AUTONOMISTAS NO DEMÓCRATAS Y FANFARRIA ELECTORAL

          En 2008, publicaba Alejandro Nieto El Desgobierno de lo Público, cuya segunda edición es de 2012. Y, en el capítulo octavo se abordaba el tema de "Las máscaras autonomistas", donde se habla de ideologías autonomistas, de la estructura fragmentada, de las administraciones autonómicas, del parlamento municipal como convención, de la Autonomía sin responsabilidad, de la financiación, de la corrupción, y de la mirada organizativa autonómica.  Pues bien, según Alejandro Nieto - catedrático emérito de Derecho Administrativo de la Complutense de Madrid-,  lo que se ha impuesto bajo el manto municipalista y autonomista o bajo la partitocracia dominante es una modernización aparente, sobre el papel, pero en realidad una Administración caótica e incontrolable. ¿Ahí estamos?

 

 

          Escuchando la voz altiva de Artur Mas en Cataluña pero también otras voces colindantes suyas o próximas y de otros lares, bien podría afirmarse la tesis del desgobierno.

 

          Viendo también de cerca la gestión de no pocos ayuntamientos, por supuesto que hay desgobierno de lo público y de las finanzas. Y, en Comunidades Autónomas, se da la supeditación de la Administración a la voluntad política del momento, en las jefaturas de servicio de libre designación, creación de organismos autónomos, contrataciones de servicios técnicos, etc. Todo eso, claro está, es puro clientelismo y algunas otras cosas un tanto inconfesables.

 

          Dice Enrique Gil Calvo -en su artículo "Juego sucio" (El País, 29/09714, página 11) que al amparo del referéndum escocés, presentado como un ejemplo de democracia a pesar de su resultado negativo, el Govern catalán ha convocado su propia consulta imposible con una clara intención: provocar su prohibición. ¿Para qué? Para romper las reglas del juego, para entrar en la fanfarria y el juego sucio y, después, "a río revuelto" ganancia de pescadores... ¡Vaya cordura!

 

          En verdad, todo es humo, para distraernos de los sustantivo: la necesaria actualización y reforma de la Constitución, incluyendo la renovación de la Administración Pública, y la garantía de derechos fundamentales o derechos humanos inalienables de toda persona y de todo ciudadano. En ocasiones la democracia real ha pasado a un segundo plano para afirmar, bajo el manto de protección autonómica, la propia opción política partidista o incluso individual -en el caso de muchos municipios-. Pero se permite seguir en esa especie de limbo en el que se ha negado la profesionalidad y la autonomía necesaria a la Administración Pública, porque ese ha sido el modus operandi desde los propios Partidos Políticos.

 

          La situación actual es grave. No se puede obviar ni minimizar: el desgobierno, como dice Alejandro Nieto, debilita el equilibrio y hace intolerable cualquier tipo de dominación. Estamos ante una bomba de relojería. Lo que vaya a pasar es impredecible. En España no es fácil que haya un discurso B) ni un plan B) en ninguna de las actuaciones públicas. Recuerdo el Referéndum sobre la OTAN. El plan B) era dimitir Felipe González ... Nos sale demasiado, y demasiadas veces el espíritu de la dictadura o la soberbia del "yo o el caos".

 

          Habrá que estar preparados para retomar la responsabilidad constitucional y acometer las reformas necesarias que garanticen la paz y la convivencia entre todos los territorios y pueblos de España. de lo contrario nos podemos quedar en el cantonalismo, el localismo, el populismo, la dictadura, el descontento, la revolución y el desgobierno perpetuo en vez de avanzar en la paz perpetua, la prosperidad y la convivencia, dentro del marco europeo.

           Para ello, claro está, se necesita de un amplio consenso en el que no se trabaja desde hace un par de décadas. ¡Grave error histórico!