martes, 15 de marzo de 2016

DESHUMANIZACIÓN EUROPEA



            Un buen amigo, Antonio Vergara Abajo, que ya ha dejado atrás sus 80 años, escribe de tal modo, desapasionado y sincero, sobre la situación de las personas refugiadas, que no puedo sino reproducir un artículo suyo, tras haberle pedido autorización para ello. Me parece que su testimonio es de un gran valor en estos momentos en los que Europa abandona la defensa de los derechos humanos y anda por una senda de decadencia, de egoísmos nacionales -cuando no nacionalistas-, de progresismo mercantilista, de regresión política y social, de miseria de los pueblos y de mercado único capitalista -estructuralmente injusto con el mundo laboral y con los estratos sociales más vulnerables-. La deshumanización, el no ser humanos, nos hace ver que es posible hacer real un compromiso de solidaridad internacional, previo un no rotundo a la guerra, a la miseria y a las enormes desigualdades entre ricos y pobres, hombres y mujeres.
            La fortaleza europea se atrinchera tras alambradas inhumanas. Levantemos la voz: la deshumanización exige humanización solidaria.  ¡SOS!

¿La Unión Europea? ¿Qué Europa es esta?

              Reproduzco, pues, literalmente el artículo de Antonio Vergara: "Yo también he sido refugiado. Viví nuestra desastrosa guerra cerca del frente de batalla y soportando los bombardeos de la aviación y artillería. También me hicieron refugiado. Todavía  recuerdo con cariño y agradecimiento a las dos familias que en circunstancias muy adversas, guerra y hambre, nos acogieron en sus casas abriéndonos  la puerta y el corazón. No es extraño, pues, que ahora piense mucho en los refugiados. Comprendo que en una guerra civil el dolor está mucho más cerca, somos un prójimo muy próximo, y las imágenes que ahora nos llegan por tierra y por mar ponen en crudo esta realidad.

Ante tanto dolor, las puertas de Europa y por lo mismo las de España están teóricamente abiertas, pero en la realidad herméticamente cerradas. ¿Y la Iglesia Española? Vemos la preocupación y acción del Papa Francisco, pero aquí no llega ni el eco. ¿Cuántos locales, viviendas vacías tiene la Iglesia? No me hablen de declaraciones, sirven para poco. Hablemos de hechos, de ofertas públicas a la autoridad correspondiente, al ministerio que convenga,  ofreciendo casas rectorales  vacías, seminarios semi utilizados, conventos cerrados, locales en desuso… y esto mismo se puede trasladar a otras instituciones oficiales que ven derrumbarse sus edificios y lo permiten, cuando hay tantas criaturas pidiendo un poco de hospitalidad. Ponen mil tapujos para que el niño, la mujer, el anciano mueran de frío en un campo o en el mar sin que esas fronteras se abran, aunque sea echado mano a la carencia de un documento que respalde la negativa policial.

Por todo ello, recuerdo un verso de un poeta que hoy no está bien visto, José Mª, Pemán: “…por no ofender a lo malo, que lo bueno no se haga…” y mientras tanto  seguía el mercader Mascareñas, negociando con baratijas baratas. Hay que abrir la llave de paso urgentemente, en ello va no la felicidad,  sino la vida triste y errante de unas personas que, sin comerlo ni beberlo,  sufren las consecuencias de unas guerras  producidas por la ambición y falta de sentimientos de unos, y la inactividad e hipocresía de otros.

¿Qué hace la ONU hoy en Nueva York? Parece que lo mismo que hizo la Sociedad de Naciones en Ginebra, nada. Perdonen por lo radical de la expresión, pero lo dicho, dicho está" (Publicado en Hueva Información el 9 de marzo de 2016).

 Por si nos fortalece, en el intento de hacer posible lo que parece imposible, reproduzco también una nota "eclesial" de rechazo al modo de tratar el tema de los refugiados:
LAS ENTIDADES DE ACCIÓN SOCIAL DE LA IGLESIA EN ESPAÑA RECHAZAN EL ACUERDO SUSCRITO ENTRE LA U.E. Y TURQUÍA PARA DEVOLVER A TODOS LOS REFUGIADOS  (Madrid, 8 de marzo 2016)  
 

Las entidades de acción social de la Iglesia que trabajan con refugiados y migrantes —Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz— expresan su consternación y su más absoluto rechazo ante el acuerdo alcanzado ayer en Bruselas entre la Unión Europea y Turquía que permitirá devolver a territorio turco a todos los refugiados que en los últimos meses han llegado a Europa desde las costas del Egeo. 

