprendedora, Bienestar Social, y Medio Ambiente)
4ª) Políticas instrumentales (recursos humanos, Innovación Tecnológica, Economía Social y Fuentes de Financiación)
5ª) Políticas Sectoriales
6ª) Aspectos prácticos de interés
Anexos (sobre entorno económico, la U.E., Política Territorial, ... Desarrollo sostenible, y perspectiva de género.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Migraciones y análisis de los planes integrales, desde Andalucía

ISBN: 978-84-9901-961-1
Dep. Legal: Al 509-2009

Este cuaderno didáctico consta de tres partes:

1) Una aproximación a la realidad de la inmigración en España y más concretamente en Andalucía del 2000 al 2008, a partir de datos cuantitativos pero también cualitativos.

2) Análisis de algunos planes promovidos desde Andalucía para la inclusión social.

3) Participación ciudadana activa.

Se adjuntan, además, como anexos dos ejemplos de buenas prácticas de mediación intercultural para el "codesarrollo": uno relativo al Aljarafe Sevillano y otro de la Ciudad de Tetuán.

Novedades informativas y judiciales del crimen


En las últimas semanas, la prensa española está informando de los avances que se han producido en la investigación del asesinato del jesuita Ignacio Ellacuría junto a otros cinco sacerdotes, una mujer y su hija de tan sólo 15 años. Se ha publicado desde la información que manejaba la CIA respecto a la inminencia del crimen hasta la copia del acta de la reunión en la cual se planeó todo. Incluso se ha revelado la presencia del ex presidente salvadoreño Alfredo Cristiani a menos de un kilómetro de la matanza aquel infausto 16 de noviembre de 1989. La documentación ya obra en poder del juez Eloy Velasco de la Audiencia Nacional, en quien está confiada la reparación de esta histórica ignominia.

La realidad territorial desde Andalucía

ISBN: 978-84-9901-947-5
Dep. Legal: AL -435-2009

Este es el primer cuaderno de una colección de materiales didácticos sobre Desarrollo, Codesarrollo y Mediación Intercultural.

ÍNDICE DE CONTENIDOS

PRESENTACIÓN

CAPÍTULO 1

CODESARROLLO, DESARROLLO HUMANO Y CONCIENCIA CIUDADANA
José Mora Galiana

1.1. LA REALIDAD TERRITORIAL DESDE ANDALUCÍA
1.2. MIGRACIONES Y ANÁLISIS DE LOS PLANES INTEGRALES DESDE ANDALUCÍA
1.3. MEDIACIÓN INTERCULTURAL Y CODESARROLLO
1.4. PROYECTOS SOCIALES Y DE COOPERACIÓN. TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO Y BUENAS PRÁCTICAS
1.5. DESARROLLO HUMANO Y PLANIFICACIONES
1.6. EL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES Y EL CONTRATO LABORAL
1.7. LA REALIDAD SOCIOECONÓMICA Y SOCIOLABORAL DE LA COMUNIDAD. HACIA UNA CULTURA DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA ACTIVA
1.8. REPENSAR Y ACTUALIZAR LA DEMOCRACIA EN UN MUNDO GLOBAL Y LOCAL. CONVIVENCIA E INTERCULTURALIDAD

CAPÍTULO 2

MAPA GLOBAL DE LAS DIVERSIDADES Y LAS DESIGUALDADES
Juan Francisco Ojeda Rivera

2.1. CRITERIOS DE DELIMITACIÓN REGIONAL DEL MUNDO
2.2. LA CONFIGURACIÓN DEL ACTUAL MAPA POLÍTICO MUNDIAL Y SUS PRINCIPALES HITOS
2.3. GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO


CAPÍTULO 3

POBLACIÓN, RECURSOS Y DESARROLLOS
Juan Francisco Ojeda Rivera

3.1. ALGUNAS CLAVES DEL ESTADO Y LA DINÁMICA DE LA POBLACIÓN
3.2. SITUACIÓN DEMOGRÁFICA MUNDIAL ACTUAL


CAPÍTULO 4

DESARROLLO, NATURALEZA Y GLOBALIZACIÓN
Juan Francisco Ojeda Rivera

4.1. INTRODUCCIÓN
4.2. CONCEPTOS Y CONTEXTOS
4.3. TEORÍAS SOBRE EL DESARROLLO ECONÓMICO
4.4. NATURALEZA Y DESARROLLO: ECODESARROLLO Y DESARROLLO SOSTENIBLE


