martes, 4 de febrero de 2020

EDUCAR PARA LA PAZ Y LA CONVIVENCIA






         Tal como nos recuerda Federico Mayor Zaragoza, la Educación (y los educadores) deben situarse más allá de ideologías y creencias partidistas o religiosas. Lo primero y principal es el acceso a la Educación, en sus distintos niveles de aprendizaje. Pero, además, es fundamental educar para ser libres, educar para ser capaz de pensar por sí mismo, y educar en el respeto. Esa es la doble tarea humana, ambas esenciales, para garantizar la dignidad, y construir la paz y la convivencia.
         Tras afirmar que la educación es, como la justicia, la sanidad y la ciencia, tema supra-partido político, que se dirige a todos los ciudadanos, sin discriminación alguna, y que no puede concebirse desde ideología, creencia e identidad cultural alguna, dice mayor Zaragoza:
         La educación para la paz es un campo específico pero forma parte del desafío educativo propio de una "aldea global" asimétrica, cuyas disparidades en lugar de reducirse se están ampliando. Millones de niños y jóvenes no acceden a los niveles mínimos de aprendizaje en muchos países del mundo. La educación para la paz debe incluir la educación para la democracia, la justicia, el desarme, los derechos humanos, la tolerancia, el respeto a la diversidad cultural, la preservación del ambiente, la prevención de los conflictos,  la reconciliación, la no violencia y la cultura de paz." ¿Para qué?  "Para hacer posible la transición histórica de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón” (ver  el artículo que se titula “Cuestión esencial: la Educación, educadores”, publicado en eldiario.es, el día 3 de febrero del año en curso).
         ¿Cuál es el objetivo de la Educación? Ser responsables y libres. En la creación de la Universidad de Huelva, con vocación y relaciones abiertas a tres mundos –como ya dijera Juan Ramón Jiménez-, retomamos como objetivo el tradicional “sapere aude” (atrévete a saber), es el reto de orientar la propia vida, el reto de construir creativamente, pensando, forjando espacios de convivencia, de diálogo, de paz, de transformación solidaria. Ese sigue siendo nuestro objetivo.  
         Más allá de ideologías y creencias partidistas o religiosas, asumamos el reto de la esperanza, el reto del diálogo y la convivencia armónica. Es vital para la plenitud humana.


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