miércoles, 24 de abril de 2013

A CABALLERO BONALD -DESDE LA SIERRA-

Justo por debajo de la puerta
arcana,
de las de tranca;
por ambos lados,
por el postigo,
por las rendijas
que dejan las maderas
encajadas una con una,
claveteadas
con las bellas tachuelas,
se cuela el aire y el viento,
el frío,
el solecito,
el run run de la calle,
los cuchicheos.

Justo por donde no se espera,
rompiendo la parafernalia,
se filtra la palabra
sonora,
vibrante,
madura,
para sentar cátedra
contra los "deshaucios de la razón"
¡En buena hora!
Y a mucha honra.



martes, 16 de abril de 2013

DE LA DISCORDIA AL CONSENSO


 
     Lo que hoy me sugiere la lectura de un libro de Óscar Alzaga y la serie de noticias de "alta tensión", descrédito de los Partidos Políticos, y denuncia -por parte del Fiscal General del Estado- de la corrosiva y devastadora consecuencia de la corrupción sobre la Democracia, es precisamente la necesidad urgente y perentoria de ir pasando de la discordia al consenso.
 
     El librito, intencionalmente breve, de Óscar Alzaga se titula Del consenso constituyente al conflicto permanente. Lo publicó en 2011 la Editorial Trotta. Pero me parece de muchísima actualidad. Merece la pena leerlo y, además, se lee en poco tiempo. Lo difícil es "rumiarlo" e incorporarlo en pro del diálogo y la convivencia. El libro termina (en su apartado VI) con "Unas no conclusiones: El temor a la instauración de una dinámica de la discordia".
 
      En la parte final nos invita Óscar a reflexionar sobre: 1) "Concordia versus discordia"; 2) Sopbre el proceso autonómico; 3) "La dinámica partitocrática radicalizadora"; 4) "El papel de las ideologías en un debate de total confrontación" (yo dirtía más bien de enfrentamiento, con "artillería pesada" puesto que poco se "confronta"); y 5) "La voluntad de convivir" (con clara referencia a Ortega y Gasset sobre la España invertebrada).
 
     Para que no haya "desvertebración", dos advertencias: a) Un clima político constitucional de graves y permanentes conflictos puede arruinar las grandes aportaciones de la Transición de la Dictadura a la Democracia; b) es absolutamente necesario y urgente recuperar el diálogo y fomentar la capacidad de "consenso" entre los Partidos; y de éstos con las manifestaciones de la Sociedad y las fuerzas sociales, organizaciones laborales y económicas.
 
     Resolver, además, los temas de corrupción mayor es igualmente urgente. En general, sabemos de un 20% y, sin embargo, la corrupción está siendo una lacra que, en palabras del Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, está envenenando el funcionamiento de la economía de nuestro país, su imagen internacional, la integridad de las arcas públicas, la probidad en las relaciones comerciales y el cabal desempeño de las prerrogativas y funciones públicas. Por eso quizás resulta tan difícil apostar por el Estado Social y el Estado de Bienestar, desde la responsabilidad pública.
 
     Resolvamos, pues, los problemas desde sus causas, caminemos hacia el diálogo, y fomentemos el conseno. Pues, de no entrar por esta vía sapiencial de los mortales incitamos, directa o indirectamente, a la violencia, que es la vía mortal del "no-ser".  

martes, 9 de abril de 2013

A JOSÉ LUIS SAMPEDRO


Cuando yo tenía apenas dos años y mi padre cerraba con llave su despacho para que no le cogiera alguno de sus libros, ya andaba por sus estantes un libro singular traducido por el entonces profesor adjunto de Estructura Económica Mundial, José Luis Sampedro: Curso de Economía Moderna (cuyo autor era Paul A. Samuelson). José Luis, como jóven profesor, tenía especial interés social en que se difundieran los conocimientos económicos.
Decía que, en nuestro país, y también en otros, el bachiller o alumno de enseñanza media y preuniversitaria sale de las aulas conociendo, por ejemplo, lo que es la calcopirita, pero sin haber recibido la menor información sobre lo que es un Banco. Suele ocurrir también, añadía, que son muchos los dedicados a materias ajenas a la Economía que llegan a lamentar, más tarde o más temprano, su falta de formación económica y desean remediarla. Incluso mi hermano Rafa que fue muy ducho en matemáticas podría ratificar ésto desde su vertiente psicopedagógica. No hablemos de gente de Historia o de Derecho.
A unos y a otros quería el profesor inteligente, pragmático y pedagogo iniciar en el conocimiento de la realidad económica y facilitar a la vez una visión general del mundo económico. Pues tenía claro que el moderno lector reclama libros donde estén recogidos los progresos realizados en los últimos años y donde se puedan encontrar referencias concretas a los grandes problemas nacionales y mundiales hoy discutidos incluso en la prensa diaria.
En las notas escritas por José Luis Sampedro -como traductor- hacía referencia en 1950 a Stanley Jevons sobre Economía Política. Decía: "No puede caber ninguna duda de que es extraordinariamente deseable difundir las verdades de la Economía Política entre todas las clases de la población y por todos los medios disponibles, pues de la ignorancia de esas verdades nacen, en su mayoría, los perores males sociales".
Atento a esas observaciones, tuve siempre interés de la mano de Ramón Tamames y otros, leer los libros sobre la Estructura Económica de España y la Estructura Económica Internacional. Recientemente, inmersos en la crisis de valores y la crisis económica y del sistema financiero, he tenido como referente y orientación "reformista"  el libro dirigido por José Vallés Ferrer: Economía Española. Aunque, personalmente, soy partidario de otra opción, representada por Vicenç Navarro. Esas y otras lecturas creo que se las debo a la mediación paterna que muy pronto me hizo caer en la cuenta de lo importante que era lo transmitido por José Luis Sampedro.
En efecto, yo trasladé, a mi vez, a los míos dos libros que me parecían muy sugerentes y asequibles de José Luis: El Mercado y la Globalización y Los mongoles en Bagdad, con la doble finalidad de indicar un referente de la economía solidaria frente a la economía de la guerra y, a su vez, saber interpretar críticamente los acontecimientos del presente.
Lo que acarrean las guerras, sean económicas o militares, es el hundimiento del orden en el caos, ahogar la esperanza en la incertidumbre, reemplazar el bienestar por el hambre, la necesidad o el malestar; acabar con la libertad de todos y la igualdad ante la ley, y sustituir la seguridad por el miedo.
José Luis, gracias por haber vivido con dignidad

