LA PLUMA Y LA NUEZ, a modo de relato histórico, está dedicado especialmente a mi nieta Olivia, que durante este curso se encuentra en Berlín, y con quien nos comunicamos en este relativo confinamiento provocado por lo que denominamos el coronavirus 19. La experiencia de vida tiene sus condicionantes y por ello, tal vez, concluyo con una moraleja como si se tratara de un cuento. El breve relato dice así:
Cuando tu madre te regaló una pluma para escribir vi en tu rostro la alegría y percibí que eras feliz. Tu madre escribe muy bien, mejor que yo. "Coca Cola" le otorgó un premio de relatos cortos cuando era joven. Algo tiene que ver con lo que yo te escribo. Te prometí un cuento y ha salido un relato combinando el reto de la pluma con la experiencia simbólica del amor.
¿Por qué la nuez? Cuando se abre la nuez nos encontramos con una comidita muy sana y muy rica... Las nueces que tú conoces son las de la Sierra de Aracena, que tradicionalmente se secan en el pueblo de Los Marines (en Huelva)... Pero yo quiero hablarte también de la "nuez de cola" -que algo tiene que ver con la "Coca Cola"-, la que yo conocí en Cameroun, en el poblado de La Moumé (1968/69) y en la llanura de Santchou (del 72 al 75).
Quizás algún día, con tu pluma mágica, escribas tú sobre la importancia de la nuez de cola, sobre sus secretos, y sobre su sentido simbólico del amor. En aquellos tiempos pasados, compartían la nuez de cola la mujer y el hombre que salían de su casa para ir a trabajar al campo, muy temprano, acompañados normalmente por alguien más de la familia. Con esa nuez a modo de corazón compartido, trabajaban todo el día hasta su vuelta a casa, al atardecer, y sólo entonces se preparaba la comida para el conjunto de la familia. Imagínate comer una sola vez al día y mantenerse con la nuez de cola. Es posible que ello te invite a descubrir los secretos de la nuez con la que saborear el sentido de la unión, de la solidaridad en la lucha contra el hambre, y el amor compartido como signo de amistad duradera.
Por mi parte, como ya te ocurre o podrá ocurrirte, gracias a la pluma o a un simple bolígrafo, guardo recuerdos que moldearon y fortalecieron mi vida. En efecto, el 20 de junio de 1975, con un amigo francés que daba clases de tecnología en el Instituto de Nkongsamba, terminado el curso, salimos en auto-stop hacia Maroua (ciudad situada al norte de Cameroun). Allí, en el mercado, compré yo un par de nueces de cola para el viaje que emprendimos por el desierto. Con muy poca comida y dos barriles de agua envueltos en sendas toallas bien empapadas recorrimos de sur a norte, Níger y Argelia hasta la ciudad de Gardaïa -pasando antes por la zona de El Hoggar y por una ermita en Tamanrasset-.
Yo ni tenía cámara ni hacía fotos. Entonces no existía el móvil...Pero mi amigo Gerard sí hizo fotos para el recuerdo.
Una vez llegados a la ciudad de Argel en un camión, descansamos un poco. Gerard volaría a la ciudad de Lyon (en Francia), y yo lo haría un par de días después a Mallorca y de Mallorca a Valencia, donde vendría a buscarme mi hermano Rafa. Con él me tomaría una tortilla de patatas en el aeropuerto. Después, tras compartir con su familia un cachito de nuez de cola que me quedaba, me regalaron un buen bolso de viaje, me acogieron en su piso, y a la mañana siguiente cogí un tren para llegar a casa, en Onteniente, con muchas ganas de ver a mi madre, a mi hermano mayor, y a mi hermana, a quienes di abrazos inolvidables. Y... "colorín colorado" este cuento se ha acabado.
Moraleja: "Cuida de tu pluma mágica y escribe con amor tu propia vida"
Amigo Pepe. Gracias por hacer compartido este pequeño cuentecillo de la pluma y la nuez.
ResponderEliminar"Quien guarda encuentra y quien siembra recoge"
Te dejó un regalo de mi gran Dios, mi padre. "La mano que siembra tiene más calor que la mano que aplaude"
Querido Pepe, una buena historia llena de sencillez para la infancia de hoy. Algún día tus nietos conocerán cuántas historias escribiste en tantas personas que hemos compartido algunas etapas del peregrinaje de tu vida. Salud!
ResponderEliminarQuerido Pepe: Hay que ver que recuerdos tienes y que aventura la de tu regreso, no solo esa, también la de reintegrarte en la sociedad occidental y dar los pasos que has dado. Pero sin quitar tus méritos detrás de ti, mejor al lado, has tenido siempre quien te ha apoyado, nombrarla es de obligación real, sin Asun te hubiera costado mucho más.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo a los dos.
Gracias, Rafa. Dices una gran verdad. Saludos a tus seres más queridos... Gracias por vuestra eficiente amistad.
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