viernes, 11 de marzo de 2016

"SE HACE CAMINO ALANDAR"


“HACER CAMINO AL ANDAR” COMO PRAXIS CONSTRUCTIVA

Comentario “Sobre la reconstitución del pensamiento crítico”

(Capítulo 8 del libro de Franz Hinkelammert: La Maldición que pesa sobre la Ley, Arlekin,       San José de Costa Rica, 2010, págs. 227-269)

Unir trabajo y pensamiento, reflexión crítica y acción transformadora, desde la actualidad, es ineludible para resolver los grandes retos del presente. Ello implica una reconstitución de la economía política, conjugando tiempo de vida, tiempo de trabajo, productividad, realización personal y realización de todo ser humano; implica también reconstitución del análisis crítico y de las relaciones jurídicas, contractuales, económicas y humanas, en las que se interpreta la visión del mundo en el que vivimos.  

¿Qué es primordial, la vida humana o las relaciones mercantiles? Además de que lo jurídico sea, en la realidad, reflejo de nuestras relaciones materiales, o que lo jurídico esté predeterminado por lo económico en las relaciones contractuales, hay una pregunta ineludible: ¿Por qué nos consideramos poseedores de objetos y mercancías o de tierras, territorios y países respecto a los demás? La posesión, el dinero, el capital, el dominio, la mercancía o los objetos tienen fetiche, tienen atracción, tienen “plus valía” y, a su vez, son proyección del instinto y el deseo de apropiación. De ahí la voluntad  subjetiva de ser propietario objetivamente, jurídicamente. En este caso, son los objetos los que dan contenido a las relaciones. Pero… ¿dónde queda el trabajo? ¿No pasa el sentido social y colectivo del trabajo a la propia mercancía y al propio mercado?

Nuestras sociedades han constituido un mundo al revés, un mundo donde lo primero no es la vida humana y la convivencia sino el mundo de las mercancías, que -como diría Franz Hinkelammert- refleja objetivamente el reconocimiento mutuo entre las personas como propietarios. Pero… ¿Dónde queda el imperativo ético de un Nuevo Contrato Social? En realidad, lo que parece imposible sólo puede verse como posible por medio de la inteligencia y la voluntad humanas, es decir, por medio de la praxis constructiva.

En el contexto de nuestro actual mundo, económicamente globalizado, la sociedad española tiene como cuatro estratos sociales: quienes más tienen y poseen, los que llevan una vida más o menos digna y son capaces de consumo; las personas y familias (especialmente mujeres con carga familiar) que se debaten en la precariedad o con trabajos precarios; y los que sufren graves carencias y exclusión social, a los que hay que añadir las personas –mayores y menores, mujeres y hombres- y familias que llaman a las puertas y no logran entrar… ¿Cómo transformar la realidad? ¿Cómo modificar las relaciones materiales, y las relaciones sociales entre cosas, en relaciones humanas y relaciones de vida (incluida la humanización de las relaciones laborales)? ¿Cómo lograr la igualdad y, de forma concreta y particular la igualdad, de la mujer? Frente a las actuales estructuras de dominación, decíamos antiguamente que sólo la unión hace la fuerza, conscientes de que las distintas formas de deshumanización revelan la realidad del ser humano afeando así la conducta de quienes lo deshumanizan.  En consecuencia, no se trata de destruir ni de deshumanizar al “otro” (a la otra persona, familia o comunidad) sino de reconstruir y de reconstituir. Pues ni vale quedarse mirando espejismos ni basta con que funcione un sistema dado o impuesto sino que se transformen las estructuras injustas y deshumanizadoras en realidades y relaciones humanas. Pues la dimensión humana presente por ausencia es objetiva y por tanto su reconocimiento –como dice Hinkelammert- es necesario.

