domingo, 19 de enero de 2020

SOBRE NUESTRO QUEHACER Y DESTINO

    
     Sobre quehacer (qué hacer) y destino, podemos afirmar que vivimos en un mundo imperfecto, y lleno de contradicciones y sucesos que nos desconciertan. No obstante, parece que se puede evolucionar a mejor, venciendo circunstancias adversas como dijera Ortega, y que incluso podemos mejorar personalmente y de forma colectiva, puesto que somos capaces de actuar frente a injusticias estructurales, frente a ciertas catástrofes y, sobre todo si, mediante el quehacer humano, tratamos de transformar y transformarnos positivamente.


          La Tierra, donde habitamos los animales humanos, es, casi seguro, uno más de los incontables mundos que, según indicios cada vez más difundidos,  poseen seres inteligentes. De hecho, en 2016, desde National Geographic se publicó un libro que lleva por título La vida no terrestre, con el interrogante: ¿Estamos solos en el universo? Pero…. ¿Hasta dónde llega el conocimiento de las personas que  habitamos la Tierra? ¿Qué es la vida? ¿Qué es lo sustantivo de la vida humana?


          En estas cuestiones quizás tengamos más interrogantes que respuestas. Por ejemplo: puesto que nuestro ser es psicofísico, cabe formularse la siguiente pregunta: ¿Hay una parte de nuestra realidad como personas –tradicionalmente conocida por el significante “alma”- cuyo destino no es morir?
          En un templo Wat, en las montañas del norte de Tailandia, según Michael Newton en su libro publicado en 2010: La vida entre vidas  (ver las conclusiones), un profesor budista le recordó una vez una verdad muy sencilla: «La vida —dijo— se nos ofrece como un medio de expresión de nuestro yo, dándonos sólo aquello que buscamos cuando escuchamos a nuestro corazón». Por lo que, si las más altas formas de expresión son los actos de bondad…, lo mejor es amar. 


          ¿Cuál es, pues, nuestro quehacer? ¿Cuál es nuestro destino? El quehacer más claro que se experimenta en el seno de una familia o comunidad es, sin duda, el amor, pero el destino es una realidad que nos trasciende.  Por nuestra parte, lo mejor es llevar a cabo un comportamiento sano y saludable. Hacer todo el bien que se pueda y esté en nuestras manos, o en nuestras potencialidades. 


         Vivir, desde dentro, el sentido de libertad e igualdad, de justicia y verdad, de amor y solidaridad es crucial, pues no se trata tan sólo de avanzar técnicamente sino científicamente, siendo conscientes de lo que, en definitiva, somos: pequeñas realidades sentientes e inteligentes en un universo que no deja de sorprendernos por su inmensidad y grandeza. Por eso, tal vez, ya distinguía Ortega entre civilización y cultura (entre el teléfono y la comunicación interpersonal).


          Conclusión:


          Optemos por irradiar equilibrio, amabilidad, comunicación y comprensión, a pesar de las limitaciones que condicionan nuestra vida diaria. Pues es esa vida la que, en estos momentos históricos, nos corresponde vivir en cuanto que personas de la Casa Común que es la Tierra, parte “micro” (microcosmos) del Universo.

martes, 14 de enero de 2020

"NACER DE NUEVO"


