miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA ESTRECHEZ DE LAS URNAS



En las urnas caben unas papeletas pero no cuanto se piensa ni cuanto se vive, ni cuanto puede o podría ser posible. Cuando se hace el recuento se es muy cuantitativo. Se trata de contar y adjudicar el número de votos por partidos: tantos votos para el que más, tantos para el segundo, tantos para el tercero... y, así, hsta el último. Ni siquiera se hace constar lo que expresan los votos nulos, ni los tachones, ni las palabras que a veces se vierten por escrito ante tal o cual candidato al Congreso o al Senado. A la postre, se aplica el positivismo legal, en relación con circunscripciones provinciales, o de ciudades como Ceuta y Melilla, y hasta las próximas. Sin embargo empieza ya a plantearse la necesidad de modificar la Ley Electoral (porque contradice el principio democrático de una persona un voto) y también la democracia interna y externa de los partidos -con sus listas cerradas, sus consignas y estrategias- o el propio sistema representativo de la actual democracia (¿para qué el Senado? ¿Cuál es el peso real del Poder Legislativo? ¿Qué decir del Poder Judicial?).



Los cambios que se están produciendo en el campo económico vienen exigidos por las fuerzas mercantiles especulativas que miden más y más el plus de sus riesgos y lo endosan con porcentajes más altos a los que consideran más débiles políticamente o a quienes, a su juicio, no han hecho los deberes en el control del gasto o del déficit. Hay, por supuesto, desmadres pero el mayor desmadre no es puntual de tal o de cual actuación o país sino que lo es del propio sistema de los mercados especulativos insolidarios y corruptos. La compraventa de diamantes podría ser un ejemplo ilustrativo. Una piedra comprada como tal en bruto es vendida, tras ser tallada, y pulida, como brillante, al precio mínimo de un vehículo todo terreno.

Los cambios que se vayan a producir pueden derivarse de la necesidad de una economía saneada, de la exigencia de la competitividad, de la urgencia de generar empleo y producción, de las claves de un nuevo crecimiento de la eurozona... Pero, ¿dónde quedará la opción política europea de la triple cohesión económica, territorial y social? ¿Dónde la solidaridad? ¿Dónde la Política si resulta ser la esclava del Capital?



No basta con cambiar el sistema electoral o suprimir el Senado y reducir a la mitad el Congreso y los representantes parlamentarios de las distintas Comunidades Autónomas. Hay que ir a un cambio de mentalidad más radical, que asuma otro horizonte de desarrollo humano, que tenga en cuenta el reto de las energía renovables, que sea equitativo y solidario en las políticas sociales y sectoriales, y que, democráticamente, sea deliberativo y participativo con el fin de avanzar mediante consensos razonables. Se trata de ir hacia un nuevo Contrato Social, desde el sumo respeto a la dignidad del ser humano en su triple dimensión: individual, social e histórica.


Además de los votos que se esfuman en aplicación de la Ley D´Hont, en cada circunscripción y en el total de votos y porcentajes, está el conjunto de la abstención que ni siquiera entra en las urnas ni se tiene en cuenta. ¿De cuánto hablamos? ¿De un 30% del Censo Electoral? Quizás más. Y ¿por qué se abstienen tantas personas?



Los sociólogos, respecto de las elecciones, hablan de variables dependientes y de variables independientes. Si la variable dependiente es la abstención, las variables independientes son las "causas" de tal decisión de abstenerse, que pueden ser individuales (nivel de educación, edad, profesión, sexo, empleo o desempleo... y renta) o de caracter sociológico (bonanza o crisis económica y renta provincial, ayudas oficiales, participación real y asociacionismo... y tasa de paro); de movilización política (respecto de las ideologías, las distintas opciones, o las situaciones políticas y económicas en prospectiva); y de confianza o desconfianza institucional y política. De todo ello, hoy es fundamental tener en cuenta el influjo que los medios de comunicación, las opiniones o "conciencias sociales" e internet tienen sobre los electores a la hora de formar un juicio sobre la situación política y económica (respecto de si vamos bien o vamos mal). Y todo eso, ¿está en las urnas?



La estrechez de las urnas es una evidencia. En consecuencia, hay que encaminarse hacia nuevos modos de actuación, hacia nuevos planteamientos, y hacia nuevas formas de participación política, si no queremos quedarnos encerrados en una urna rectangular de metracrilato. Pues ni siquiera un voto tiene valor por si mismo, puesto que hay multitud de votos que no cuentan y hay, en las sumas totales, una proporcionalidad de votos distinta a la de los denominados representantes políticos. Por eso hay quienes dicen "no, no nos representan" -en muy distintas tonalidades y modulaciones-.



Urge retomar el sentido de la Cultura Política mirando más el mañana que el presente o el pasado, y pensar en el mundo de nuestros hijos e hijas, en el mundo de nuestros nietos y nietas, en el que, forzosamente, se plantea y se planteará la exigencia de realización personal y profesional, y las exigencias que se derivan del desequilibrio de la huella ecológica, la pobreza y la riqueza, y el acceso desproporcionado y desigual a bienes y servicios en el mundo global.



