
La partitura actual lleva por nombre "Del Tratado de funcionamiento de la Unión Europea" (30.03.2010). Tiene una primera parte de "Principios" -los principios siempre por delante aunque luego no tengan valor alguno-; una segunda parte de "No discriminación y ciudadanía de la Unión" -niego, luego afirmo-; una tercera parte sobre "Políticas internas de la Unión" -a favor del libre mercado de mercancias y de trabajadores al servicio del capital, de espacio de libertad y seguridad, de controles de fronteras, ....y normas y normas sobre fiscalidad y competencias...; política económica y monetaria, empleo, política social, fondo social europeo; educación, formación profesional, juventud y deporte; cultura, salud pública, protección de los consumidores; espacios sin fronteras interiores y "redes"; industria, cohesión económica, social y territorial..., y demás políticas sectoriales.
Pero, claro, de los 358, el artículo 123 interrumpe la partitura para que "cada palo aguante su vela", a modo de brusco "calderón" interminable, en el que no se logra retomar el aliento de forma serena.
Dice el susodicho artículo: "Queda prohibida la autorización de descubiertos o la concesión de cualquier otro tipo de créditos por el Banco Central Europeo y por los Bancos Centrales de los Estados miembros, ... "bancos centrales nacionales", en favor de instituciones, órganos u organismos de la Unión, Gobiernos Centrales, Autoridades Regionales o Locales u otras autoridades públicas, organismos de Derecho Público o empresas públicas de los Estados miembros, así como la adquisición directa a los mismos de instrumentos de deuda por el Banco Central Europeo o los Bancos Centrales Nacionales".
Lógico, pues, el enfado de la Señora ante quienes quieren modificar las funciones de "control control" del gasto y de la inflación por parte del del Banco Central Europeo. Ni "eurobonos" ni na de na, lo que hay que hacer es aplicar el "Espíritu de la Ética Capitalista" (de Max Weber) y punto.
Señora Merkel: con independencia de que se castigue a quienes hayan provocado la crisis financiera o hayan engañado en su doble contabilidad, y se hayan permitido alegrías indebidas, ¿cómo conseguir la cohesión económica, social y territorial entre 27 Estados cuyos puntos de partida e historia, equilibrios y desequilibrios, son tan distintos cuando no diametralmente distintos? ¿No habrá que garantizar un mínimo de igualdad común a todos en el punto de salida?
Necesariamente tendrá que cambiarse el Tratado actualmente en vigor, pero junto a una Ética Liberal habrá que poner sobre la mesa las exigencias de una Ética Social o Solidaria, que conjugue libertad y responsabilidad para ser justos. De lo contrario no podremos llegar a la cuarta parte de la partitura sobre proyección y realización: "Asociación de los Países y Territorios de Ultramar", cooperación, acuerdos internacionales...
Preferible es la solidaridad interterritorial y la cohesión económica y social que la dualización, la marginalidad, la revuelta y la destrucción del Estado de Bienestar, patrimonio histórico alcanzado con el trabajo y el tesón de toda una multitud de personas.