domingo, 6 de junio de 2010

¿POR QUE LA VIOLENCIA Y LAS GUERRAS?

De todos los problemas que tenemos planteados con motivo de la crisis del sistema financiero global, el más importante, difícil e imperioso para la Civilización Occidental es el de la guerra y sus estragos.
Einstein, inmune a las inclinaciones "nacionalistas", el 30 de julio de 1932, escribía a Freud diciendo que, ante los graves daños que producen en la Humanidad las guerras, le parecía superficial o simplemente administrativo, remitirse a la creación, por consenso internacional, de un cuerpo legislativo y judicial para dirimir cualquier conflicto que surgiere entre las naciones.
Pensemos, por ejemplo, en el caso del Oriente Medio y más concretamente en el caso de Gaza. Se deberían de respetar los decretos emanados de un tribunal Internacional. Pero, primera dificultad, un tribunal -decía Einstein- es una institución humana... Si no hay autoridad incontestable ni poder para imponer el acatamiento ... ¿de qué sirve?
Es psicológicamente claro que el afán de poder que caracteriza a la clase gobernante de todas las naciones es hostil a cualquier limitación de la soberanía nacional. Pero también es claro que ese hambre de poder político suele medrar por aspiraciones puramente mercenarias , es decir, económicas.
Hay, sin duda un pequeño pero resuelto grupo, activo en toda nación, indiferentes a consideraciones sociales -decía Einstein- que ven en la guerra (en todo tipo de confrontación, incluso religiosa), en la fabricación y venta de armamentos, la gran ocasión para favorecer sus intereses particulares y extender su poder personal.


En el caso de España, se ha sabido que en 2009, el peor año de la economía española desde varias décadas, con cuatro millones de parados y una pérdida del 3,6% del PIB, las exportaciones de material de defensa alcanzaron sin embargo el récord histórico de 1.346,52 millones de euros (lo que ha supuesto un incremento de más del 44% respecto al ejercicio de 2008.
Reconocer esta realidad, que es un hecho obvio, es el primer paso hacia una apreciación exacta del actual estado de cosas. Una minoría domina las escuelas, los medios de comunicación y las iglesias, por lo que, gobernando las emociones de las mayorías, las convierte en instrumentos...
Ahora bien, dicho lo anterior, cabe preguntarse: ¿cómo es que estos procedmientos logran despertar en las personas el salvaje entusiasmo de la confrontación y las guerras? La respuesta ya la sabemos: en el animal humano existe, latente o no, un apetito de odio y destrucción.
Tras esta reflexión, llegamos al último interrogante de Einstein: ¿es posible controlar la evolución mental del animal humano y ponerlo a salvo de la psicosis del odio y la destrucción?


Freud contesta a esta carta en septiembre de 1932, centrando el problema planteado: qué puede hacerse para defender a los hombres de los estragos de la guerra.
Reconocida la propia incompetencia al respecto, afirma no obstante que los conflictos de intereses entre los hombres se zanjan en principio mediante la violencia. pero también sabemos que el imperio de la fuerza bruta, en el curso del desarrollo del intelecto, por un determinado camino llevó de la violencia al Derecho: "l´unión fait la force". El derecho es el poder de una comunidad frente a la fuerza bruta del poderoso. ¿Cuál es la condición?Que la unión de los muchos sea permanente y duradera. Sólo en la unión de ciertos sentimientos comunitarios estriba la genuina fortaleza del derecho.
Hay que transferir, pues, el poder a una unidad mayor que se mantenga cohesionada por el Derecho. Punto uno.
Dice Freud que lo esencial es "el doblegamiento de la violencia mediante el recurso de transferir el poder a una unidad mayor que se mantiene cohesionada por ligazones de sentimiento entre sus miembros". Son las leyes de tal asociación las que determinan en que medida el individuo debe renunciar a la libertad personal de aplicar su fuerza como violencia, afin de que sea posible una convivencia segura. Punto dos.
Pero esto no deja de ser una teoría, porque en la realidad, en la comunidad existe un poder desigual, varones y mujeres, padres e hijos, vencedores y vencidos, amos y esclavos..., e incluso representantes de tal o cual partido mayoritario o minoritario (diríamos nosotros en la partitocracia reinante de tendencia bipartidista).
Cuando nos enfrentamos con la realidad, con la verdad de lo real, descubrimos que las cosas son más complejas de lo que pensamos.


Seguiremos, pues, con Freud para ver si da una mínima respuesta a lo planteado por Einstein:
¿Pueden evitarse, de verdad, la confrontación y los estragos de las guerras?
Avancemos el final de la respuesta de Freud: "Acaso no sea una esperanza utópica que el influjo de ... dos factores, el de la actitud cultural y el de la justificada angustia ante los efectos de una guerra futura, haya de poner fin a las guerras en una época no lejana. Por qué caminos o rodeos, eso no podemos colegirlo. Entretanto tenemos derecho a decirnos: todo lo que promueva el desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra".
Esta respuesta, claro está, es anterior a la segunda guerra mundial y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tras constatar los desastres y los genocidios de la guerra. Y, sin embargo, parece que volvemos a las andadas de forma acelerada y en distintos puntos del Planeta. ¿Hasta cuándo seguiremos sumidos en esta incultura?

5 comentarios:

  1. Las cartas que se cruzaron Einstein (desde Caputh, cerca de Potsdam) y Freud (desde Viena), en el segundo semestre de 1932, pueden consultarse en los "Apéndices" relacionados con EL MALESTAR EN LA CULTURA, Círculo de Lectores, Barcelona, 1999, págs. 171-189.

    Los datos de España sobre exportaciones de material militar en 2009, han sido publicados por EL PAÍS, el lunes 7 de junio, 2010, en la página 11.

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  2. Siento la injerencia, pero sólo quisiera hacer una apreciación. Periodísticamente, y por ende socialmente, está aceptado decir "confrontación" para referirse a "enfrentamiento", cuando el significado correcto y preciso de "confrontación" es de sentido de comparación. Según la RAE:
    1. f. Careo entre dos o más personas.
    2. f. Cotejo de una cosa con otra.
    3. f. Acción de confrontar (‖ ponerse una persona frente a otra).
    4. f. desus. Simpatía, conformidad natural entre personas o cosas.

    Son usos irregulares que se le dan a las palabras o unión de ellas, como el anglicismo "en base a" (in base of), entre otros muchos.

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  4. Tienes razón, Rafa. Ocurre que hay toda una estrategia de "Choque de Civilizaciones" que utiliza la confrontación, no para copnfrontar valores y contravalores o herencias culturales, sino para el enfrentamiento y la guerra en la lucha de intereses por el mantenimiento hegemónico occidental -liderado por EEUU-. Esta estrategia, diseñada en círculos "neocons" pretende una "reconfiguración del Orden Mundial" conforme a la ideología economicista liberal conservadora.

    Mi propuesta, tras la caída del Muro de Berlín y la construcción de otros muchos muros, se centra en establecer relaciones interculturales, más allá del liberalismo individualista y el comunitarismo social.

    Dentro de cada Civilización, las distintas culturas tienen su propia riqueza.

    ¿Cómo salir de la dialéctica del enfrentamiento: empujón, sacudida, machaque?

    Ese es el problema que se plantea cada día, ya sea en Oriente Medio, en Afganistán, o en la Conchinchina ... o en el África Negra (subsahariana para quienes prefieren el conflicto al diálogo intercultural).

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  5. Anoche, Rafa, ya te había contestado dandote la razón, pero me ha parecido que debía explicar por qué me he deslizado en el uso de los términos "confrontación"/"enfrentamiento"/"violencia".

    Muchas gracias

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