En este contexto, la ciudadanía europea no puede ni debe considerarse una isla ni una fortaleza ególatra, ni puede permitirse divisiones y enfrentamientos cuando se trata de asumir responsabilidades, resolver sus problemas y los de sus vecinos (o el débito que se tiene con las poblaciones de antiguas colonias). Tratados o acuerdos inhumanos nos remiten, por no ser humanos, a una ausencia presente, una ausencia que grita e interpela en pie de igualdad. En España tampoco podremos transformar lo negativo en positivo si no es uniendo voluntades con capacidad de construir en vez de destruir, con capacidad de sumar en vez de restar y dividir o fraccionar. Incluso la memoria histórica nos debe ayudar a reconstruir el presente, de hoy, de mañana y de pasado mañana, en positivo. Pues lo que está presente por su ausencia es el ser humano como ser supremo para el ser humano. Sin embargo, multiplicar potencialidades y capacidades será ineludible en un mundo, actualmente desigual entre menos del 20% rico y más del 80% pobre, que tiene que elegir entre la solidaridad - fraterna y humana -, o la guerra, criminal y asesina.

Pablo Iglesias Posse optó en su tiempo, en la España de 1870, por la solidaridad frente a los poderes fácticos dominantes, y fue y ha sido un referente para el socialismo y la democracia contra todo tipo de Dictaduras. Hoy la dialéctica no es entre capitalistas y proletariado. La realidad es más compleja y existen diferentes y múltiples desigualdades y estratos sociales. Pero conviene que las generaciones jóvenes tengan referentes de aquella extraordinaria talla humana, sindical, política y de pensamiento. Su proyección social en la actualidad, al igual que la de María Zambrano (tan olvidada a veces), pro Persona y Democracia, podrían servir de referentes para combatir la creciente distancia entre el discurso político y la acción política,  así como para centrarse en la realidad histórica del momento. Sus vidas fueron y son ejemplo de “praxis constructiva”. Los ciudadanos de a pie, los que estamos empeñados en conjugar vida digna, inclusión social, trabajo y pensamiento,…. y cualquier persona bien intencionada, debemos combatir todo tipo de deshumanización, todo tipo de guerra, todo tipo de dominio, y condenarlo, trabajando por la justicia frente a la injusticia, por la verdad frente a la mentira y ocultación, trabajando  para que se tiendan puentes, prospere la solidaridad, la interculturalidad, el diálogo, la negociación, el entendimiento y la transformación de lo negativo en positivo en bien de nuestros hijos y nietos, en bien de nuestra comunidad  o país, y en beneficio de la gran Comunidad Humana. Ese es el reto de lo imposible que se hace posible: la praxis constructiva de la solidaridad efectiva, en libertad, fraternidad e igualdad.

La Política es, sobre todo, el arte de evitar la guerra, transformar y construir la ciudad, y hacer posible la convivencia solidaria, conjugando el tiempo de la vida con el tiempo del trabajo en sociedad. Lo imposible mueve lo posible si se traduce en realidad. Como dice Hinkelammert sobre la reconstitución del pensamiento crítico: “El tiempo concreto es el tiempo en el cual sigue a nuestro presente el presente de mañana y de pasado mañana. Es el presente de mañana en el cual vivirán nuestros hijos y los hijos de sus hijos”.

La praxis de la construcción, o de la traducción en hechos, consiste en ir haciendo posible lo que parece imposible: que los mercados estén cada vez más al servicio de la vida humana y lograr que el ser humano (igual la mujer que el hombre) vaya siendo, efectivamente, sujeto de su vida real y concreta. El camino es largo, pero… “se hace camino al andar”.

 

Sevilla, 11/03/16, José Mora Galiana

1 comentario:

  1. Querido amigo, tienes verbo y un mayor corazón, de ahí que tu filosofía me cautive y la comparta. Luego llega la realidad de la vida y nos rompe los esquemas, pero no por ello se debe dejar de insistir en la idea.
    La situación es compleja, quizás antes sucedía lo mismo y yo no lo percibía pues estaba inmerso en mi "mundo" laboral particular, pero ahora, con ese algo más de tiempo que la jubilación ofrece, puedo acercarme a los problemas desde una reflexión más serena.
    Ha sido un placer leerte. Un fuerte abrazo
    B M

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