sábado, 29 de mayo de 2010

¿HACIA UNA NUEVA SOCIEDAD?


En nuestro momento histórico (año 2010 de la era "cristiana"), visto lo visto, sería bueno reflexionar - nos guste o no (a mí no me desagrada) - sobre qué tipo de sociedad realmente queremos y sobre si la economía en la que nos movemos ayuda o no a lograr ciertas aspiraciones que tenemos como parte de la Comunidad Humana.

Lo que ha venido en denominarse "crisis del sistema financiero" o, más llanamente, "crisis económica" ha puesto de manifiesto errores graves en el modelo económico y de desarrollo en el que estamos embarcados y, en consecuencia, errores en la propia sociedad , en la que se ha perdido la confianza, pues se han producido tales desmesuras y abusos que nos han situado al borde del abismo y de la muerte. Individualismo feroz y fundamentalismo de mercado -revestido de democracia o, mejor, de partitocracia - han herosionado y deteriorado el sentido de la Comunidad Humana.

Dice Stiglitz que se ha escrito mucho sobre la insensatez de los riesgos que asumió el sector financiero, y de lo que ello ha supuesto en la devastación de las instituciones financieras y respecto de los déficits fiscales; pero que se ha escrito muy poco sobre el "déficit moral". Y afirma:

"La búsqueda incansable de beneficios y la persecución del propio interés quizás no han creado la prosperidad que se esperaba, pero sí han contribuido a crear el déficit moral". Puesto que ganar dinero era el principal objetivo de la vida, cualquier comportamiento para conseguirlo era aceptable. Cada día la lista de financieros "faltos de ética" es más larga. "Hubo individualismo pero no responsabilidad individual. A largo plazo, la sociedad no puede funcionar bien si la gente no asume la responsabilidad de sus actos" (ver "Hacia una nueva sociedad", en Caída Libre. El libre Mercado y el Hundimiento de la Economía Mundial (págs. 324 y ss.).

¿Estamos midiendo bien los resultados de nuestras capacidades productivas y creativas?

Hace ya muchos años, en dos momentos distintos: uno trabajando en Cultura y otro trabajando en Asuntos Sociales, trataba yo de convencer de la necesidad de entender el gasto social o el gasto cultural como inversión, y siempre había alguien que me remitía a demostrar qué cantidad se aportaba realmente, materialmente, al Producto Interior Bruto (al PIB) desde Cultura o desde Asuntos Sociales. Importaba, pues, el rendimiento económico. Pero ... ¿es el PIB una medida adecuada para calibrar el Bienestar Social? Yo no digo que no pueda y no deba ser una medida. Pero no la única. Y por supuesto, siempre he considerado un error que en la evaluación de los Planes de Bienes Culturales o en los Planes de Inclusión Social sólo se contabilizaran resultados económicos. ¿Cómo medir entonces el estado de salud de una población determinada?

Mencionemos al menos el tema del Medio Ambiente y el de la Justicia Distributiva. Una parte del crecimiento se ha basado en la explotación indiscriminada de los recursos naturales y en la degradación del Medio Ambiente. ¿No es ello a costa del bienestar futuro? En cuanto a la Justicia Distributiva, decir que el hecho de producir una tarta muy grande no quiere decir que todos vayan a tener una parte equivalente, pues un 20% de los comensales comen el 80% de la tarta y el 80% se tiene que conformar con el 20% restante.

Nuestro sistema de medir no es bueno.

En un mundo de feroz individualismo, no se quiere ni Comunidad Humana ni una Nueva Sociedad, pues incluso el Gobierno es un estorbo, es el problema, no la solución. ¿Suena la música?

Cuanto más se erosione la confianza más difícil será lograr una sociedad más justa y equitativa.


José Mora Galiana

2 comentarios:

  1. He publicado un mensaje en www.twitter.com haciendo mención a esta entrada de su blog: http://twitter.com/basiliomp/status/15124524436

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  2. Gracias. Espero que cada vez seamos más los que nos interesemos por estos temas que van configurando los distintos modos de vida

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