CAPÍTULO 5

EXPLOTACIÓN DE RECURSOS NATURALES Y ORDEN TERRITORIAL. -UNA LECTURA GEOGRÁFICA DE LA CATÁSTROFE DEL GUADIAMAR-
Juan Francisco Ojeda Rivera

5.1. INTRODUCCIÓN
5.2. EL MEDIO AMBIENTE. SUS CONCEPTOS Y SUS CONTEXTOS
5.3. LOS RECURSOS NATURALES Y SUS POSIBLES UTILIZACIONES
5.4. UNA INTERPRETACIÓN GEOGRÁFICA DE LA CATÁSTROFE DEL GUADIAMAR


CAPÍTULO 6

CONSTITUCIÓN, AUTONOMÍA Y RÉGIMEN LOCAL -RETOS ANTE LA INMIGRACIÓN- José Mora Galiana

6.1. INTRODUCCIÓN GENERAL
6.2. LA CONSTITUCIÓN
6.3. EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA DE ANDALUCÍA
6.4. EL RÉGIMEN LOCAL
6.5. CUESTIONES ABIERTAS ANTE LAS MIGRACIONES
6.6. REFLEXIÓN INSTITUCIONAL DESDE ANDALUCÍA ANTE EL FENÓMENO MIGRATORIO 2000-2008

jueves, 1 de octubre de 2009

CONGRESO INTERNACIONAL IGNACIO ELLACURÍA, 20 AÑOS DESPUÉS

INFORMACIÓN:

Entre los días 26 y 28 de octubre está prevista la Celebración de este Congreso Internacional. Puede consultarse el programa en la siguiente dirección:

http://departamento.us.es/filoderecho

Para inscribirse y comunicarse:

congresoellacuria@us.es

Aporte liberador a las religiones abrahámicas e historicidad de los derechos humanos desde Ignacio Ellacuría

INTRODUCCIÓN

El punto de partida común del aporte liberador a las religiones abrahámicas y de la necesaria reformulación de los Derechos Humanos es, desde Ignacio Ellacuría, la constatación de la realidad del Mal Común (carencia de necesidades básicas) en la mayor parte de la Humanidad, por contraposición al supuesto Bien Común que decimos defender en una quinta parte de dicha Humanidad.
En el diálogo intercultural de las religiones del Libro o religiones abrahámicas, la confesión de un único Dios liberador lleva consigo la confesión de una única Humanidad. Sin embargo, la praxis, en la realidad, nos muestra que dichas religiones no se han constituido realmente en universales respecto de cualquier persona humana y que necesitan volver a las fuentes para redescubrir su propio sentido liberador humano. Dicho diálogo intercultural resulta difícil si no es sobre la base de los Derechos Humanos, cuya Carta de referencia, pretendidamente universal, necesita también de una reformulación -desde la constatación de las carencias más básicas, desde la historicidad y desde el momento actual con nuevas propuestas y exigencias de Derechos Emergentes-.
En las experiencias religiosas transcritas del Antiguo y del Nuevo Testamento, pero también desde la experiencia religiosa del Islam, en sus orígenes o desde una visión histórica del Corán, tal vez podamos coincidir en que Dios es fuente de liberación, es amor, es misericordia, es justicia, es verdad…; no es un Dios de la escasez, sino de la abundancia; no es un Dios de los grandes opresores, sino de los pequeños oprimidos; no es un Dios de la dominación sino de la liberación. Pero, en la práctica, la manipulación de Dios -que se ejerce desde poderes establecidos- contradice ese anhelo de la experiencia humana. Y sin embargo, es en la vida humana, en su triple dimensión individual, social e histórica, donde podemos constatar el ansia de realización, de felicidad y de bienestar, desde la negatividad y desde las carencias reales que nos afectan de modos diversos a las personas, comunidades y pueblos, según momentos, contextos y situaciones.
Tanto en las religiones como en el Derecho, hay una constante dialéctica entre ortodoxia y ortopraxis, entre lo que debería ser y lo que es, y, en definitiva, al igual que ocurre con el poder político, hay una disonancia y contradicción frecuente entre el discurso, el mensaje, lo que se anuncia oficialmente, incluso como Buena Nueva -en ámbitos cristianos- y lo que se practica en verdad.
Ante la realidad de los hechos, interesa, pues, avanzar en el camino de la ortopraxis, desde el espíritu común a las distintas religiones y a la defensa de los Derechos Humanos, en lo que se busca, en definitiva y de forma sustantiva, la plenitud del ser humano, sin distinción de raza, sexo o religión.
Desde el punto de vista filosófico, las dos grandes columnas que forman el pórtico de entrada hacia la ortopraxis son: la recta razón (aplicada en el momento histórico del devenir humano) y la justicia (síntesis equilibrada y ecuánime entre libertad e igualdad), que nos abre las puertas de acceso a la Verdad -tal como ya lo indicara Parménides en su Proemio-.
En esta breve exposición, en nuestra referencia a Ignacio Ellacuría nos limitaremos a abordar dos apartados: uno de aproximación al diálogo intercultural en las Religiones del Libro frente a la estrategia de permanente confrontación incluso bélica, tal como ocurre en el Oriente Medio; otro sobre posibles claves para un eficiente diálogo intercultural, en base a la defensa de los Derechos Humanos. Finalmente, esbozaremos unas conclusiones referidas al Mal Común y a la exigencia del Bien Común, postulando frente al mundo estructuralmente injusto un mundo estructuralmente justo en el horizonte de la praxis, apoyados en el principio de la esperanza activa y transformadora de la cultura del trabajo -como realización humana- frente a la cultura del capital -como acumulación de poder y dominio-.

