viernes, 26 de diciembre de 2014

MALALA SOMOS TODOS

     ¿MALALA  SOMOS TODOS?  
  
      Malala somos todos en la medida en que luchamos ayer y hoy por la educación, por el saber, por el calcular numéricamente, por el pensar, por el saberse expresar y comunicarse. por el saber hacer y por el saber estar, por dialogar y por convivir en paz.
     Malala puede que seamos multitud pero aquella bala de un Colt 45 que entró por la parte posterior del ojo izquierdo de Malala y que salió por debajo de su hombro derecho era una bala de mano criminal aunque temblorosa. Por eso el segundo y el tercer disparo, cuando Malala se desplomó, dieron con las niñas que iban a su lado en la camioneta de la Escuela, sí de la Escuela en mayúscula, de la Escuela de esa multitud que quiere anteponer el Corazón, la Educación, la Sabiduría y la Razón a la fuerza bruta, la violencia, el dogmatismo y la guerra de un mundo sin corazón.
Malala dice que su país nació a media noche. Nosotros también decimos que a media noche nació una nueva luz para una Humanidad Nueva… Y, sin embargo,… ¡Qué lejos estamos del camino de la luz y del amor! Nació un niño hace siglos. Ahora ha nacido una niña y una renovada andadura.

Recuerdo mis tempranas y primeras letras; recuerdo también la Escuela; y, después, el Colegio –como externo- pues entonces no había Instituto en el Pueblo donde vivía, y no todo el mundo podía estudiar. Para el examen de la reválida de cuarto curso había que ir a Alcoy, desde Onteniente. De la Provincia de Valencia íbamos a la Provincia de Alicante. Pero yo quería saber, quería estudiar, quería pensar, quería calcular y hasta soñar, a pesar de no pocas limitaciones y estrecheces. Por eso digo que Malala somos todos, y que los que se oponen a ese esfuerzo titánico de la Educación son minoría, pero son y están ahí, también en nuestras calles, también en nuestros cenáculos dogmáticos, también entre “crisopatriotas” que no desean a gente profesionalmente formada y preparada sino a “listos” que les hagan el trabajo sucio del dinero fácil.
Malala, en Navidad, somos todos. Pues todos somos seres humanos, hermanos y hermanas de la Comunidad Mundial. Pero, entonces, ... ¿Por qué tantas diferencias y desigualdades económicas, sociales, políticas, legales, religiosas, étnicas y culturales? Pues porque la construcción de la Comunidad Humana es una tarea que sólo ha comenzado hace muy poco tiempo y, además, tiene detractores muy poderosos.

viernes, 12 de diciembre de 2014

FILOSOFÍA POLÍTICA: HACIA NUEVOS PROGRAMAS

     
          La Buena noticia política del momento es que se están retomando tareas de reflexión y elaboración de programas en vistas al debate público y los próximos procesos electorales, a la vez que se van renovando los liderazgos y las fuerzas sociales y políticas de España. Pues la legitimidad social, el liderazgo y la partitura o programa  son necesarios para avanzar en democracia.

La Filosofía Política, al analizar la realidad histórica y la realidad de lo público y comunitario, tiene que describir lo más científicamente posible la realidad mediante la ciencia política y tiene también una exigencia de teoría crítica y de opción ética –mirando no sólo lo que es sino lo que puede y debe ser-. El hecho de “ver” la realidad, y dejarse impresionar por ella,  lleva a actualizarla en el pensamiento, reflexionar, proponer lo que deba ser y volver a la realidad para participar en la transformación del quehacer político por medio de la sociedad y sus instituciones.
A primeros de siglo indicaba Antonio García Santesmases (en su libro Ética, Política y Utopía) que se carecía de una Filosofía Política realizada desde España. Por ello, tal vez, tras un reconocimiento expreso al profesor Fernando Quesada que dirigía entonces la revista Internacional de Filosofía Política, desde la UNED, afirmaba:
“Para pensar la política hay que inscribirse históricamente en el propio contexto; hay que recoger las aportaciones de las ciencias sociales; hay que saltar desde la verdad efectiva hasta la óptima república para volver una vez más a la realidad; sólo así es posible mantener la tensión entre la descripción y la prescripción”.
¿En qué contexto nos movemos hoy? ¿Cuál es nuestro momento histórico? Formularse esas y otras preguntas es ineludible.
Es claro que hay, en la actualidad, un predominio del liberalismo. Pero el liberalismo tiene dos tradiciones: la del individualismo posesivo (con afán desmesurado de lucro) y el liberalismo solidario o socialdemócrata (con cierta tendencia clientelar).
También parece que se prefiere, como sistema político, la democracia a cualquier tipo de dictadura –incluida la económica-, pero se acepta en general el debate sobre posibles combinaciones entre lo que se denomina el Mercado, el Estado y la Sociedad Civil. Finalmente, se considera positivo el proyecto de cohesión territorial, económica y social de la Unión Europea, pero se vive una fuerte crisis económico-financiera, de corrupción, de desigualdades y de desempleo y carencia de valores, que postula la necesidad de que la economía esté al servicio de la política y ésta, a su vez, se someta a criterios éticos y jurídicos, con el fin de regenerar la política y rehabilitar la propia democracia.
Ante esta situación vuelve a florecer la posibilidad y potencialidad de un socialismo en libertad que no ha llegado a plasmarse como alternativa real, aunque su espíritu lograra un Estado de Bienestar ahora también afectado por los recortes, y más en crisis que en proceso de racionalización. Florece también la exigencia de un Poder Judicial más independiente del Poder Ejecutivo, profesional y con más medios. Se plantea finalmente la separación mayor de poderes, la democracia interna de los partidos y la revisión del Senado para que pase a ser una Cámara territorial.
En la actualidad es una buena noticia el que, por reacción ante el paro y la corrupción, y por el revulsivo del 15M y del Movimiento Podemos, ya transformado en Partido, se esté realizando un esfuerzo de reflexión y de elaboración de programas políticos a debatir, defender y aplicar prácticamente. Es una buena noticia sin duda, pues, en algún momento –debido a la crisis de las instituciones y del propio título VIII de la Constitución sobre la división territorial- parecía que peligraba la libertad, la igualdad ante la Ley, y la democracia alcanzadas en España.

