Santiago fue seguidor y apóstol del mensaje cristiano del amor. Herodes lo mandó decapitar por las acusaciones del Sanedrín Judio y por su sentido crítico -al igual que lo fuera Juan Bautista, precursor de Jesús de Nazaret-. Por nuestra parte, en España, y a lo largo de la historia, ha sufrido una gravísima deformación, hasta el punto de llegarle a ver montado a caballo y empuñando una espada, en tiempos de la Reconquista, como consagrando una blasfemia: "la guerra santa cristiana" frente a otra blasfemia la "guerra santa musulmana".
Santiago, testigo sapiencial, nos dejó una Carta de gran sentido universal, cuyo contenido va destinado a todas las comunidades humanas. Su mensaje: el amor al prójimo, es decir, el respeto al otro, la solidaridad con la otra persona en tanto que distinta de nosotros; la Ley Divina del Amor, no asumida ni por judíos, ni por cristianos, ni por musulmanes.
Habla, en primer lugar, de ciertas exigencias: 1) escucha y rectitud; 2) mirar por los más necesitados (viudas y huérfanos en su contexto judío); 3) igualdad frente a favoritismos y frente a la acepción de personas; 4) opción preferente por los pobres (2, 5-7); y prioridad de las obras sobre la fe (2, 14-26). Concluye: "la fe sin obras es un cadáver".
En el capítulo 3 de la Carta se refiere al Maestro (Jesús) y al verdadero saber (hacer el bien). Crítica a los que hablan mucho (a la "sin hueso") y a los que se consideran maestros o alardean de tales. Critica, pues, la vanagloria. Analógicamente, viene a la mente en este punto Sócrates, el filósofo griego: ¿quién de vosotros es docto y sabio? -pregunta. Y añade: "Pues demuestre el sabio, con su buena conducta, que actúa como tal, sin violencia... de lo contrario, que deje de presumir y engañar a costa de la verdad" (3, 13-14).
En los capítulos 4 y 5 trata el tema de la ambición y la injusticia. Se pregunta de dónde surgen las guerras y las luchas intestinas. E indica que surgen de los apetitos agresivos, de la envidia, del despecho y de la obsesión en satisfacer solamente las propias apetencias.... Por ello pide la conversión del corazón (4, 8); no juzgar al prójimo (4, 12); y no jactarse de negocios y riquezas, puesto que los salarios defraudados por los explotadores claman al cielo en pro de la Justicia ( 5, 1-6).
Termina Santiago su Carta con algunas recomendaciones:
1) reforzar el ánimo y no perder la paciencia.
2) ser compasivo y misericordioso.
3) no jurar ni por el cielo ni por la tierra, sino tener palabra y cumplirla.
4) ser personas de oración y fortaleza interior.
5) andar rectamente y enderezar los pasos torcidos propios y ajenos.
¿Este es el camino que nos indica Santiago? ¿Se corresponde con la realidad que se nos transmite de él? ¿Qué sentido tiene hoy hacer el camino de Santiago?
Sin comentarios.
No obstante, me gustaría recibir comentarios al respecto. De todos modos, lo principal parece claro: las obras muestran lo que uno es. "Obras son amores y no buenas razones".
José Mora Galiana
Lo que un día fue "construido" puede ser "deconstruido". La fe tiene fuerza intrínseca para encontrar la verdad y la forma más adecuada en consonancia con aquel y con este tiempo
ResponderEliminarDesde Burgos: He leído lo escrito sobre Santiago Apóstol. Me gusta la referencia a la Epistóla. Pues Santiago es de los que hablan con más claridad sobre la práctica de las enseñanzas de Jesús. Evidente que su mensaje derrumba el "montaje" construido a partir del siglo IX y con la intervención de los reyes de turno y, ahora, del turismo y sus intereses más económicos que culturales.
ResponderEliminarSobre la parte histórica, hay alguien de Granada que ha escrito un artículo breve pero muy claro. Y es de agradecer, pues la mitología heredada produce soponcio...
En relaidad toda institución humana, histórica, tiene la doble vertiente técnica o pragmática (en este caso el camino ancestralmente recorrido y las personas que lo recorren en grupo o individualmente) y el hilo conductor de la trama de la institución (la leyenda, la mitología, lo fantástico... de lo que ahora se denomina el "imaginario colectivo")en torno al personaje "Santiago Apóstol".
ResponderEliminarSi se quiere ir a lo esencial, a la verdad de lo real, hay que "deconstruir" lo fantástico ya sea, en este caso, sobre el camino o sobre la persona de quien fuera testigo de un mensaje de amor y, en cuanto tal, decapitado por orden del poder establecido contrario a esa nueva "ley"
Caminando tanto se pueden hacer muchas reflexiones, sin duda caminando o corriendo no puedes odiar, (digo caminar kilómetros), yo viajé de México a España sólo para hacer el Camino, y lo kiero volver a hacer. Es un momento contigo y con tus pies. Saludos. Javi.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este post.
ResponderEliminarTan solo comentar que el mensaje del amor (a Dios por encima de todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos). Es el mensaje central del Cristianismo.
Otra cosa es, que algunos o muchos Cristianos (y personas de otras religiones o Ateos) no seamos consecuentes con el mensaje de Cristo, del que Santiago Apostol, patrón de España, era fiel seguidor.
un saludo
S.José