miércoles, 23 de julio de 2014

RAZÓN PÚBLICA, COMUNICACIÓN Y DESARROLLO HUMANO

            Eduardo Ibáñez Ruiz, un nuevo Doctor de la Universidad Pablo Olavide, vinculado al equipo de Derecho de la Universidad Loyola de Sevilla, me ha permitido conocer mejor tres aspectos del pensamiento y la vida de Amartya Sen sobre la Justicia, sobre libertad y desarrollo humano, y sobre democracia, derechos humanos y razón pública discursiva.
           De Eduardo Ibáñez me parecen muy importantes las páginas dedicadas al planteamiento que tiene Amartya K. Sen sobre el desarrollo humano, y que divide en tres partes: 1) El desarrollo como libertad; 2) Los fines y los medios del desarrollo; 3) Libertad, fundamentos de la Justicia y evaluación de resultados del desarrollo. Las vidas humanas pueden empobrecerse de muchas formas: las privaciones políticas y sociales incrementan la pobreza y el número de personas pobres, mientras que la libertad de expresión, la comunicación y el discurrir público, con sentido de razón pública disminuye la pobreza e incrementa la riqueza de toda la comunidad. Los Derechos Humanos y la capacitación para la libertad son parte constitutiva del desarrollo, que no puede ni debe confundirse con mero crecimiento económico de los más poderosos. La evaluación, pues, debe hacerse desde el sentido de la calidad de vida, desde las libertades fundamentales, y desde las capacidades reales de las personas que permiten realizar una elección social favorable y saludable para la inmensa mayor parte de la Humanidad.
            De La idea de Justicia (Taurus, Madrid, 2010) de Amartya Sen quiero retener sobre todo la última parte sobre “Razón Pública y Democracia”. Más allá de las comunidades fortaleza está la opción de comunidades democráticas de comunicación y participación dialogada, discursiva y participativa. No basta con votar. El voto puede ser legal y, sin embargo, no ser suficiente en la legitimación ética y social. Un dato: la restricción informativa ha sido fatal para las hambrunas.
            Como ya dijera De Sousa Santos, en la Crítica de la razón indolente (Desclée, Bilbao, 2003), los horizontes son humanos e invitan a ir de la regulación a la emancipación. No nos sirven las Comunidades Coloniales, agresivas-excluyentes; ni tampoco las Comunidades anti-coloniales-indígenas, defensivas-excluyentes. Del mismo modo que podemos hablar de un socialismo-como-democracia-sin-fin, del mismo modo podemos hablar de Comunidades en proceso democrático intercultural. Algunos autores hablan incluso de “Diplomacia Cultural” –que nos vendría muy bien para reconvertir la denominada “Marca Hispana” y situarnos mejor en el Mundo Global-.
            Hay dos puntos en Sen que son especialmente interesantes: “Derechos Humanos e imperativos globales” y “La Justicia y el Mundo”. No hay cortedad de miras, hay amplitud de miras. La idea matriz atractiva es la siguiente:
            “Cualquier persona, en cualquier parte del mundo, con independencia de su ciudadanía, residencia, raza, clase, casta o comunidad, tiene ciertos derechos básicos que los otros deben respetar”.