domingo, 7 de diciembre de 2014

UN MUNDO POR DESCUBRIR EN ESPAÑA


¿Cómo contar una historia y conseguir que se comprenda?
 
Es probable que esa haya sido la pregunta que se haya formulado Santos Juliá al escribir "Alegato por una reforma de la Constitución", publicado ayer día 6/XII/14, en EL PAÍS , página 37 (de opinión). Me parece que lo ha conseguido. Es verdad que ya no goza de buena fama la Constitución de 1978, pero es verdad que en aquellos años se intentó edificar un Estado Social y Democrático de Derecho. De ahí  que los términos nacionalidad y autonomía no crearan apenas problemas por contraposición al Estado centralizado de la Dictadura... Ahora, concluido el Estado de las Autonomías, no se puede volver atrás ni ser centrífugas exagerados y empecinados... Prácticamente vivimos en un Estado Federal de hecho. Normalicemos la situación, avancemos en democracia y en la defensa y garantía de los derechos humanos y en la Carta de derechos fundamentales de la UE que, políticamente debe vincularnos institucionalmente y efectivamente, sin mentiras, eufemismos o hipocresías.
 
Encerrarse en no querer avanzar puede llevar a un pequeño gran desastre. Pequeño porque se trata de un Estado pequeño, al fin y al cabo, pero grande por el deterioro de la pequeña gran Europa que ha sido capaz de preservar la paz y archivar (aunque no se olviden) las guerras y conflictos del pasado.
 
"La tarea que tenemos por delante consiste en una nueva redistribución de un poder asentado en bases institucionales consolidadas, las desarrolladas a partir de la ... Constitución de 1978".
 
¿Cómo conseguir descubrir ese nuevo mundo de un Estado Democrático multinacional sin fronteras internas? Por medio de un nuevo valor superior: la interculturalidad. Las identidades no son homogéneas, ni son compartimentos estancos ni son excluyentes. Un andaluz puede sentir su propia identidad y, por llevar años trabajando y cotizando en Cataluña, sentirse catalán y del Barça... Y un valenciano como yo, por haber sido acogido en Andalucía, y tener hijos andaluces, puedo sentirme muy enriquecido por el vitalismo andaluz, a pesar de mi humor limonero... ¿O no? Esa es la grandeza de la interculturalidad: un mundo nuevo, una realidad siempre abierta y por descubrir en sus diversos matices y riquezas. 
Citemos un referente histórico de la política: Mario Soares, que siendo historiador, conocedor de la realidad histórica y del Derecho, ha pensado incluso en la posibilidad de un Estado Federal Ibérico. Unidos en la diversidad somos más, sin duda ninguna. Pero fortaleciendo, a su vez, el Estado Confederal de la UE.



Aprendamos de la Geografía.

 
Como dice Santos Juliá miremos atrás críticamente. Yo diría, miremos el presente críticamente. Pero no para derogar la Constitución que nos devolvió la convivencia en libertad e igualdad ante la Ley, y, además, nos inició en el camino de la autonomía como ciudadanos de un mismo Estado, Social y Democrático de Derecho, sino para garantizar derechos sociales, lograr una mayor separación de los distintos poderes (ejecutivo, legislativo, y judicial), y combatir el paro y las desigualdades.
 
Nos queda un mundo por descubrir: formalizar el Estado Federal Integrado de España para vivir la ilusión de la diversidad (con plenitud de derechos) en la unidad, conforme a los  artículos 1 y 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en donde se dijo nunca más a la guerra ni a la crueldad ni a la discriminación.