jueves, 10 de marzo de 2011

¿PARA CUÁNDO LA "PERESTROIKA" DE NACIONES UNIDAS?




Hoy, ante los acontecimientos que se están viviendo en el Norte de África, en la otra orilla del "Mare Nostrum", y más concretamente en Libia, nos dice Federico Mayor Zaragoza:




"¿Qué autoridad moral tienen ahora para acusar a Gadafi y a los otros "dictadores" quienes hasta hace cuatro días les ofrecían solícitos el cobijo de sus paraísos fiscales, les vendían armas a manta, les aceptaban prebendas y hasta les daban a sus hijos, con facilidades explícitas, doctorados y otras distinciones académicas?
Tomemos nota, avergonzados, y advirtámosles que deben aprender las lecciones sin demora, actuando rápida y públicamente con medidas concretas, o recibirán muy pronto el rechazo de los ciudadanos. Del mismo modo que se han desencadenado las rebeliones que ahora destapan tantos disparates y contradicciones, provocaremos el cambio de quienes siguen aferrados al mercado, al único valor del dinero, a los vaivenes del "gran dominio" financiero, militar, energético y mediático, a las grandes corporaciones que anuncian beneficios de 32.000 millones de dólares en 2010 -como Exxon Mobil- al tiempo que suben el precio del barril para asfixiar a los consumidores, con "efectos colaterales" tan graves como el alza de los precios de los alimentos.
Exijamos de inmediato el reforzamiento de las Naciones Unidas, una economía basada en el desarrollo global sostenible, la relocalización productiva... el buen sentido, en suma.
[Exijamos también, diría yo, la reconversión del 50% de las fuerzas militares en fuerzas de acción humanitaria]


El cambio es apremiante. Y este cambio no se hará, desde luego, por quienes confían en la inadvertencia o insolvencia ciudadanas sin aportar solución alguna.

Dejemos de entretenernos con fechas electorales inexorables, acompañadas de maniobras, promesas y ocultaciones intolerables, y proclamemos claramente que si no hay transparencia y cambios reales nos movilizaremos como en Túnez, Egipto... porque nos llena de indignación que sólo se embarguen los bienes "de los derrocados"... al tiempo que todo sigue igual: el acoso de los mercados (¿y los planes de acción social?), el precio del petróleo al alza (¿y el cambio climático?), la economía sumergida, la evasión de responsabilidades civiles (¿cuántos españoles tienen, como los "tiranos", depósitos en los paraísos fiscales?).


Lo dicho: o cambian o les cambiaremos".



Personalmente suscribo lo dicho y el reto lanzado por Federico Mayor Zaragoza. En mi opinión, podríamos comenzar por movilizar a todas la Universidades Públicas del Mundo y a todos cuantos sintieran esta misma necesidad en las Universidades Privadas de todo el Mundo.


En nuestra propia tradición grecolatina, pero también en la judeo-cristiana e islámica (pensemos en Averroes), tenemos pensadores y referentes clásicos, renacentistas, ilustrados y modernos (hombres y mujeres) más que suficientes, para "politizar" de forma sana la intelectualidad (y las fuerzas sociales y laborales) para favorecer opciones políticas de "deconstrucción" y de positiva "construcción" institucional de una nueva Comunidad Humana, basada en Estados y Federaciones o Confederaciones de Estados Sociales y Democráticos de Derecho, que lo sean no sólo formalmente sino realmente.


Es fundamental acometer la Perestroika de Naciones Unidas, desenmascarar nuestras propias mentiras formales y falacias ideológicas, combatir todo tipo de tiranía, dominio y oligarquía o demagogia, reformular y garantizar efectivamente, y sin recortes, en los Derechos Fundamentales de las distintas Constituciones, los Derechos Humanos, con el fin de que éstos sean iguales para todos (hombes y mujeres, nacionales y extranjeros, creyentes o no creyentes...), y, como ya dijera Aristóteles, a pesar de sus servicios y experiencias con Filipo el Bárbaro y con Alejandro Magno, que sea el "justo medio" lo que, en democracia, favorezca la felicidad, promueva la justicia distributiva y la equidad, y fortalezca cualitativa y cuantitativamente la vida social y política de la inmensa mayor parte, evitando la debilidad de la pobreza y la miseria, que siempre es nefasta, es decir, injusta y ruinosa.




Hoy, uniendo a Sócrates y Jesús, no puede haber justicia si los pobres no pasan a ser los primeros en la reconstrucción de la Comunidad Humana. Es urgente reescribir la historia desde las víctimas de nuestros sistemas de esclavitud, alienación y dominio.



Pero, desde el punto de vista positivista es también fundamental que avance la idea revolucionaria que subyace en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: la obligación jurídica de los Estados de respetar la dignidad y los derechos de las personas.



José Mora Galiana

2 comentarios:

  1. Sami Naïr, el día 17 de este mes de marzo, ha expuesto su visión sobre los acontecimientos del Norte de África y ha trazado líneas de fondo para entender la realidad de Túnez y de Egipto, que no son sociedades feudales sino modernas, con jóvenes (la mayor parte de la población) que hablan varias leguas y se manejan con facilidad en la sociedad de la información.

    Ha hablado también de causas profundas del proceso actual: 1) la crisis económico-financiera de 2007/2008; 2) competencias internas entre dirigentes y su hegemonía; 3) crisis de las clases medias; 4) corrupción estructural; 5)empobrecimiento de las clases sociales bajas o populares; 6)sociedad joven bien formada y mayoritaria; 7) estallido por fusión de movimientos sociales, capas no dirigentes, juventud... e incluso sindicatos y burguesía.

    Túnez y Egipto tenían un problema de sucesión, por no existir acuerdo entre los dirigentes; y por tener un ejército, heredero de los años 60, popular y empobrecido, en contraposición con la policia; y contrario a la corrupción de los clanes dominantes.

    Libia es otro mundo.

    ¿Cuál es la perspectiva de futuro?

    En buena medida, todo dependerá de cómo evolucione Egipto.

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  2. Me pregunto ¿por qué no se modifica de una vez la geoestrategia tanto con Israel como con Arabia Saudí?

    ¿Para cuando el "magis ratio quam vis"?

    Estoy de acuerdo con Mayor Zaragoza en que los G20 no deben de tener peso alguno (con o sin el "paripé" del G21) y que el peso lo debe recobrar Naciones Unidas, pero "ab initio" no cuando ya no se puede promover el diálogo y cuando la única salida son las armas (con lo que ello implica de economía de la guerra y el interés por controlar las fuentes de energía)

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