Estas entidades quieren denunciar un acuerdo inédito, que supone un giro radical en la política migratoria y un serio retroceso en materia de derechos humanos. De hecho, la Unión Europea ha decidido comprar, con el desembolso de una partida extraordinaria de 3.000 millones de euros adicionales al Gobierno de Ankara y otras contrapartidas, la contención de los refugiados fuera de las fronteras comunitarias y permitir la devolución —incluso colectiva— a Turquía de todas las personas refugiadas que llegan a la Unión. Con ello, la imagen de una Europa de los mercaderes vuelve a emerger como escandaloso colofón a la larga serie de acciones caóticas, confusas y represivas que en los últimos meses vienen adoptándose contra los refugiados en la Frontera Este.

El acuerdo adoptado con Turquía viola los convenios internacionales y europeos ratificados por los Estados miembros que prohíben expresamente la devolución de personas que son objeto de persecución o víctimas de guerra. Es, por tanto, inaplicable. Además, supondrá un incremento mayor si cabe del inmenso saldo de sufrimiento, dolor y muerte por parte de quienes siguen arriesgando cada día sus vidas mientras buscan bienestar, seguridad y protección a las puertas de Europa.

Pedimos a los Estados miembros que defiendan la Convención de Ginebra y se atengan a los valores proclamados en sus constituciones. Instamos una vez más a la UE a que ofrezca canales legales y seguros para acceder a nuestro territorio, garantizando la protección de los derechos humanos y la dignidad de estas personas que huyen del terror y la desesperación.

Invitamos a la comunidad cristiana y a toda la sociedad a expresar su rechazo inequívoco a este acuerdo, que condena a todos esos seres humanos —mujeres y niños en su mayoría— a ver cercenados sus anhelos de libertad.

Como el Papa Francisco  señaló en su discurso ante el Parlamento Europeo, “Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración (…) si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos —causa principal de este fenómeno–, en lugar de políticas de interés, que aumentan y alimentan estos conflictos. Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos”.

Si tratáramos de actualizar el compromiso y el pensamiento crítico de Ignacio Ellacuría ante estas realidades estructuralmente injustas, nos veríamos una vez más ante la exigencia ética de transformar la política, pues lo negativo de lo que es (reflejo de la mentalidad mercantilista y egoísta) nos empuja hacia lo positivo de lo que puede ser como transformación, dejando atrás el sentido obsoleto de fortaleza frente a los "otros" y el sentido de propiedad de un determinado territorio.

Un cambio de mentalidad es absolutamente necesario para que, en vez de la globalización económica y mercantilista primen las relaciones humanas y las garantías del derecho a la vida y a los derechos fundamentales inherentes a toda persona en la construcción de la Comunidad Humana y de ciudadanía cosmopolita. 

 

 ¿Acaso es ésta la nueva bandera europea?  

…/…



 

 

         
           Federico Mayor Zaragoza, con fecha 14 de marzo de 2016,  ha comunicado, bajo el título: "Increíble drama de los refugiados y emigrantes: la UE, insolidaria, ilegal, inmoral” (publicado el día 11/03/16), lo siguiente:

  “La reunión de los 27 en Turquía para abordar de una vez la inmensa y sangrante tragedia de los emigrantes y refugiados ha concluido -con un acuerdo, por fortuna provisional- de la forma más inaceptable y lamentable posible. Por las reacciones que ha producido en la sociedad y en el Euro-parlamento, es de esperar que el próximo día 17 no lo ratifiquen. Que, avergonzados, decidan cumplir las pautas que inequívocamente figuran en los Tratados internacionales y, desde luego, en las directrices éticas. Tanto hablar del "Estado de derecho" y, a la primera de cambio, no sólo toman decisiones inmorales sino ilegales.

           He llamado varias veces la atención sobre el reiterado incumplimiento de los principios tan lúcidamente expuestos en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (2000). El artículo primero se refiere a la igual dignidad. El segundo al derecho a la vida... "

          Al buen entendedor, ¡Salud!