sábado, 6 de abril de 2013

SENTIDO CONSTITUCIONAL

      En estos momentos de quiebra de tantas realidades, se viene hablando de la necesidad de un nuevo Contrato Social, en  España, en Europa... y en Naciones Unidas. En mi opinión, respecto de España, convendría retranquearse un poco del momento crítico en el que estamos inmersos, y retomar el sentido constitucional de 1978  que quiso garantizar la convivencia democrática y establecer un orden económico y social justo.
     ¿Acaso puede fracasar aquella fuerza interior que movió a tantas personas en la década del 68?
     El "sentido" constitucional tiene que ver con la filosofía hermenéutica. No se trata de interpretar sólo lo escrito al pie de la letra o con cierta coherencia interna y jerárquica sino "desvelar" el hacia dónde y el para qué de la norma de las normas o de la Ley de las Leyes, y, teniendo en cuenta la realidad presente, "actualizando" la realidad y los hechos sociales, económicos, políticos e institucionales, tratar de dar una respuesta; resolver, en su caso, transformar si fuera necesario. Es cuestión, pues, de introducir, junto al conocimiento y la impresión afectiva de la realidad, la voluntad efectiva de una praxis transformadora orientada hacia el bien de toda la ciudadanía.
     El tema puede parecer complicado. Pero tampoco es tan difícil como para esquivarlo. hay que afrontarlo. Por mi parte, incluso pienso que sería suficiente con que retomásemos la lectura de los diez primeros artículos de la Constitución, sin olvidar, claro está, el Preámbulo que viene a darnos magistralmente la "voluntad constituyente".
    ¿Qué se pretendía entonces? Se deseaba establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de toda persona. Ello implica:
     1. Garantizar la convivencia democrática
     2. Consolidar un Estado de Derecho bajo el Imperio de la Ley
     3. Proteger los Derechos Humanos, culturas y tradiciones, lenguas e instituciones
     4. Promover el progreso cultural y económico con el fin de lograr una mayor calidad de vida
     5.  Lograr una sociedad democrática avanzada
     6. Colaborar en fortalecer relaciones de paz y de cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.
     ¿Cuáles eran los valores superiores? La libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Hoy, quizás por contraposición al enfrentamiento de civilizaciones promovido por intereses económicos y de hegemonía política, habría que añadir "la interculturalidad". Pues la propia visión cultural de las cosas conviene dialogarla con la visión de los demás y en la comunicación de una cultura con otra o de una lengua con otra hay que establecer un espacio de entendimiento y de intercambio. Los partidos políticos expresan pluralismo pero no dialogan, se enfrentan o se alian según intereses, no son interculturales, y además, fallan mucho en democracia interna y externa. Lo mismo podría decirse de los distintos gobiernos, de los sindicatos, y de las asociaciones empresariales o de las actuales asociaciones de autónomos.
     ¿Qué decir de la Soberanía Nacional o de la Forma Política del Estado y de Las Fuerzas Armadas? Cuanto menos que es absolutamente necesario "actualizar las realidades" y, tomada la pertinente conciencia, avanzar hacia un nuevo contrato social. De hecho, el "sentido constitucional" es naturalmente contractualista, y, desde el presente, debe encarar el futuro por medio de un amplio consenso.
     Los artículos 9 y 10 no tienen desperdicio. Sujetos a la Constitución y al Ordenamiento jurídico, corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para la libertad y la igualdad. Lo fundamental: la dignidad de la persona, los derechos inviolables, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley justa,  y a los derechos de los demás...
     Para concluir la orientación y el norte del sentido constitucional esbozado, recordar el art. 10, 2: "Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Tratados y Acuerdos Internacionales sobre las mismas materias ratificados por España".
     ¡Ojalá Ni conviene bajar la guardia, ni tampoco desfallecer en los avances hacia una democracia cada vez más real.