jueves, 28 de junio de 2012

EL "EVANGELIO" ES PROFANO. ENTREVISTA

Un antiguo compañero, Carlos Escudero, profesor de exégesis bíblica allá por los años de 1970, ha publicado un libro sin tapujos. En 2003 le dí algunos empujones para que publicara Jesús y el Poder Religioso. Valió la pena. Ahora no ha hecho falta empujón ninguno. Y, como me alegro, me ha parecido interesante publicar esta entrevista con él, dialogando y actualizando lo divino en lo humano

J.M. De entrada, el título del libro, El Evangelio es profano, parece un desafío o una provocación hacia quienes afirman que El Evangelio es sagrado.
C.E.Sí, el título llama la atención y es provocativo, pero responde a la realidad del Evangelio. La misma portada del libro, el cuadro del Buen Samaritano de Vincent Van Gogh, así lo indica. Esta parábola esta considerada como una de las perlas del evangelio de Lucas, y se desarrolla totalmente en el ámbito de lo profano, de la vida normal de la gente, al margen de lo sagrado que en ella queda malparado.

J.M. Pero el Evangelio es muy amplio, y el mundo de lo sagrado es propio de las diversas religiones y está arraigado en la mente y en la vida normal de la gente.

C.E. Es cierto lo que dices, pero el libro hace un estudio, bastante completo y profundo, de los pasajes y episodios más relevantes de los evangelios y llega a la conclusión de que el Evangelio no es una religión más, sino un estilo nuevo de vida. Jesús va rompiendo, uno tras otro, con los valores sagrados y tradicionales del Israel de su tiempo, porque discriminaban y marginaban al ser humano. Por eso Jesús, desde el comienzo de su misión, se fue enfrentando a los jefes religiosos y civiles del pueblo; este enfrentamiento, debido a que él oponía los valores del reinado de Dios a los valores vigentes de la sociedad judía, fue “in crescendo”, y terminó con su ejecución en la cruz, por ser una persona subversiva, es decir, subvertía los valores tradicionales de Israel por discriminatorios e injustos.

J.M. Y esos valores, defendidos por Jesús, ¿pertenecen al ámbito de lo profano?

C.E. Así es. Podemos afirmar que a Jesús, durante toda su vida pública, le ha obsesionado y apasionado el tema del Reino. Él proclama que Dios va a reinar como Padre, reconociendo como hijo suyo a todo ser humano, sin distinción de etnias ni de naciones; va a echar, pues, por tierra las barreras que han ido levantando todas las religiones; Dios va a establecer la igualdad esencial entre los hombres, la de ser sus hijos: gente libre, no esclava; va a expresar su predilección especial por los oprimidos, marginados y excluidos, a los que hay que liberar: nada de someter y avasallar(Lucas 4,14-18); considera caducas las instituciones más sagradas de Israel: el templo, el sábado, las tradiciones de Israel. Jesús es el nuevo templo; A Dios se le adora, no en el templo, sino con espíritu y verdad. El sábado está en unción del hombre, no el hombre en función del sábado. Las tradiciones de Israel son humanas y no divinas (Marcos 7). El regalo mayor con que nos obsequia el Padre es la persona de Jesús; el Espíritu de Dios inaugura en Jesús la novedad radical del Nuevo Testamento; el servicio y la solidaridad, frutos del amor, deben presidir la vida de los discípulos de Jesús, nunca el poder sagrado.

J.M. En lo que acabas de decir, estás mezclando lo divino con lo humano; ¿no estás mezclando también lo sagrado y lo profano, provocando a todo fundamentalismo religioso?

C.E. Desde el comienzo del libro trato de explicar que en el Evangelio se encuentra lo divino, que es lo trascendente, lo que proviene de la esfera de Dios, como son las manifestaciones divinas o teofanías: todo eso es gratuito; lo sagrado, por el contrario, no se encuentra en esa verticalidad. Lo sagrado es horizontal, proviene de los hombres; el ser humano está abrumado por el tema del pecado, que la Iglesia jerárquica nos ha metido hasta en la médula; hay que aplacar a los dioses, nunca se sabe cómo reaccionan: así surgieron los lugares y los ministros sagrados, que con plegarias y sacrificios expiatorios intentaban ser mediadores entre esos dioses y el ser humano. El poder sagrado se fue imponiendo a todo tipo de poder, y ha cometido en todos los tiempos injusticias y atropellos sin nombre.

J.M. Entonces... ¿No les dio Jesús a los Doce y a sus sucesores ese poder sagrado que se atribuye la jerarquía?

C.E. Jesús no les puede haber transferido ese poder que él rechazó como tentación. La Iglesia jerárquica, instalada en estructuras de poder y dominio sobre los seres humanos, está incapacitada para entender y transmitir el mensaje fundamental de Jesús.