          Desprovista de liderazgo, envuelta en el huracán del neoliberalismo más acendrado, la Unión Europea no sólo es incapaz de adoptar las medidas apropiadas en tiempo oportuno sino que, además, consiente la aparición inquietante de brotes de xenofobia y discriminación clasista.

viernes, 11 de marzo de 2016

"SE HACE CAMINO ALANDAR"


“HACER CAMINO AL ANDAR” COMO PRAXIS CONSTRUCTIVA

Comentario “Sobre la reconstitución del pensamiento crítico”

(Capítulo 8 del libro de Franz Hinkelammert: La Maldición que pesa sobre la Ley, Arlekin,       San José de Costa Rica, 2010, págs. 227-269)

Unir trabajo y pensamiento, reflexión crítica y acción transformadora, desde la actualidad, es ineludible para resolver los grandes retos del presente. Ello implica una reconstitución de la economía política, conjugando tiempo de vida, tiempo de trabajo, productividad, realización personal y realización de todo ser humano; implica también reconstitución del análisis crítico y de las relaciones jurídicas, contractuales, económicas y humanas, en las que se interpreta la visión del mundo en el que vivimos.  

¿Qué es primordial, la vida humana o las relaciones mercantiles? Además de que lo jurídico sea, en la realidad, reflejo de nuestras relaciones materiales, o que lo jurídico esté predeterminado por lo económico en las relaciones contractuales, hay una pregunta ineludible: ¿Por qué nos consideramos poseedores de objetos y mercancías o de tierras, territorios y países respecto a los demás? La posesión, el dinero, el capital, el dominio, la mercancía o los objetos tienen fetiche, tienen atracción, tienen “plus valía” y, a su vez, son proyección del instinto y el deseo de apropiación. De ahí la voluntad  subjetiva de ser propietario objetivamente, jurídicamente. En este caso, son los objetos los que dan contenido a las relaciones. Pero… ¿dónde queda el trabajo? ¿No pasa el sentido social y colectivo del trabajo a la propia mercancía y al propio mercado?

Nuestras sociedades han constituido un mundo al revés, un mundo donde lo primero no es la vida humana y la convivencia sino el mundo de las mercancías, que -como diría Franz Hinkelammert- refleja objetivamente el reconocimiento mutuo entre las personas como propietarios. Pero… ¿Dónde queda el imperativo ético de un Nuevo Contrato Social? En realidad, lo que parece imposible sólo puede verse como posible por medio de la inteligencia y la voluntad humanas, es decir, por medio de la praxis constructiva.

En el contexto de nuestro actual mundo, económicamente globalizado, la sociedad española tiene como cuatro estratos sociales: quienes más tienen y poseen, los que llevan una vida más o menos digna y son capaces de consumo; las personas y familias (especialmente mujeres con carga familiar) que se debaten en la precariedad o con trabajos precarios; y los que sufren graves carencias y exclusión social, a los que hay que añadir las personas –mayores y menores, mujeres y hombres- y familias que llaman a las puertas y no logran entrar… ¿Cómo transformar la realidad? ¿Cómo modificar las relaciones materiales, y las relaciones sociales entre cosas, en relaciones humanas y relaciones de vida (incluida la humanización de las relaciones laborales)? ¿Cómo lograr la igualdad y, de forma concreta y particular la igualdad, de la mujer? Frente a las actuales estructuras de dominación, decíamos antiguamente que sólo la unión hace la fuerza, conscientes de que las distintas formas de deshumanización revelan la realidad del ser humano afeando así la conducta de quienes lo deshumanizan.  En consecuencia, no se trata de destruir ni de deshumanizar al “otro” (a la otra persona, familia o comunidad) sino de reconstruir y de reconstituir. Pues ni vale quedarse mirando espejismos ni basta con que funcione un sistema dado o impuesto sino que se transformen las estructuras injustas y deshumanizadoras en realidades y relaciones humanas. Pues la dimensión humana presente por ausencia es objetiva y por tanto su reconocimiento –como dice Hinkelammert- es necesario.

