El Papa Francisco, con motivo de la VII Cumbre de las Américas, considera que sumar esfuerzos y superar
diferencias en el camino hacia el Bien Común, es una clara exigencia para alcanzar el objetivo del lema establecido: "Prosperidad con equidad: el desafío de la
cooperación en las Américas". El gesto sin precedentes de Barack Obama y Raúl Castro invitan a modificar el Atlas de la Historia.
El día 10, escribió el Papa Francisco: "Estoy convencido - y así lo expresé en la
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium - de que la inequidad, la injusta
distribución de las riquezas y de los recursos, es fuente de conflictos y de
violencia entre los pueblos, porque supone que el progreso de unos se construye
sobre el necesario sacrificio de otros y que, para poder vivir dignamente, hay
que luchar contra los demás (cf. 52, 54). El bienestar así logrado es injusto
en su raíz y atenta contra la dignidad de las personas. Hay "bienes
básicos", como la tierra, el trabajo y la casa, y "servicios
públicos", como la salud, la educación, la seguridad, el medio ambiente...,
de los que ningún ser humano debería quedar excluido.
Este deseo - que todos compartimos -,
desgraciadamente aún está lejos de la realidad. Todavía hoy siguen habiendo
injustas desigualdades, que ofenden a la dignidad de las personas.
El gran reto de nuestro mundo es
la globalización de la solidaridad y la fraternidad en lugar de la
globalización de la discriminación y la indiferencia y, mientras no se logre
una distribución equitativa de la riqueza, no se resolverán los males de nuestra
sociedad (cf. Evangelii Gaudium 202).
No podemos negar que muchos países han experimentado un fuerte desarrollo económico en los últimos años, pero no es menos cierto que otros siguen postrados en la pobreza. Además, en las economías emergentes, gran parte de la población no se ha beneficiado del progreso económico general, sino que frecuentemente se ha abierto una brecha mayor entre ricos y pobres. La teoría del "goteo" o "derrame" (cf. Evangelii Gaudium 54) se ha revelado falaz: no es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos. Son necesarias acciones directas en pro de los más desfavorecidos, cuya atención, como la de los más pequeños en el seno de una familia, debería ser prioritaria para los gobernantes. La Iglesia siempre ha defendido la "promoción de las personas concretas" ("Centesimus annus, 46), atendiendo sus necesidades y ofreciéndoles posibilidades de desarrollo".
Además, el Papa llama su atención sobre el
problema de la inmigración - tema sensible también para el Presidente Obama -.
Se constata que la inmensa disparidad de oportunidades entre unos
países y otros hace que muchas personas se vean obligadas a abandonar su tierra
y su familia, convirtiéndose en fácil presa del tráfico de personas y del
trabajo esclavo, sin derechos, ni acceso a la justicia ... En ocasiones, la
falta de cooperación entre los Estados deja a muchas personas fuera de la
legalidad y sin posibilidad de hacer valer sus derechos, obligándoles a
situarse entre los que se aprovechan de los demás o a resignarse a ser víctima
de los abusos.
Son situaciones, dice el Papa, en las que no basta salvaguardar
la ley para defender los derechos básicos de la persona, en las que la norma,
sin piedad y misericordia, no responde a la justicia. Y añade: "A veces, incluso dentro de cada
país, se dan diferencias escandalosas y ofensivas, especialmente en las
poblaciones indígenas, en las zonas rurales o en los suburbios de las grandes
ciudades. Sin una auténtica defensa de estas personas contra el racismo, la
xenofobia y la intolerancia, el Estado de derecho perdería su legitimidad."
Por todo ello, dirigiéndose al Presidente de Panamá, pide que se incrementen los esfuerzos por tender puentes, facilitar canales de comunicación, tejer relaciones, y buscar el
diálogo y el entendimiento. La situación geográfica de Panamá, en el centro
del continente Americano, que la convierte en un punto de encuentro del norte y
el sur, de los Océanos Pacifico y Atlántico, es seguramente una llamada simbólica para generar un nuevo orden de paz y de justicia y para promover la
solidaridad y la colaboración respetando la justa autonomía de cada Nación.
Sin duda alguna, frente al desorden estructuralmente injusto del mundo global actual cabe avanzar por el camino de un nuevo orden mundial más justo y más solidario. El gesto de Barack Obama y de Raúl Castro puede ser un gesto histórico de largo recorrido.
Bien !!!!! Yo también estoy de acuerdo y ma parece estupendo pues creo qye ya es hora de ir construyendo un mundo un poco mas habitable para todos y no solo para una minoría. Gracias Pepe !!!!
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