En su momento escribí que, del 12 al 15 de febrero de 1987, tuvo lugar en Córdoba (España)un primer Encuentro Abrahámico que invitaba a una toma de conciencia colectiva frente a los riesgos de un suicidio planetario. Ni el positivismo ni el individualismo ni las exigencias de las grandes potencias llevan a la solidaridad y la fraternidad universal, lo que ya entonces provocaba la asfixia del denominado Tercer Mundo y llevaba al fracaso material y moral de Occidente. Se pidió, pues, que se restauraran las instituciones internacionales dentro del espíritu de la solidaridad y de la igualdad con el fin de combatir la realidad estructuralmente injusta. Hoy seguimos en las mismas.
Hoy, como dice Federico Mayor Zaragoza, con sólo leer los titulares de los periódicos vemos que la situación es extrema. La pandemia, el galopante deterioro ambiental o "ecocidio", la brecha social ampliada,... y además los recientes acontecimientos en Afganistán constituyen un auténtico aldabonazo. Lo primero, pues, tomar conciencia personal y cambiar nosotros mismos. Pero como "ciudadanos del mundo" es necesario compartir, dialogar, levantar la voz, ... y actuar. El gran desafío, efectivamente, es a la vez personal y colectivo. El gran desafío está en la "praxis". Como dijera Ignacio Ellacuría, corresponde a la Humanidad ser sujeto de la realidad histórica, haciendo frente a todas las amenazas globales, anteponiendo la Cultura y la Solidaridad al Neoliberalismo Económico "ultra", y a todo tipo de Dictadura que mantenga situaciones estructuralmente injustas -ya sean locales, nacionales, continentales o globales-.
Esta mañana me ha llegado el siguiente comentario: "Esta reflexión es clave para seguir evolucionando y para superar los retos globales del presente". ¡Gracias por compartir!
ResponderEliminarEvidentemente esa es la realidad. Y no es que estemos igual que en 1987 cuando se celebró aquel encuentro, es que estamos peor, bastante peor.
ResponderEliminarNos ha invadido lo "ultra" por todos los lado, mientras quedamos expectantes a la espera del desastre.
Es preciso cambiar el "chip" para poder dar la vuelta a todo y salvar lo salvable.
Inevitablemente vamos al desastre por el camino que se ha escogido. Se ha perdido todo sentido del Bien Común. Es necesario tomarse en serio la situación actual y como dices, actuar. Pero actuar todos/as, o al menos muchos/as. Y no perdiendo de vista los Derechos Humanos Universales. Es una gran reflexión mi querido profesor. Además, comparto el resto de comentarios. Muchas gracias por compartir.
ResponderEliminarPepe, gracias por la reflexión. Se me ocurre que algo sí que sobrevive aún hoy como ayer, y que nos vincula afectiva e intelectualmente a gente como a las que nombras con nosotros: la esperanza. Esa virtud ya sea teologal o humana que nos mantiene en vilo y sostiene nuestro optimismo antropológico...
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