En este contexto, la ciudadanía europea no puede ni debe considerarse una isla ni una fortaleza ególatra, ni puede permitirse divisiones y enfrentamientos cuando se trata de asumir responsabilidades, resolver sus problemas y los de sus vecinos (o el débito que se tiene con las poblaciones de antiguas colonias). Tratados o acuerdos inhumanos nos remiten, por no ser humanos, a una ausencia presente, una ausencia que grita e interpela en pie de igualdad. En España tampoco podremos transformar lo negativo en positivo si no es uniendo voluntades con capacidad de construir en vez de destruir, con capacidad de sumar en vez de restar y dividir o fraccionar. Incluso la memoria histórica nos debe ayudar a reconstruir el presente, de hoy, de mañana y de pasado mañana, en positivo. Pues lo que está presente por su ausencia es el ser humano como ser supremo para el ser humano. Sin embargo, multiplicar potencialidades y capacidades será ineludible en un mundo, actualmente desigual entre menos del 20% rico y más del 80% pobre, que tiene que elegir entre la solidaridad - fraterna y humana -, o la guerra, criminal y asesina.

Pablo Iglesias Posse optó en su tiempo, en la España de 1870, por la solidaridad frente a los poderes fácticos dominantes, y fue y ha sido un referente para el socialismo y la democracia contra todo tipo de Dictaduras. Hoy la dialéctica no es entre capitalistas y proletariado. La realidad es más compleja y existen diferentes y múltiples desigualdades y estratos sociales. Pero conviene que las generaciones jóvenes tengan referentes de aquella extraordinaria talla humana, sindical, política y de pensamiento. Su proyección social en la actualidad, al igual que la de María Zambrano (tan olvidada a veces), pro Persona y Democracia, podrían servir de referentes para combatir la creciente distancia entre el discurso político y la acción política,  así como para centrarse en la realidad histórica del momento. Sus vidas fueron y son ejemplo de “praxis constructiva”. Los ciudadanos de a pie, los que estamos empeñados en conjugar vida digna, inclusión social, trabajo y pensamiento,…. y cualquier persona bien intencionada, debemos combatir todo tipo de deshumanización, todo tipo de guerra, todo tipo de dominio, y condenarlo, trabajando por la justicia frente a la injusticia, por la verdad frente a la mentira y ocultación, trabajando  para que se tiendan puentes, prospere la solidaridad, la interculturalidad, el diálogo, la negociación, el entendimiento y la transformación de lo negativo en positivo en bien de nuestros hijos y nietos, en bien de nuestra comunidad  o país, y en beneficio de la gran Comunidad Humana. Ese es el reto de lo imposible que se hace posible: la praxis constructiva de la solidaridad efectiva, en libertad, fraternidad e igualdad.

La Política es, sobre todo, el arte de evitar la guerra, transformar y construir la ciudad, y hacer posible la convivencia solidaria, conjugando el tiempo de la vida con el tiempo del trabajo en sociedad. Lo imposible mueve lo posible si se traduce en realidad. Como dice Hinkelammert sobre la reconstitución del pensamiento crítico: “El tiempo concreto es el tiempo en el cual sigue a nuestro presente el presente de mañana y de pasado mañana. Es el presente de mañana en el cual vivirán nuestros hijos y los hijos de sus hijos”.

La praxis de la construcción, o de la traducción en hechos, consiste en ir haciendo posible lo que parece imposible: que los mercados estén cada vez más al servicio de la vida humana y lograr que el ser humano (igual la mujer que el hombre) vaya siendo, efectivamente, sujeto de su vida real y concreta. El camino es largo, pero… “se hace camino al andar”.

 

Sevilla, 11/03/16, José Mora Galiana

sábado, 5 de marzo de 2016

NO A LA GUERRA Y SÍ A LA SOLIDARIDAD

Hoy, pasado el debate de investidura en el Congreso de los Diputados, que ha resultado fallido, me he animado a escribir un artículo para España, Buenas Noticias, como una especie de contrapunto del momento que estamos viviendo. El artículo que transcribo es el siguiente:


En 1870, frente a la guerra franco-prusiana, se preguntó Pablo Iglesias Posse (1850-1925): ¿Qué es la guerra? Y contestó: “Un crimen…Un crimen de lesa humanidad. Sí, un crimen que todos, y especialmente nosotros, los obreros, pues somos sus principales víctimas, debemos combatir, condenar, apostrofar, trabajando todo lo que nos sea posible para que no se lleve a cabo”.

Siendo como somos racionalistas –decía este gran maestro de la Sección de Tipógrafos de la Federación Madrileña- “conocemos que la guerra es hija y lo ha sido siempre, de media docena de tiranos, de media docena de asesinos…, de media docena de seres raquíticos y pobres, abortos de la naturaleza, que ora por su orgullo, ora por mero capricho, ora por una ambición desmedida, no tiemblan, ni siquiera vacilan, al enviar a sus semejantes, a sus hermanos, a que sirvan, como vulgarmente se dice, de carne de cañón.”
http://tse1.mm.bing.net/th?id=OIP.Mbb95f7e28c7c4a8bb8049dcd2e31f152o1&w=163&h=209&c=7&rs=1&qlt=90&pid=3.1&rm=2

¿Qué supone la guerra?