I.- APROXIMACIÓN INTERCULTURAL EN LAS RELIGIONES DEL LIBRO

De las religiones abrahámicas, simplificando una visión panorámica, establece Ellacuría que la cristiana tiene seguidores entre todos los pueblos y naciones pertenecientes a la cultura occidental -mal llamada civilización cristiana-; la islámica, preponderantemente en países de Africa y Asia; la judía, en sectores sociales más pudientes -lo que habría que matizar muy mucho en Alemania y los países del Este de la UE- y en el Estado de Israel. Por su parte, sabemos que los gobernantes de los pueblos o naciones de las distintas civilizaciones anteponen el paradigma del Estado y del Poder para deslindar sus fronteras. Pues bien, llegado el momento histórico de constituir realmente una sola humanidad, conviene preguntarse: ¿estamos dispuestos a que valga más el ser seres humanos, personas sujetos de derechos y deberes, que el ser miembros de un pueblo, de una nación o de una religión?
En nuestra propuesta no se trata de quitar las diferencias sino de subrayar lo esencial, realizando en este caso una verdadera reducción trascendental en favor de “lo humano”, lo que es de gran implicación práctica, cultural, social y política. De hecho, Ignacio Ellacuría, en el replanteamiento de los Derechos Humanos en Centroamérica, habla primero de satisfacer necesidades básicas; segundo, de no matar; tercero, de preservar la propia identidad; cuarto, de la soberanía popular y de la autodeterminación; y quinto, de los derechos sociales y políticos -siempre en referencia con las leyes justas, la protección y las garantías efectivas de la ley, y la satisfacción de los derechos fundamentales-.
El texto siguiente resume la propuesta intercultural y religiosa de Ellacuría, formulada en un encuentro abrahámico, en Córdoba, el año 1987, propuesta que resultó entonces impactante y que goza de gran actualidad frente a las tesis de la confrontación de civilizaciones:
“La vida y la fe han de vivirse en formas históricas muy concretas y de formas personales muy particulares, pero son la misma vida y la misma fe. Hoy el mundo está dividido y enfrentado. El capitalismo hace de lo económico la última instancia determinante de todo lo demás [...]; es el economicismo materialista que se recubre con apariencias ideologizantes de toda especie. El marxismo-leninismo hace del poder la última instancia determinante de todo lo demás; hay que asegurar el poder del Estado [...]; es el politicismo materialista por antonomasia, que se recubre también con toda suerte de ideologizaciones. Frente a ellos está la universalidad única de la humanidad, la posible asunción de la diversidad de los pueblos, en la unidad de la humanidad. Es la nueva etapa de la historia y lo es porque, de lo contrario, la humanidad perecerá [...]. No será directamente Dios quien destruya la vida sobre la tierra; los hombres autoconvertidos en dioses están ya preparados para hacerlo. Lo están ya haciendo por la expoliación y la polución de la naturaleza, pero están dispuestos a culminar la destrucción con la energía nuclear. Nada más inhumano, nada más antidivino nada más irracional que este individualismo y este positivismo de las naciones, que no pueden entenderse entre sí, ni llegar a acuerdos más que amenazándose mutuamente con la guerra nuclear. Las religiones de vida, las religiones de promesas utópicas, las religiones monoteístas y monosalvíficas pueden y deben impedir esta locura colectiva y lo harán si instauran el reino de Dios como reino del pueblo entero de la humanidad”1.
En cuanto a los Derechos Humanos, cuyo contexto más reciente se remonta al contexto del “nunca más” de 1948, posterior a los genocidios y desastres de la Segunda Guerra Mundial, es importante tener en cuenta su historicidad, la realidad desigual del mundo actual en el que el “Mal Común” es superior al ideal del “Bien Común” (del que sólo disfruta un 20% de la población mundial), y los nuevos retos que se van fraguando en nuestro Planeta y que han venido en denominarse “Derechos Emergentes”. Todo ello exige no sólo una reformulación de los Derechos Humanos sino un Estado Social, un Estado de Justicia que garantice y establezca prioridades en la salvaguarda global de dichos derechos.
Sobre esta reflexión global, convendría establecer cuáles son las condiciones previas del diálogo intercultural (abstraernos de prejuicios, actitud de escucha, sentido de igualdad y de unidad en la pluralidad...), diálogo tan necesario en nuestra vida cotidiana y en la historia actual de la Humanidad.

