lunes, 25 de julio de 2022

HACIA UNA TRANSFORMACIÓN PERSONAL Y COLECTIVA, DESDE CRITERIOS HUMANISTAS

 

        Para abordar en la actualidad la propuesta de Hans Küng sobre la exigencia de una Ética Mundial, o la conjunción de la Ética y la Política en un Mundo Globalizado, quizás convenga recordar La paz perpetua  de Immanuel Kant.

        Se puede consultar http://senatustrianae.wordpress.com

        Allí se actualizan los  “Preliminares para una paz perpetua entre los Estados”.

        En tiempos (febrero de 1987), el Mensaje de Yehudi MENUHIN era el de encontrar un denominador común de las grandes corrientes religiosas reunidas en Córdoba. Él distinguía cuatro etapas de la historia religiosa de la Humanidad: El paganismo y las mitologías -abiertos a lo sagrado y mágico de las realidades- ; el monoteísmo – etapa sumisa a la ley del tailón-; el Nuevo testimonio de Jesús –del amor mutuo- ; y, finalmente, la etapa actual –en la que Todo, sin excepción, está animado por el Espíritu universal-. Afirmaba incluso que las Ciencias nos dicen, en la actualidad, que lo denominado como materia es, en sus partículas, energía y vibración.

        Pues bien, ahora, una vez más, a mediados de julio concretamente, Mayor Zaragoza nos ha repetido su llamamiento que podemos titular: ¡compelidos a la rebelión!

        Ha llegado el momento en que la ciudadanía, consciente progresivamente de las amenazas que se ciernen sobre la humanidad, reaccione, se rebele contra una gobernanza plutocrática global (G6, G7, G8, G20) que ha conducido al mundo en su conjunto a una situación de progresivo deterioro de la habitabilidad del planeta —con algunos procesos irreversibles, por primera vez en la historia— y una irreductible brecha social y gastos militares y en armas de más de 4.000 millones de dólares al día, al tiempo que se mueren de hambre y de extrema pobreza miles de seres humanos...”

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      Ahora sí, "los pueblos" pueden expresarse libremente. Ahora sí, iguales en dignidad pueden apelar a la ciudadanía consciente para el cumplimiento eficaz de los deberes inter-generacionales; ahora sí, pueden sentirse "compelidos al supremo recurso de la rebelión", como establece el tercer párrafo del Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 

    Ahora sí renace la esperanza. Solo así podemos imaginar —con grandes clamores populares— la rápida transición de una cultura de imposición, dominio y guerra a una cultura de encuentro, diálogo, mediación, conciliación y paz, de un suprematismo plutocrático (dominio militar, financiero, energético, digital, mediático) a la rápida adopción, en unas Naciones Unidas debidamente reformadas, de una Declaración Universal de Democracia, ¡Compelidos a la rebelión!, debemos ser muchos los que iniciemos esta transformación esencial de la fuerza a la palabra, del bellum al verbum, de una cultura de confrontación a una cultura de entendimiento. 

    Frente a la globalización de la indiferencia y la ignorancia, el multilateralismo democrático.”

        Caminemos, pues, hacia una transformación personal y comunitarista, desde la Ética y los criterios humanistas.