Tanto las personas como los pueblos es normal que desarrollemos nuestra tendencia hacia la plenitud de la vida o hacia una vida de bienestar integral. Hoy, pues, tras la constitución de los nuevos municipios en España, y coincidiendo con una festividad de relación de unidad en la diversidad, como es la imagen trinitaria del origen de la vida, del amor, y de la fuerza del espíritu, no cabe sino desear la plenitud personal y la convivencia comunitaria en paz, bienestar y justicia.
La geometría electoral, más allá de opciones sectarias o cerradas, obliga a desarrollar relaciones y acuerdos mirando el Interés General o el Bien Común -en lenguaje más clásico-. La convivencia cotidiana invita, además, a la búsqueda de la paz y el entendimiento. Pero también las propias inquietudes y aspiraciones personales tienden hacia una realización integral en tanto que seres humanos.
Una pauta puede presentarse como ideal: ser persona y tratar a los demás como personas. Ese es, al modo hegeliano, el fundamento del Derecho, de la Convivencia y de la propia realización personal.
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