martes, 20 de marzo de 2018

EUROPA Y ESPAÑA. EL RETO DE LA SOCIALDEMOCRACIA


                Estos días se ha dicho, con un mínimo de preocupación social, que el crecimiento sostenido necesita de menos desigualdad y que en una guerra comercial perderán los pobres. De otra manera, pudiera también decirse que sin carrera de armamentos y guerras podríamos alcanzar mayor bienestar, que el desarrollo integral de la Comunidad Humana necesita de una mayor igualdad y que la solidaridad entre los pueblos reduciría la pobreza y la brecha entre ricos (el 20%) y la población mundial pobre (el 80%), si se eliminaran las injusticias estructurales. En Europa, y en España, se intentó un proyecto de cohesión social, económica y territorial pero el proyecto hizo crisis, y todavía andamos buscando la salida.

                Ahora, cuando se vive una cierta inquietud por la posible guerra comercial entre EEUU, China y la UE, y cuando la UE acusa cierta desestabilización interna ante la realidad cuasi monolítica de Rusia, parece que, según palabras de la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional Christine Lagarde, se está incrementando en su seno la preocupación por la pobreza y las desigualdades.

                También ahora precisamente, Joaquín Almunia, destacado socialdemócrata español y Comisario  Europeo de Asuntos Económicos y Monetarios entre 2004 y 2010, propone en su libro Ganar el futuro (Taurus, Barcelona, 2018) cómo Europa y la socialdemocracia pueden salir juntas de la crisis. Dicha crisis se remonta al verano 2007, cuando se produjeron “las primeras turbulencias en los mercados financieros”. La tarea no es nada fácil, pues, en palabras de Almunia: “hay que reconocer sin ambages algunos graves errores políticos: por ejemplo, en las dosis excesivas de austeridad fiscal que dominaron durante algunos años la respuesta ante la situación griega y las dificultades en el mercado de deuda de otros países de la eurozona. También ha quedado acreditada la falta de herramientas de gestión de la Unión Económica y Monetaria (UEM) en su dimensión financiera o en la estrategia de convergencia económica. Y, por supuesto, se ha echado en falta la existencia de instrumentos imprescindibles para evitar el deterioro de la cohesión social y el aumento de las desigualdades, tanto en España como en el conjunto de la Unión” (págs. 13-14).

                ¿Cuál es, pues, el reto de la socialdemocracia en Europa y España?

                El reto comienza por recuperar la sintonía con la ciudadanía y, a su vez, entender y asumir que la dimensión europea es necesaria para doblegar la fuerza de la globalización y corregir sus efectos negativos, desde una nueva estrategia socialdemócrata.

                El libro de Almunia, tras la Introducción, se divide en dos partes: en la primera aborda: 1. La crisis en la UE y la necesidad de superarla; 2. Las tribulaciones de la eurozona; 3. La crisis política; 4. La crisis de la socialdemocracia. La segunda parte es doblemente amplia: 5. Relanzar la integración europea; 6. Consensos proeuropeos y alternativas políticas; 7. Poderes de decisión y márgenes de maniobra (entre políticas europeas y las políticas nacionales); 8. Completar la UEM (Unión Bancaria, Unión Fiscal, y una nueva gobernanza de la UEM); 9. La cuestión del crecimiento (y de la construcción del mercado interior, así como la necesidad de una visión común solidaria); 10. El modelo social europeo y las tareas de la UE; 11. La socialdemocracia y la UE del futuro (frente a las tendencias populistas, los radicalismos anti-sistema y los nacionalismos soberanistas y excluyentes); 12. Europa, España y el PSOE.

                Desde una perspectiva europeísta, en pro de la Comunidad Humana, España ha de tener en cuenta su situación geográfica, su historia, la cultura de sus pueblos y mirar con optimismo su proyección mundial integradora. Hay que recuperar el lugar propio, e iberoamericano, en la centralidad de las decisiones europeas pero no podemos vivir de espaldas a las relaciones que miran hacia el Este  del continente Europeo, ni en la ignorancia de las tensiones que se han recrudecido con Rusia, la crisis de los refugiados y las difíciles relaciones con Turquía, pues “la divergencia entre nuestros principales intereses, prioridades y motivos de preocupación con los que prevalecen en el conjunto de Europa juega en nuestra contra” (pág. 271).

                El debate europeo en nuestro país, España, necesitado de crecimiento y desarrollo integral, necesitado de reforma educativa y laboral, sobre todo, tiene que ocupar un primer plano en el debate social, económico, cultural y político. Ese es el gran reto de la socialdemocracia actual en vistas al futuro próximo. Necesitamos mayor igualdad y mayor solidaridad.

3 comentarios:

  1. Me pregunto si Europa y la socialdemocracia pueden salir de sus respectivas crisis, y cómo, pues ya no se ve la fuerza de la socialdemocracia y tampoco, quizás, el de la Europa Social Comunitaria.

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  2. Creo que el egoísmo social se está legitimando desde argumentarios económicos y revistiendo de palabras como desarrollo, cuando no es más que insolidaridad. Así, Europa queda en un mero acuerdo de mercado económico (UEM) en lugar de intentar seguir y promover un proyecto social de comunidad efectiva. Inés.

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  3. Tendremos que seguir caminando hacia un nuevo horizonte de cambio estructural

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