II.- CLAVES PARA UN DIÁLOGO INTERCULTURAL


Además de la incidencia cultural que tengan las religiones e ideologías fundamentalistas, los conflictos mundiales tienen un origen complejo en el que intervienen causas, fuerzas e intereses múltiples, sobre todo de tipo económico, estratégico, y político. Sin embargo, en la realidad, los conflictos de intereses y las guerras se presentan como conflictos culturales y religiosos o “conflicto de civilizaciones”2. Por eso, tal vez, conviene apuntar algunas claves para el diálogo intercultural, por si de verdad se quiere avanzar hacia el horizonte de una Nueva Comunidad Humana (como paradigma del mañana). Pues, después de tantas guerras innecesarias y después de tantos acontecimientos criminales y catastróficos, urge una nueva actitud de diálogo para impulsar un cambio de rumbo en el devenir histórico. En el ámbito religioso tres pueden ser las claves del diálogo:
Favorecer la felicidad de todos por medio de la sabiduría; ello implica una secularización que garantice, por medio de la acción política contra la pobreza, el acceso de todos a los bienes básicos y a los bienes de la propia realización personal, ya se trate de hombres o de mujeres. Implica, pues, que los Gobiernos de los Estados miren ante todo al Bien Común o al Interés General –con sentido global-, de tal modo que no basen su Estado de Bienestar en un Estado Global de Malestar, sino en un Estado de Justicia Global.
La conversión profética que impulsa a la transformación interior y a la solidaridad exterior efectiva, mediante un Código de Convivencia que se resume en el no matarás, no robarás y no mentirás o, lo que es lo mismo, amarás la vida, respetarás al prójimo, y dirás y harás la verdad. Es éste un punto de partida esencial en una Ética Mínima o Ética de Mínimos3.
Mantener la esperanza histórica (contraria a la apocalíptica del terror), en un Reino de Justicia y de Paz, esperanza contraria a dominaciones y esclavitudes de todo tipo, también contraria a la discriminación de la mujer, garantizando en el Derecho el principio de la igualdad -para que la libertad de unos pocos no se asiente en la desigualdad de la inmensa mayoría, sino en la libertad de todos-.
De modo analógico a como la semilla puede culminar en árbol, el animal humano cree que puede alcanzar su propia plenitud. Ahora bien, las grandes aspiraciones tienen que materializarse en la realidad histórica, en las relaciones entre los Estados, en la convivencia y en las instituciones. Por eso, desde la perspectiva de la Filosofía del Derecho parece fundamental reformular la Carta Universal de los Derechos Humanos, desde las exigencias más perentorias y las necesidades más básicas de la Humanidad, lo que lleva a postular la refundación de Naciones Unidas y sus Organismos Internacionales, en el sentido que ya indicaran Ramón Tamames -desde el punto de vista de la Economía- y Mayor Zaragoza -desde su experiencia en la UNESCO-.
Quizás ahora, superadas situaciones límite en tantos y tantos puntos del mundo, sea el momento del diálogo no partidista, no ideológico, no dogmático o fanático, sino comunitario, racional y humano, para buscar soluciones efectivas juntos, en comunidad.
Ahora, cuando el mundo y la historia aparecen como más globales y unitarios que nunca,... quizás ahora que la Cristiandad se replantea cuál pudiera ser la incidencia histórica de un Papa procedente de los países pobres, o de nuevos líderes religiosos que de verdad luchen contra la pobreza, sea el momento de poner en crisis las soluciones de fuerza e imperio o violencia para abordar soluciones culturales, económicas, políticas y religiosas, más humanas, y acordar el fin de la carrera de armamentos y el pacto mujer-hombre, sobre la igualdad.
Porstulando el que las “mayorías populares” empobrecidas pasen de ser sujetos pasivos a ser sujetos activos de transformación mundial, un reencuentro de Naciones Unidas, y un encuentro de las grandes religiones, debería de partir del análisis de la realidad y, sobre la base de la educación, la federación de Estados y el respeto mutuo, conforme a lo que ya indicara Kant en Sobre la Paz Perpetua, arbitrar fórmulas y garantías institucionales para resolver los graves problemas que aquejan a la Humanidad en su conjunto. No sobre la base del dominio, el fanatismo o la ortodoxia, sino sobre la base de la igualdad.