        La expresión "nacer de nuevo"vinculada al Jesús histórico y a la vida cristiana, podría tal vez actualizarse en estos tiempos, con el fin de avanzar hacia una praxis sociopolítica comunitaria. 
        Como transmite en su comentario dominical José Ellacuría, aunque el bautismo de Jesús fuera un hecho histórico, la manera de contarlo va más allá de una crónica de sucesos. Cada evangelista acentúa los aspectos que más le interesan para destacar la idea que va a desarrollar en su evangelio. Pero nosotros, respecto a cualquier enfoque, tenemos que ser muy conscientes de que sólo naciendo de nuevo, podremos desplegar todas nuestras posibilidades humanas.  
          En la vida social, política, económica, cultural o religiosa, no se trataría de seguir a ciegas a ninguna persona que se presente como líder; no se trata de aceptar consignas ni mandatos, ni doctrinas, ni ideologías, ni leyes sin más; ahora mismo necesitamos, más bien, entrar en la vivencia interior que nos invita al compromiso solidario.  
        Quienes utilizan el nombre de Dios o de unas siglas o de unas opciones determinadas para justificar sus actuaciones tienen que darse cuenta de lo importante que es lo que realmente conviene a la sociedad en aquello que tiene de específicamente humana. Trabajar al servicio de la plenitud humana de la ciudadanía y de toda la comunidad, implica “nacer de nuevo” desde el interior de uno mismo para poder irradiar esa energía y esa fuerza y esperanza. Previamente a transformar la realidad está el transformarse a sí mismo mirando el Bien Común y el Interés General (familiar, local, estatal o global). 
          En este momento histórico, tanto la ciudadanía en general como sus representantes y sus líderes, mujeres y hombres somos invitados –al modo de Nicodemo, si se quiere- a “nacer de nuevo”. 
          Nacer de nuevo, desde una toma de conciencia personal, puede implicar lo siguiente, teniendo en cuenta el contexto en el que vivimos actualmente:
  1. Ser, nosotros mismos honestos, respetuosos, y verdaderos.
  2. Sentirnos miembros de una gran familia en la que tan importante es nuestra libertad como el sentido de igualdad.
  3. Favorecer la convivencia y procurar que la salud sea un bien universal, para toda persona.
  4. Optar por la justicia distributiva y la solidaridad.
  5. Ser respetuoso y agradecido con la Naturaleza y la Madre Tierra, en la que se desarrolla nuestra vida.
  6. Considerar que la dignidad humana es prioritaria para toda persona, sin discriminación alguna, lo que implica cubrir necesidades básicas y necesidades de realización, y fomentar la cultura del trabajo como medio de realización de las personas.
  7. Promover viviendas dignas y asequibles para las personas jóvenes que optan por crear y formar una familia.
  8. Facilitar la escolarización y los estudios profesionales, así como el acceso a los estudios superiores y los grados universitarios, con el fin de elevar la exigencia de la inclusión social de la Educación, y su proyección social en la que la Técnica, la Ciencia y la Investigación estén al servicio de la Comunidad Humana.
  9. Desprenderse de sí mismo y estar atento a las necesidades ajenas.
  10. Admirar, desde nuestra pequeñez, desde nuestro sentir interior, la grandeza del Universo y cuanto nos trasciende
     
             “Nacer de nuevo” es un modo de renacer en el momento que nos toca vivir, siendo consciente de nuestra responsabilidad personal y colectiva.
           
     
    SE, 12/I/2020,
    José Mora Galiana
     
      
     
    APORTACIÓN DE JOSÉ ELLACURÍA,
    A MODO DE ANEXO  
1. Es una invitación al estilo de aquel jardinero que se sentó a la puerta de su cabaña y en la puerta del jardín de la vida invitaba a entrar a quien quisiera encontrarse con la belleza y con la paz. Su mirada, la del jardinero, no era suya, era la mirada desde el amor y desde una gran paz interior, que transmitía energía muy positiva y trascendente.

2. De nuestros amigos los budistas, tú conoces -me dice- esta frase: En un comienzo los árboles eran árboles, luego no eran árboles para, finalmente, volver a ser árboles. Es el "ver lo que no se ve", "escuchar lo que no se oye".... Sin experimentarlo, es difícil de explicar. 

José Ellacuría Beascoechea,
Bilbao, 14/I/2020


miércoles, 8 de enero de 2020

RENOVAR EL CONSENSO EN VISTAS AL FUTURO


         En vistas al futuro, desde la realidad peninsular e insular de España, situada al Sur-Oeste de Europa, fronteriza al Noreste con Francia, al Oeste con Portugal y, al sur, con el Mar mediterráneo y Marruecos, conviene tener ideales políticos con visión de consenso, descentralización y solidaridad; cohesión social, territorial y económica; sentido internacional, y defensa y garantía de derechos fundamentales, en el marco de la Unión Europea.

         En tiempos, en plena Primera Guerra Mundial, Bertrand Russell, el año 1917, escribió dos libros en los que tuvo el valor y el coraje de defender el pacifismo y el cooperativismo internacional  (Ideales políticos), así como el de postular la necesidad de conjugar al máximo la libertad y la justicia económica (explorando cómo podría construirse el mundo en Caminos de libertad: socialismo, anarquismo y comunismo). A finales de la década de 1930, cuando se propagaban los totalitarismos, él mismo consideró que la clave para entender la naturaleza humana estaba en el poder, y que su futuro, el de la naturaleza humana, iba a depender de ser o no capaces de domar al poder, apostando por la democracia frente a los abusos de poder, las oligarquías y las tiranías.