J.M. Lo religioso, por perdurar, se hace normalmente tradición, norma o ley.¿Crees que puede ser un obstáculo para la libertad compartida en el amor, tanto en el Judaísmo, el Islam o el Cristianismo?

C.E. Pienso que sí. La jerarquía ha ido perpetuándose con sus propias tradiciones y costumbres, que han derivado en leyes y normas para los fieles. Esta es también la Historia del Antiguo Testamento. Una de las principales novedades del Nuevo es la irrupción del Espíritu de Dios, que derrama el amor en nuestros corazones, y nos hace hijos: por tanto, libres, no esclavos. A través del Espíritu se va produciendo la sorpresa histórica de Dios, porque ni la jerarquía ni nadie puede controlar su actividad. Hace desaparecer barreras y fronteras y se derrama sobre creyentes y no creyentes para que vayan realizando el Reinado de Dios en nuestro tiempo. El Espíritu, con esta característica universal, busca, a través de los que están movidos por él, la felicidad y el desarrollo del ser humano, que es tanto como garantizar sus propios derechos.

J.M. ¿Por qué el enfrentamiento y la guerra constante de religiones? ¿No ha sido una verdadera lacra en la historia de la humanidad?

C.E. Ya he dicho que las religiones detentan el poder sagrado, que compendia todo tipo de poder. Cada religión cree que su Dios es el único verdadero, y que fuera de ella no hay salvación para los demás seres humanos. Se otorga a sí misma el derecho a imponer por la fuerza sus principios, sus normas y sus credos. Esto lo ha realizado también la jerarquía católica: hacia sus propios fieles, ha creado la Santa Inquisición, que cometió todo tipo de atropellos en nombre del Evangelio; hacia fuera, por poner un ejemplo conocido, predicóy promovió las cruzadas, que promovieron el odio entre gentes de religiones y cultura diferentes, y consolidaron los mercados entre Oriente y Occidente. En esta época y en siglos posteriores, la jerarquía blandió el arma de la excomunión para controlar y someter a los monarcas y príncipes más rebeldes. El Evangelio no tiene nada que ver con todo esto. Baste con decir que el Evangelio es un don que Dios nos ofrece; no nos lo impone.

Concluyo:

Volvemos, pues, a lo esencial del dicho humanista: magis ratio quam vis, o dicho de otro modo, "más cultura y menos fuerza", "más valores y actitudes que normas e imposiciones".

4 comentarios:

  1. Me quedo con lo siguiente:

    El poder sagrado divide, subordina y discrimina. Si el Jesús histórico luchó contra el poder sagrado, ¿cómo se lo iba a apropiar y conceder a la iglesia, su comunidad de seguidores?

    Recuerdo a un compañero de estudios que cuando el Obispo afirmaba interpretar la voluntad de Dios, iluminado por el Espíritu, decía con sorna: "este hombre confunde la bombilla de su despacho con la luz del Espíritu"

    El problema es que eso ocurre también en otros ámbitos de la vida, pues en muchas ocasiones se absolutiza una determinada interpretación positivista y normativista del Derecho y de la Justicia. Se confunde la bombilla con la luz.

    Un saludo

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  2. Pepe: cuando le preguntan a Ernesto Cardenal sobre la vigencia del cristianismo y del marxismo como opciones "comunitaristas", mira lo que dice:

    "Si usted me pregunta si el marxismo fracasó, le diré que Chesterton, escritor, humorista, inglés y católico, dijo que el cristianismo no había fracasado… porque no se había puesto en práctica nunca. Yo digo lo mismo del marxismo, que nunca se puso realmente en práctica."

    Tanto una opción como la otra se han puesto en práctica casi más de mentira que de verdad. Quizás el problema esté en la misma naturaleza humana, llena de contradicciones.

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  3. Queridos amigos:Un recuerdo sobre "Laicidad y valores". Allá por 2005, escribió González Faus en CRISTIANISME I JUSTICIA (nº 131): LA DIFÍCIL LAICIDAD. Afirmaba que una sociedad laica no puede tener valores absolutos salvo aquellos que afectan a la convivencia de todos y que el gran peligro de la sociedad laica es tener como dioses a los ídolos del dinero, la concepción romana de la propiedad privada y el progreso como religión cuando es contrario al Bien Común.

    ¡Ojo con la COPE! Pues queriendo ser un medio "cat-ó-lico", que significa vuelto a todo, es decir, "universal", sigue haciendo gala de fanatismo y sustituye el respeto a lo distinto por la condena, la ironía y la burla...

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  4. de simon "la piedra" en adelante todo esta perdido.

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