La
Buena noticia política del momento es que se están retomando tareas de
reflexión y elaboración de programas en vistas al debate público y los próximos
procesos electorales, a la vez que se van renovando los liderazgos y las
fuerzas sociales y políticas de España. Pues la legitimidad social, el
liderazgo y la partitura o programa son
necesarios para avanzar en democracia.
La
Filosofía Política, al analizar la realidad histórica y la realidad de lo público
y comunitario, tiene que describir lo más científicamente posible la realidad
mediante la ciencia política y tiene también una exigencia de teoría crítica y
de opción ética –mirando no sólo lo que es sino lo que puede y debe ser-. El
hecho de “ver” la realidad, y dejarse impresionar por ella, lleva a actualizarla en el pensamiento,
reflexionar, proponer lo que deba ser y volver a la realidad para participar en
la transformación del quehacer político por medio de la sociedad y sus
instituciones.
A
primeros de siglo indicaba Antonio García Santesmases (en su libro Ética, Política y Utopía) que se carecía
de una Filosofía Política realizada desde España. Por ello, tal vez, tras un
reconocimiento expreso al profesor Fernando Quesada que dirigía entonces la
revista Internacional de Filosofía
Política, desde la UNED, afirmaba:
“Para
pensar la política hay que inscribirse históricamente en el propio contexto;
hay que recoger las aportaciones de las ciencias sociales; hay que saltar desde
la verdad efectiva hasta la óptima república para volver una vez más a la
realidad; sólo así es posible mantener la tensión entre la descripción y la
prescripción”.
¿En
qué contexto nos movemos hoy? ¿Cuál es nuestro momento histórico? Formularse
esas y otras preguntas es ineludible.
Es
claro que hay, en la actualidad, un predominio del liberalismo. Pero el
liberalismo tiene dos tradiciones: la del individualismo posesivo (con afán
desmesurado de lucro) y el liberalismo solidario o socialdemócrata (con cierta
tendencia clientelar).
También
parece que se prefiere, como sistema político, la democracia a cualquier tipo
de dictadura –incluida la económica-, pero se acepta en general el debate sobre
posibles combinaciones entre lo que se denomina el Mercado, el Estado y la
Sociedad Civil. Finalmente, se considera positivo el proyecto de cohesión
territorial, económica y social de la Unión Europea, pero se vive una fuerte
crisis económico-financiera, de corrupción, de desigualdades y de desempleo y
carencia de valores, que postula la necesidad de que la economía esté al
servicio de la política y ésta, a su vez, se someta a criterios éticos y
jurídicos, con el fin de regenerar la política y rehabilitar la propia
democracia.
Ante
esta situación vuelve a florecer la posibilidad y potencialidad de un
socialismo en libertad que no ha llegado a plasmarse como alternativa real,
aunque su espíritu lograra un Estado de Bienestar ahora también afectado por
los recortes, y más en crisis que en proceso de racionalización. Florece
también la exigencia de un Poder Judicial más independiente del Poder
Ejecutivo, profesional y con más medios. Se plantea finalmente la separación
mayor de poderes, la democracia interna de los partidos y la revisión del
Senado para que pase a ser una Cámara territorial.
En la actualidad es una buena noticia el que, por reacción ante el paro y la corrupción, y por el
revulsivo del 15M y del Movimiento Podemos,
ya transformado en Partido, se esté realizando un esfuerzo de reflexión y de
elaboración de programas políticos a debatir, defender y aplicar prácticamente. Es una buena noticia sin duda, pues, en algún momento –debido a la crisis de las
instituciones y del propio título VIII de la Constitución sobre la división
territorial- parecía que peligraba la libertad, la igualdad ante la Ley, y la
democracia alcanzadas en España.
Tu artículo me gusta. Esencial ese movimiento que va de lo real a lo que debe ser y vuelta a la realidad para transformarla con el deber ser aprendido.
ResponderEliminarNo creo que pueda caracterizarse la socialdemocracia como clientelar. Esta patología está presente en toda organización política como degeneración del principio de cohesión necesario en ellas.
Su antídoto es guardar el necesario equilibrio entre la centrifugación democrática y la unidad democrática interna.
CN
Hoy, en el Seminario de "Antagónicos" de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, me parece que se ha ratificado, de algún modo, la importancia de PODEMOS respecto del avance de la democracia real que estaba en manos de la dictadura económico o camino de una dictadura que anulara las libertades políticas. No creo que exagere.
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