La estrechez de las urnas no se ciñe tan sólo a España o a Europa -una Europa trunca en lo político y teóricamente en quiebra en lo económico, que afecta a todos-. La estrechez de las urnas nos muestra nuestra propia estrechez mundial y la incapacidad de aplicar el sentido de la solidaridad, de la equidad, y de la justicia distributiva de la riqueza.



De todo lo anterior habrá que empezar a hablar a partir del día 21 de noviembre, tras las elecciones generales de España, que son unas elecciones de trámite -como lo ha sido la campaña-, desde situaciones insostenibles de paro y desencanto.

3 comentarios:

  1. Pienso que las urnas son necesarias,pero incompleto el uso que se hace de ellas,ya que no refleja muchas veces el sentir de las personas que votan. No me gusta que nos den las listas hechas y cerradas con personas que no conocemos de nada y que no sabemos si nos representan o a quienes, a veces, tacharíamos.

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  2. El principal problema que tenemos para afrontar los ataques especulativos contra la Deuda Pública, en España y el resto de Europa, es la ceguera ideológica. Sólo cuando nos demos cuenta del fracaso del neoliberalismo, impuesto como pensamiento único, saldremos de esta. No sirve de nada dar más poder al BCE si lo gobierna un neoliberal y no cambiamos las reglas del juego. Mientras el BCE siga prestando dinero a los bancos al 1% para que estos compren Deuda Pública española al 7%, asfixiando nuestra economía y enriqueciendo a los especuladores, seguiremos atrapados en un círculo vicioso. ¿Por qué no cambiamos las reglas para que el Banco Central Europeo pueda comprar directamente Deuda Española al 1%? ¿Por qué no plantean esto ni PP ni PSOE?. España se ahorraría dar un 6% a los bancos y estos se dedicarían a lo que se tienen que dedicar: prestar dinero para inversiones en la transición del modelo energético y productivo, urgente y apremiante tarea. Ahí es dónde tenemos que recortar gastos, en los intereses de la Deuda Pública. Algo tan sencillo como esto, defendido desde hace tiempo por economistas como Juan Torres, no lo hacemos porque no queremos. Y no queremos porque no sabemos que es posible. Y no sabemos que es posible porque prensa, banqueros y partidos mayoritarios (y adláteres como UPD y nacionalistas) usan todos las gafas neoliberales. En esas circunstancias, lo prioritario es empezar a apoyar proyectos nuevos sin hipoteca neoliberal (habrá un día, próximo espero, en que el PP y el PSOE se cambien las gafas neoliberales) ni de otro tipo. Pero hoy no podemos esperar a que lo hagan. No tenemos tiempo que perder. Votemos a opciones claramente superadoras del neoliberalismo.

    Y una vez resuelto esto, y llevados los bancos a cumplir su función social de prestar para las inversiones de las empresas y los estados, dispondremos de las herramientas para atajar la factura energética que pagamos por nuestra absoluta dependencia del petróleo (40.000 millones €/año) que se van a multiplicar, tal y como nos advierte la Agencia Internacional de la Energía. Lo que no invirtamos en transición a un modelo energético renovable antes de 2020 nos va a costar cuatro veces más a partir de esa fecha). No tenemos tiempo que perder. No nos lo podemos permitir. No podemos perder el tiempo con partidos como PP y PSOE, que no priorizan estos temas.

    Con Equo, con la gente, vamos a reiniciar la Democracia y vamos a poner la reforma del sistema financiero internacional en el centro, porque sabemos que ambas cuestiones están relacionadas y son la condición para poder transitar el camino hacia una economía de base ecológica, la única con futuro, la que tiene mayor potencial de creación de empleo. Ni PP ni PSOE, se plantean cambiar las reglas del juego. Ante una crisis que demuestra que los mercados financieros van de especulación en especulación destruyendo la economía productiva, destruyendo empresas y puestos de trabajo, la solución (sin gafas neoliberales) hubiera sido poner como primer punto de sus programas la Reforma del Sistema Financiero. En lugar de esto, el gobierno del PSOE ha puesto en primer lugar la Reforma Laboral y los recortes sociales. ¿Quién no está indignado por esto?

    No lo dudes más, este domingo vamos a romper el círculo vicioso del bipartidimo. Juntos nos han llevado a esta crisis. No han aprendido nada verdaderamente importante de ella. No saben, no tienen ideas de estrategias para sacarnos de ella. En Equo sí. Re-inicia la democracia con nosotros. Vamos a poner en marcha la segunda transición.

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  3. Dice Victor Pérez Escolano en el Correo de Andalucía, del día 21N, día D de las elecciones Generales, que es urgente cambiar el sistema electoral: "Tiene sentido que el voto se emita pensando en el Partido, su ideología y su programa, incluso en su lider. pero es penoso tener que hacerlo introduciendo en las urnas papeletas con nombres que no conoces o que no quieres que te representen. Hay que romper el secuestro de nuestra madurez democrática por parte de los núcleos encastillados de los Partidos".

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