La voluntad de poder y de crecimiento al estilo occidental, al igual que todo absolutismo oriental, primitivo o eclesiástico, y las ansias de dominio e imperio, conducen a cercenar el sentido de ciudadanía de la Res Publica (de no dominación), provocando miedo, terror, terrorismo, guerras y muertes.
En consecuencia, las religiones abrahámicas (el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam) que se fundan en la fe y la confianza en el otro, y que defienden el respeto de los valores comunitarios, tienen que abandonar los conflictos y las luchas fratricidas, al igual que los Estados. Pues, todos, “hijos de Dios”, somos co-responsables del destino común4. Desde la Filosofía del Derecho, hacemos nuestro el lema humanista de la Universidad de Cracovia, en tiempos de Copérnico: Magis ratio quam vis, que traducido hoy vendría a decir: más cultura, más razón, y menos fuerza, menos armas y no a la opresión, pero desde la defensa de los débiles. No cabe seguir la tendencia destructiva del dominio y del poder por el poder sino optar por la larga marcha de la liberación desde el nuevo sujeto activo de la Historia, que son las “mayorías populares” desposeidas y empobrecidas.

III.- CONCLUSIÓN


El animal humano, aunque violento, tiene virtualidades y capacidades que invitan a propiciar la educación para la paz, garantizando el entendimiento y la convivencia ética, de modo que los derechos fundamentales sean Derecho Positivo vinculante para todos, en el marco de un nuevo Pacto Social, de reciprocidad comunitaria e interpersonal, es decir, de verdadera y efectiva solidaridad, justicia y libertad. Ello pide, por supuesto, no el debilitamiento sino el fortalecimiento y la refundación de Naciones Unidas desde la realidad histórica de las mayorías desposeídas, no como sujetos pasivos sino como sujetos activos de la historia de la Comunidad Humana. Ello pide, también, la reformulación de los Derechos Humanos y su garantía planetaria, en cuyo empeño las religiones abrahámicas podrían y deberían de ser un referente no sólo de ortodoxia (desde el punto de vista teórico de la defensa del Bien Común) sino de ortopraxis (desde la verdad de la realidad). Pues, en verdad, “todavía no se ha llegado al estadio histórico en el que la libertad de unos pocos no esté fundada en la negación de la libertad de muchos”5.
“Consiguientemente el Bien Común, surgido como negación superadora del mal común, debe ser contrapuesto como el bien al mal, pero debe tener las mismas características que hacían del mal común algo realmente común.
Un bien será, por tanto, un bien realmente común, cuando tenga la capacidad de afectar con su bondad a la mayor parte…
Una consideración de los Derechos Humanos desde esta perspectiva del mal común dominante los mostraría como el bien común concreto, que debe ser buscado en la negación superadora del mal común, que realmente se presenta como una situación en la que son violados permanente y masivamente los Derechos Humanos”6.
En definitiva, nos dice Ellacuría, “la historización dialéctica de los Derechos Humanos trata de resolver el problema de qué hacer con el bien “común” y los derechos “humanos” en una sociedad, no sólo escindida, sino conflictiva. Si el bien ha de ser “común” ha de tenerse en cuenta a la humanidad entera, si el derecho ha de ser “humano” ha de tenerse en cuenta asimismo a la humanidad entera, sin que esto obste a que haya derecho a ciertas particularizaciones peculiares del bien común y de los derechos humanos” 7.
Por ello, convendría recordar siempre -recomienda Ellacuría- aquella radical sentencia de Santo Tomás: Cum igitur homo sit pars civitatis, impossibile est quod aliquis homo sit bonus, nisi proportionatus bono comuni8. En nuestro caso, en un momento histórico de proceso global, habría que insistir en que el hombre es más parte de la Humanidad que parte de una sociedad civil determinada -pars humanitatis- y que, por tanto, no puede darse un hombre bueno si no lo es en relación con el bien común de la Humanidad9 .

