martes, 12 de diciembre de 2023

EN EL HOMENAJE A JOSÉ EMILIO PALACIOS ESTEBAN, SOBRE ÉTICA Y DERECHOS HUMANOS EN LA ACCIÓN SOCIAL

 

                A mediados de 2021, recibí un regalo de la mano de José Emilio, en presencia de Carmen (concretamente el lunes, 21 de Junio, a las 18:), el libro de Poemas familiares, publicado en 2020. Y ahora voy a entresacar de ese libro aspectos básicos de proyección personal, social y política, anhelante de paz interior en la búsqueda de la Verdad, de la Justicia y del Bienestar, y en pro de los Derechos Humanos.

         En el camino vital tanto el OLVIDO como el ODIO producen desmesura. El ODIO es la ira y el desespero. El OLVIDO acarrea ingratitud. No son senderos para la acción social constructiva. Los senderos apropiados son la MEMORIA, como pasado redimido, y el AMOR que tiene un impulso duradero. MEMORIA Y AMOR, aportan la calma y la paz (ver “Cuatro senderos”, pág. 29).

         En la vida podemos constatar que hay personas reacias a la “Acción Social” que brega por la Justicia. Pero, incluso una vez jubilado, José Emilio se decía a sí mismo – y en consecuencia a quienes aquí estamos- que la entereza hay que recobrarla en cualquier encrucijada, pues en muchas ocasiones debe alzarse la voz, y no arrugarse sino mantenerse activo (ver “Dándome ánimos”, pág. 43).

         Inquietud, honradez e inteligencia es lo que un abuelo puede querer y desear para nietas y nietos en la convivencia familiar, a modo de estrella con destellos humanos entre el cielo y la tierra (ver “Entre nietos y abuelos”, pág.46).

         “Paloma Mensajera, Paloma de la Paz” (ver págs. 107 y 108) es el poema final de su libro que nos lleva desde la “Acción Social” al Derecho y viceversa. Aunque haya motivos para perder ilusiones en el arduo camino de la vida, los familiares que nos quieren o que ya se fueron y nos querían, nos traen con la Paloma de la Paz, deseos de salud y, frente al odio, el amor a la justicia, como exigencia del Derecho y la Ética.

         De hecho, Nuria Cordero Ramos y José Emilio Palacios Esteban, en el II Congreso Internacional ÁFRICA-OCCIDENTE, editado por la Universidad de Huelva, en 2011, y que se centró en torno a la “Corresponsabilidad en el desarrollo”, aportaron –fruto al parecer de un “Seminario de Ética y Acción Social” (en la UPO)- un artículo titulado “El BUEN GOBIERNO EN ÁFRICA Y LA POLÍTICA INTERNACIONAL” reflexión basada en el imperativo ético.

         En “Una mirada a África desde Occidente”, se pide evitar miopías que esconden pobreza, miseria y carencias de desarrollo; se nos pide comprender que cuanto sucede en una parte del mundo afecta a toda la humanidad; y ello exige “corresponsabilidad”; de ahí la importancia de las ONGs y sus respuestas humanitarias, frente a la des-humanización estructural; se nos pide, finalmente, que veamos y comprendamos la importancia de África, presente en Occidente.

         En consecuencia, “El imperativo ético”, la Ética sin más, nos lleva a potenciar el valor trans-cultural, el diálogo, y la convivencia social: 1. En las relaciones internacionales; 2. En los Estados establecidos y la necesaria separación de los poderes: legislativo, ejecutivo y judicial; 3. En la relación de todas las personas humanas entre sí –condenando todo tipo de colonización y dominación que impida la comunicación o la convivencia, el desarrollo integral, personal y social-.

         En “Hacia la construcción de una gobernanza transcultural”, se nos dice con claridad que “la acción ciudadana directa viene a configurar uno de los principales retos de hoy en día tanto para África como para Occidente. De ahí la importancia de una sociedad civil que interactúe con los Estados y sus espacios públicos en busca de soluciones a los problemas reales y actuales que se vayan planteando y que traspasan, de hecho, fronteras nacionales y afectan al conjunto de la Humanidad y de su Casa Común, que es la Tierra que ahora habitamos.

         En consecuencia, “enfoquemos nuestras miradas hacia una realidad con la que estamos llamados a comprometernos” y miremos siempre en perspectiva ética, con disponibilidad de diálogo, mediación y solidaridad social y global. Caminar hacia una “Sociedad Civil Globalizada” es a lo que nos invita el pensamiento compartido de Nuria Cordero Ramos y José Emilio Palacios Esteban.

         Anteriormente, en Ignacio Ellacuría 20 años después – Actas del Congreso Internacional celebrado en Sevilla, del 26 al 28 de Octubre de 2009 -, publicación del Instituto Andaluz de Administración Pública, en 2010, tenemos tres secciones: I. Pensamiento filosófico; II. Pensamiento jurídico, social y político; III. Teología política y religión.

         En nuestro caso conviene señalar en la primera “Horizontes de investigación abiertos a la Filosofía de la realidad histórica (de José Mora Galiana); en la segunda, el aporte “En torno a la historización y las generaciones de derechos humanos (de David Sánchez Rubio); y en la tercera, después de preguntarnos el profesor Santesmases si se puede revertir la historia, José Emilio Palacios Esteban y Nuria Cordero Ramos abordaron los temas de “Nuestro reto entre la Teología y la Religión, la Ética y la Política”.

         Concluyendo, decir tan sólo que conviene mantener activas las tres dimensiones del saber y del conocer humano: 1, contemplar las cosas y verlas y analizarlas lo más objetivamente posible, con un especial sentido de relación con la Naturaleza; 2, ser auto-conscientes en el conocerse a sí mismo y en la posible transformación personal, social y cultural; y 3, ejercitar la “praxis” –conjunción de pensamiento y acción práctica- en la transformación de la realidad histórica, de por sí compleja, dinámica y abierta en el conjunto de la Comunidad Humana, sabiéndonos parte de la Naturaleza, Casa Común.

         En diálogo con José Emilio Palacios Esteban estos serían puntos de intercambio para incidir efectivamente en la acción social, conforme a los Derechos Humanos, en contra de todo tipo de discriminación y de exclusión social, y en pro de colaborar efectivamente en el fortalecimiento de relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra, como se indica en el Preámbulo de la Constitución Española de diciembre de 1978, de nuestro Estado social y democrático de Derecho.