miércoles, 16 de diciembre de 2009

Alter Globalización


Con motivo de la Cumbre sobre el Cambio Climático, recuerdo que, hace ahora más de cinco años, escribí el artículo que reproduzco con sólo algún toque puntual para su actualización.

En el libro de Manu Escudero Homo globalis se considera que la globalización actual es el resultado de cuatro nuevos fenómenos que se generan e interrelacionan a partir de la década de los 90 del siglo XX. Pero ¿Se puede pronosticar, como él indica, que el movimiento “antiglobalizador” volverá su mirada hacia la “alterglobalización?

Para el autor, coordinador de algunos de nosotros en el programa 2000, Doctor en Economía, miembro del Foro Social de Madrid y Señor Advisor del Global Compact de Naciones Unidas, la “globalización” es el resultado de la dimensión internacional de los mercados financieros, de la internacionalización de las empresas, de los flujos migratorios sin fronteras, y de la emergencia de las nuevas tecnologías de la información.

Dicha globalización tiene sus contradicciones. De hecho, los fondos financieros internacionalizados, nos dice, son como manadas de antílopes que, a la menor alarma, emprenden la huida sin que puedan interponerse obstáculos; la internacionalización de las empresas lleva a batallas de pulsos titánicos, a la superexplotación y a la degradación laboral. Los movimientos migratorios, a pesar de incrementar la productividad, tienen también aspectos negativos: las víctimas (hombres y mujeres) de las mafias, existencia clandestina y abusos. Y la generación juvenil, ducha en las nuevas tecnologías de la información, vive un nuevo modo de experimentar el mundo, por medio del impacto de las imágenes, la música, los contactos, la red de intercambios y una gran cantidad de información, que no siempre puede ordenar.

Queda un tanto atrás el análisis de El Manifiesto Comunista de Marx, que habla de “mundialización” de las mercancías, gracias al mercado de las Indias Orientales y China, la colonización de América –tras los descubrimientos-, el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercancías en general. Queda atrás también la lucha de clases, a pesar de las masas empobrecidas o desposeídas de este Planeta Tierra, en el que ya está entrando la fiebre del Ártico por el reparto de sus potenciales riquezas… ¿De verdad se puede virar hacia otra globalización?

Manu Escudero, tal vez por no haber ejercido de Ministro de Economía, y además ajeno a las “primeras movidas universitarias” del viernes por la noche, piensa que sí, que se puede cambiar el rumbo de la globalización hacia otra globalización desde la conciencia ciudadana. Dice que los movimientos antiglobalización volverán la mirada hacia la “alterglobalización” en la medida en que, desde la política tradicional de las opciones socialistas (el habla de “izquierdas”), se comience a dar respuestas serias a las nuevas dominaciones ocasionadas por la globalización (Ver Homo Globalis, Espasa, Madrid, página 178).

Siempre fue optimista -no sé si "roussioniano" pero sí contractualista-, incluso cuando nos hablaba de democracia empresarial, del pacto capital trabajo, y del pacto medioambiental. Pero, en verdad, el ambiente está muy enrarecido. Y, como decía un viejo del pueblo de la Sierra de Aracena (en la Provincia de Huelva), “ahora están pasando cosas muy raras, pero que muy raras”. ¡Y tan raras! Como que se mueren las aves de corral, como que se desecan los pozos, como que nos azotan los huracanes y se deshiela el Ártico; como que ya no cantamos “¡a desalambrar!”, y como que nadie convoca para la marcha “alterglobalización”. Y, sin embargo…seguimos reuniendo a los grandes en este, en aquel lugar o en Copenhague… Ya me entienden.

José Mora Galiana,
16 de Diciembre de 2009

1 comentario:

  1. En Ciudad y Ciudadanía, Antonio García Santesmases, al tratar el tema "Los socialismos", afirma que, tras la caída del muro de Berlín, a la hora de enfrentarse políticamente con la realidad cabe distinguir en el socialismo tres interpretaciones y opciones: la socialdemocracia liberal -proclive a la defensa de derechos y libertades individuales de todos-; la socialdemocracia de cuño keinesiano -cómodo en el Estado de Bienestar-; y el socialismo internacional que reivindica una y otra vez una globalización alternativa. Ahora bien, en la actualidad, además del Estado Social y Democrático de Derecho hay que tener en cuenta la gran influencia de los fundamentalismos y la exigencia de una pervivencia laica capaz de garantizar los Derechos Humanos tanto individuales como sociales, económicos y culturales. De ahí la necesidad permanente de un diálogo abierto y de un mayor grado de educación social y política, que incluya la visión de un mundo global solidario.

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