José Mora Galiana
UPO, Sevilla, junio/julio 2009
Referencias bibliográficas
1 ELLACURÍA, IGNACIO: “Aporte de la Teología de la Liberación a las religiones abrahámicas”, en Escritos Teológicos, II, UCA, San Salvador, El Salvador, 2000, pp. 230-231.
2 Comúnmente, en nuestras exposiciones distinguimos entre Civilizaciones y Culturas, asignando el concepto de Civilización a los grandes conjuntos con un denominador común (Civilización China, Civilización Islámica, Civilización Occidental…) y el concepto de Cultura a las señas de identidad más específicas de una comunidad, pueblo o movimiento de incidencia especial en un momento histórico (cultura bantú -en el África Negra-, cultura del pueblo vasco, o cultura humanista, por ejemplo).
3 Este aspecto ha sido desarrollado por la Escuela de la Ética de Aranguren y su relación con los planteamientos políticos. Véase, a modo de ejemplo, Adela Cortina en su Ética de mínimos.
4 En este punto no podemos dejar de mencionar las aportaciones de la larga investigación de Hans Küng, que también estuvo presente, junto con Helder Cámara e Ignacio Ellacuría en los encuentros de las Religiones Abrahámicas celebradas en Córdoba (España) en 1987. Fruto de sus investigaciones podemos disponer de la trilogía sobre el Judaísmo, sobre el Cristianismo y sobre el Islam, así como sobre su propuesta de una Ética Mundial o Global, basada en la paz y el diálogo y no en la confrontación.
5 ELLACURÍA. Ignacio: “Historización de los derechos humanos desde los pueblos oprimidos y las mayorías populares” (1989), en Escritos Filosóficos, III, UCA, San Salvador, El Salvador, 2001, pp. 442-443. Sobre la Historicidad de los Derechos Humanos en Ignacio Ellacuría fu pionero en la investigación Juan Antonio Senent de Frutos, en su Tesis Doctoral, sobre cuyo tema ha vuelto a publicar en 2007, desde el horizonte de la praxis, tras una década de conjunción de pensamiento y compromiso universitario y social.
6 ELLACURÍA, Ignacio: “El mal común y los derechos humanos” (1989), en Escritos Filosóficos, III, UCA, San Salvador, El Salvador, 2001, p. 449
7 ELLACURÍA, Ignacio: “Historización de los derechos humanos desde los pueblos oprimidos y las mayorías populares”, op.cit., p. 444.
8 La referencia de Santo Tomás es de la Summa Theologica, I-IIª, q. 92, a.1 ad 3. [“Siendo, pues, el hombre parte de la ciudad (parte de la Humanidad, propone Ellacuría), es imposible que un individuo sea bueno si no lo es en relación proporcional al bien común].
9 El tema merecería la pena tratarlo también desde la vertiente Política y la “Función liberadora de la Filosofía”, así como desde “La historización del concepto de propiedad…” (ver Escritos Políticos I, UCA, San Salvador, El Salvador, 1991, capítulos 1 y 4, pp. 17 y ss., 559 y ss., respectivamente.