domingo, 16 de noviembre de 2014

IGNACIO ELLACURÍA: NACIONALISMOS Y MIGRACIONES

Ignacio Ellacuría, y todo su equipo, y todas aquellas comunidades salvadoreñas de hombres y de mujeres, siguen muy vivos entre nosotros, veinte cinco años después de los asesinatos de la UCA (del 16/11/1989).
                   
Por ello, cuando emigrantes de países terceros denuncian que en Europa, incluida España, se les trata como si fueran animales, me viene como un impulso irrefrenable recordar lo que él dijera y escribiera en 1969 sobre esta realidad histórica que es el animal humano, emigrante y comunitario a la vez, y sobre la idea misma de nacionalismo.
 
¿Cuál era el contexto de 1969? Hacía más de veinte años que se había proclamado la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a modo de Carta Magna de referencia. Era una declaración universal de derechos individuales pero también sociales, culturales y económicos. En el 1968, en Medellín se habían tratado de plasmar las líneas maestras del Concilio Vaticano II en defensa de la dignidad humana de todos los pueblos y de todas las personas. Pues bien, entre Honduras y El Salvador había problemas de nacionalismo o nacionalidad respecto de las migraciones. De Honduras se expulsaba a los salvadoreños por pretextos nacionalistas.
 
Ignacio, como tantas veces, tras analizar la realidad, tomó partido, habló y escribió:
 
"Por ser salvadoreños, ni los hombres ni los productos de El Salvador van a tener cabida dentro de Honduras. Y visto el problema desde acá, se corre el peligro, no siempre evitado, de discriminar a personas, históricas o actuales, por el hecho de ser hondureñas.
 
Tenemos así que una idea, aparentemente indispensable, se convierte en destructiva... Dicho en otros términos, queda abierta la cuestión de si el nacionalismo no es una de aquellas realidades ambiguas, que no puede hacer el bien sin acarrear consigo limitaciones y males. ¿No se podrá conseguir la cohesión de un grupo sino enfrentándolo a otro?... La idea nacionalista... no puede presentarse como una realidad absoluta ante la cual todas las demás deben relativizarse, sino que exige una radical relativización, ante todo ampliando el ámbito de la unidad nacional más allá de tantas divisiones artificiales y antinaturales que hoy existen... y poniéndola al servicio del mejor desarrollo del hombre y de todos los hombres".
 
¿Acaso no corresponde a cualquier Estado, además de garantizar la seguridad de los suyos, la defensa de los derechos de todas las personas de la Comunidad Humana?

2 comentarios:

  1. Querido tocayo:

    Gracias por tu correo, más gracias por tus artículos y todavía más por tu recuerdo y por tu compartir.

    Como sabes, estos días han sido un poco “alborotados” con motivo del XXV Aniversario.

    JE

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  2. Muchas gracias, José. De tu blog estoy básicamente de acuerdo contigo en el tema de los nacionalismos.
    Hay un librito de Amin Maalouf "Identidades asesinas" en el que explica todo este tema de la identidad y las pertenencias. Cómo vamos formando nuestra identidad sumando diversas pertenencias (tú y yo tenemos una pertenencia común: haber estado un tiempo en el seminario) y nos vamos conformando nuestra identidad personal que es única. Pero si una de esas pertenencias la hacemos exclusiva y excluyente de las demás es cuando se convierte en "asesina" pues no acepta al otro.
    FZ

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