         En España, con posterioridad a la denominada Revolución de los claveles del 25 de abril de 1974, que terminó con la dictadura salazarista y que dominaba Portugal desde 1926, se buscaba también la posibilidad de lograr un Estado Nuevo, restaurando el sentido democrático. De hecho, desde finales de 1975 hasta finales de 1978, se produjo una gran actividad desde distintos ámbitos de la sociedad, e incluso desde las instituciones, que fraguaron en la necesidad de consenso, en el curso de 1976/77, con el fin de pasar página a la denominada “democracia orgánica” y alcanzar la democracia parlamentaria representativa de las distintas opciones políticas.

         Como indica Gregorio Peces Barba (en Estudios sobre la Constitución Española), un primer modelo de consenso era entre las fuerzas conservadoras: Unión de Centro Democrático (UCD) y Alianza Popular. Luego, un segundo modelo era Partido Socialista (PSOE)-UCD, núcleo que tomaría la iniciativa y al que se sumarían de inmediato los Nacionalistas Catalanes, el Partido Comunista, y algún sector de Alianza Popular que lideraba Manuel Fraga. En ese segundo modelo ya hubo un consenso amplio de lo que los constitucionalistas denominan la parte dogmática: derechos, principios y valores, ya que era la forma pertinente de lograr una integración. Desde ahí, se comprende la complejidad del consenso, incluyendo tanto los distintos sentires sobre Educación  y sobre la opción republicana como el hecho diferencial y territorial en el Estado. Por ello, en esa complejidad, se llegó también al consenso en el que el Jefe del Estado simboliza la unión y la permanencia del Estado, pero carece de toda prerrogativa, y no es ni poder legislativo, ni poder ejecutivo, ni poder judicial. Dice Peces Barba: “se llegó a una integración porque hubo algunas ideas –ninguna institución puede funcionar si no hay unas ideas comunes- en las que todos estaban de acuerdo. Esas ideas eran los valores superiores, los derechos fundamentales, los principios de organización de los poderes”.

         La reforma de la Constitución de 1978 tendría sentido si alguna dimensión de su eficacia fallase. El tema es complejo. El consenso optó por la estabilidad y por la cohesión solidaria. El consenso optó por un deseo de larga vida a la Constitución de 1978. Basta con leerse atentamente el Título X de la misma (“De la reforma constitucional”).

         Lo prioritario, ahora mismo, es un nuevo consenso con el fin de garantizar derechos fundamentales, a la luz de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea de marzo de 2010 (dignidad humana, libertad, igualdad, solidaridad, ciudadanía, y justicia), y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, cuya vocación teórico-práctica era garantizar un nivel de vida digno a toda persona y su familia, asegurando la salud pública, el bienestar, la alimentación, el trabajo y la cobertura social, la vivienda, y los cuidados y asistencias especiales en caso de necesidad.

         Es, pues, prioritario establecer cuáles son los derechos fundamentales y que sean garantizados mediante el correspondiente control público del Estado.

sábado, 4 de enero de 2020

NUEVAS REALIDADES



“He andado muchos caminos”,
Decía Antonio Machado,

Y yo retomo en el Otoño de la vida

Momentos bien distintos.
Pero por todo lugar

Observo

La naturaleza humana

Repleta de contradicciones.

He tomado caminos varios,

De sufrimientos y felicidad,

De juegos y esperanzas,

De amor y de paz.

Paz es el camino hacia delante

Para contemplar nuevas realidades:

¡No a la guerra!

Pues nos llama en silencio la esperanza.




A pesar de...,  espera y esperanza


columbrando el horizonte,


desde el presente,


hacia el futuro de la vida.

jueves, 2 de enero de 2020

AYER Y HOY

AYER Y HOY


Al fondo, las vivencias familiares;
y en el centro del escenario, lo vivido:
el sueño de juventud realizado,
partir a un mundo otro y lejano.

Hoy, ya tengo las sienes plateadas,
y me pregunto sobre aquel entonces,
y sobre la vuelta a esta realidad...,
por el desierto.

En estos otros y nuevos momentos
busco alcanzar la plenitud de vida
en el encuentro y amor compartido,
que transmitimos a hijos y nietos.

No anhelo la juventud pasada,
fue una juventud muy intensa,
vivida como totalmente otra,
fueron tiempos de luz y aprendizaje.

Hoy, sonrío al sol naciente,
en el Otoño y el Invierno,
y duermo bajo luna luminosa,
con mi amada.