Supone “la paralización del comercio, la muerte de la industria, la ruina de las artes, el abandono completo de la agricultura…; la guerra no es más que una serie completa de sacrificios, una horrible hecatombe… Y todo, ¿para qué?

Para que… el vencedor, o sea, el que… haya hecho más víctimas en el bando contrario, haya destruido más pueblos y ciudades y causado más desastres, agrande lo que él llama su territorio… y su población…, para que cuando llegue otro caso igual pueda aumentar el número de los que han de sacrificarse.

Esta es la guerra, impuro borrón que ha pesado, cual si fuera losa de plomo, sobre las generaciones pasadas, y pesa todavía sobre la actual.”

Por si hubiera dudas, ahí están las guerras recientes y las actuales consecuencias con la llegada, a las puertas de muchos países europeos de millones de seres humanos que buscan protección, asilo y cobijo ante las alambradas y las puertas cerradas de una supuesta fortaleza de Estados del Bien-Estar, con altos porcentajes de excluidos incluso intramuros. Sin embargo, esos millones de seres humanos, que piden paso y acogida, son hombres, mujeres y niños que han tenido que huir  de la guerra –programada por los intereses de algunos criminales-, y que quieren evitar la persecución, la dominación, la tortura, las violaciones, el hambre y la muerte.

Unir trabajo y pensamiento para resolver los grandes retos es ineludible.

Al igual que la ciudadanía europea no puede considerarse una isla ni una fortaleza ególatra, ni puede permitirse divisiones y enfrentamientos cuando se trata de resolver sus problemas y los de sus vecinos, o el de poblaciones de antiguas colonias, del mismo modo en España no podremos transformar lo negativo en positivo si no es uniendo voluntades con capacidad de construir en vez de destruir, con capacidad de sumar en vez de restar y dividir o fraccionar.

Multiplicar potencialidades y capacidades positivas será ineludible en un mundo, actualmente desigual entre el 20% rico y el 80% pobre, que tiene que elegir entre la solidaridad, fraterna y humana, o la guerra, criminal y asesina. Pablo Iglesias optó en su tiempo por la solidaridad frente a los poderes fácticos dominantes, y fue y ha sido un referente para el socialismo y la democracia contra todo tipo de Dictaduras Militares, de Dictaduras Capitalistas o de Estados Totalitarios.

Cuando la Fundación Pablo Iglesias (Madrid) y el Instituto Monsa (Barcelona), editaron y publicaron las Obras Completas de Pablo Iglesias, el año 2000, invitaba Alfonso Guerra en la presentación a que las generaciones jóvenes pudieran tener conocimiento del significado histórico de su obra, así como de su extraordinaria talla humana, sindical, política y de pensamiento. Pero invitaba también a su proyección social en la actualidad y a que sirviera de referencia para combatir la creciente distancia entre el discurso político y la acción política que afecta al conjunto de la ciudadanía.

La sociedad española actual tiene como cuatro estratos sociales: los que más tienen, los que llevan una vida digna, los que se debaten en la precariedad o con trabajos precarios, y los que sufren graves carencias y exclusión. A ellos hay que añadir los que llaman a las puertas y no logran entrar…

Nosotros, los ciudadanos de a pie, los que estamos empeñados en conjugar vida digna, inclusión social, trabajo y pensamiento, nosotros (aunque ya estemos jubilados un buen número y no signifiquemos gran cosa), los obreros, pues somos las principales víctimas de injustas desigualdades, pero también cualquier persona bien intencionada, debemos combatir todo tipo de guerra, y condenarla, trabajando todo lo que nos sea posible para que no se lleve a cabo enfrentamiento bélico alguno, sino que, por el contrario, prospere la solidaridad, el diálogo, la negociación, el entendimiento y la transformación de lo negativo en positivo en bien de nuestros hijos y nietos, en bien de nuestra comunidad  o país, y en beneficio de la gran Comunidad Humana.

José Mora Galiana,

Huelva y Sevilla, 5 de marzo de 2016