viernes, 28 de octubre de 2016

EN TORNO A LA DECLARACIÓN DE MANAGUA



          Un compañero de La UCA de San Salvador me ha transmitido que quienes participaron  en el XV Congreso Centroamericano de Sociología convocado por la Asociación Centroamericana de Sociología (ACAS) y realizado del 11 al 14 de octubre de 2016 en la ciudad de Managua (Nicaragua), al finalizar dicho encuentro redactaron un documento en el que expresaban  una especial preocupación por la crisis económica, política, social, cultural y medioambiental que atenta contra la dignidad humana y la vida. El comunicado, a mi modo de ver, tiene puntos sobre los que debatir también en España y Europa.
                                                         Mapa de Managua Nicaragua


              
            Entre las principales evidencias constatadas se subrayaban las siguientes: 






1.- La imposición de un modelo económico que defiende a ultranza al gran capital y a los grupos económicos privilegiados en las distintas sociedades, desdeñando la vida, la justicia, la equidad y la libertad de pueblos, comunidades, grupos sociales y personas en la región.  


2.- La reproducción de un modelo de desarrollo que privilegia el lucro y la acumulación de capital, por encima de la ética de cuidado de LA VIDA, del territorio y de la naturaleza, para el bien común. Lejos de ello, las políticas públicas, siguen propiciando el crecimiento de la desigualdad en la región, condenando a la sobrevivencia a la mayoría de los habitantes (especialmente a los pueblos indígenas, los pueblos afro-descendientes, el campesinado, la clase trabajadora y las mujeres).  


3.- La prevalencia de gobiernos que han dejado de ejercer su función social de gobernar para el bien común y, por el contrario, se han coludido con los grupos tradicionalmente poderosos y con las nuevas elites, contribuyendo a acentuar la exclusión económica, legitimando la exclusión cultural, favoreciendo la exclusión social e imponiendo la exclusión política. Dicha lógica del poder gubernamental, ha derivado en una enorme espiral de corrupción.  


4.- La profundización del problema de la violencia, en sus múltiples dimensiones y expresiones, entre las cuales se han mencionado en el congreso: la violencia estructural; la violencia social; la violencia de Estado; la ampliación de las redes del crimen organizado, el narcotráfico, la trata de personas; la vulnerabilización de las personas migrando en situación irregular para escapar de la pobreza y la violencia (niñas, niños, jóvenes, mujeres y hombres); la estigmatización, exclusión y agresión a grupos históricamente excluidos, como la niñez, la juventud, las mujeres, los movimientos estudiantiles, los y las defensoras de derechos humanos, ...  


5.- El aumento de evidencias de la violencia contra las mujeres en la región, principalmente del femicidio.... y, en consecuencia, la urgente necesidad de que las autoridades Centroamericana investiguen todos los casos de femicidio y muerte violenta de mujeres y que se haga justicia, para evitar que la impunidad siga siendo caldo de cultivo para la proliferación de estos crímenes misóginos en la región.  


6.- La crisis de las ciencias sociales es propiciada, en la actualidad, por un neoconservadurismo, que impone criterios de cientificidad desde la academia, dando cabida a la intolerancia ante la pluralidad teórico-metodológica, la visión monodisciplinar frente a una realidad compleja, y la prevalencia de la visión positivista en la construcción del conocimiento.... Esta crisis de las ciencias sociales divide, nos violenta y disminuye nuestra capacidad de construir un pensamiento crítico que contribuya a la necesaria transformación social de nuestros pueblos y países, que es el principal desafío.
          El hecho de poderse reunir estudiantes, docentes y profesionales de las Ciencias Sociales es de suma importancia, y una gran oportunidad, para colocar en el debate regional, intercultural, "intergenérico" e intergeneracional, problemáticas invisibilizadas o escasamente abordadas, y avizorar propuestas teórico-metodológicas que contribuyan, desde el quehacer científico social, a la construcción comunitaria de la transformación de esta realidad lacerante y compleja,  que permitan la formación de nuevas generaciones de profesionales comprometidos con la defensa de la vida, la dignidad, la igualdad, la justicia, la solidaridad y la paz.
         En la Declaración de Managua se reconoce el esfuerzo  y el apoyo institucional de la Universidad Centroamericana (UCA) para la organización y desarrollo del XV Congreso Centroamericano de Sociología; esfuerzo que se ha visto compensado con la asistencia de más de 500 participantes de todos los países de Centroamérica y de otros países latinoamericanos, lo cual constituye una evidencia de la necesidad del diálogo interdisciplinario y transdisciplinario para continuar en la profundización de los debates que nos demanda la compleja realidad en que vivimos.                          
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           Por nuestra parte, desde esta orilla euro-atlántica-sur, entendemos que debería tomarse nota de este impulso de pensamiento crítico por parte de las Ciencias Sociales y, en vistas a los compromisos de transformación, combatir aquellos pactos que dañan a terceros, que son normalmente los más débiles, los más vulnerables, los excluidos, las personas migrantes o desplazadas y las comunidades o pueblos a quienes se niega su dignidad y, en ocasiones, hasta su vida.

          Coludir con los poderosos es pactar en daño de las personas y comunidades sometidas y dominadas. El Congreso Centroamericano de Sociología ha puesto el dedo en la llaga sangrante de nuestro mundo económicamente globalizado por el mundo financiero, mundo unidimensional ajeno a las exigencias del desarrollo integral, el desarrollo humano y el desarrollo capaz de combatir las injusticias estructurales que afectan al conjunto de la Comunidad Humana, paradigma del futuro.

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