domingo, 17 de agosto de 2014

LA UGT. DOLENCIA DE UN VETERANO

Antonio: Buenos días.

Tu artículo transmite tu dolencia, tu malestar, tu sinceridad y tu honestidad probada ante unos hechos que han deteriorado, junto con otros, la realidad social e institucional de nuestro momento histórico. Voy a utilizar el artículo para darlo a conocer. Gracias por habérmelo remitido.
 
Un saludo. Salud para ti y para tus seres queridos. Salud física y psicofísica, y serenidad en este malestar interior que nos toca vivir a quienes trabajamos por una democracia de todos, con todos, y para el Bien Común de todos.

A continuación, pues, reproduzco tu artículo claro, conciso y sincero que transmite tu malestar en este momento histórico:
 

"De sobra sé que no se puede tomar el todo por las partes. Pero también sé que cuando las partes se universalizan es normal que estas se conviertan  en el todo, por lo que con frecuencia en nuestras conversaciones tomamos el continente por el contenido.
En este caso, ...me quedo con las partes intentando salvar el todo. Pero lo cierto es que un montón de partes habéis hecho un daño enorme al movimiento sindical, y sobre todo a la Unión General de Trabajadores. Que es lo mismo que decir a vuestros compañeros, a todos los trabajadores.     
Yo os acuso, ¿os suena este lenguaje? En cierta ocasión lo utilizó Ortega y Gasset, os acuso en nombre de tantos trabajadores mártires, (defended la memoria histórica) encarcelados, depurados, exiliados, empobrecidos, con familias rotas, que se sacrificaron por unos ideales pensando en una elevación de la clase trabajadora, sin dejar de ser lo que eran,  pero implantando una justicia social que diera más dignidad en el trabajo, en la familia y en la vida, más respeto entre los hombres y mujeres, respetando la necesaria jerarquización sin esclavitud. Una mejor y mayor convivencia. Una justicia social que no se limita a la relación económica entre un servicio laboral concreto, y valoración de un trabajo sin transcendencia.

Por eso lucharon nuestros antepasados: lucharon contra una esclavitud, servidumbre, vasallaje, buscando una libertad armoniosa. Luchó la Iglesia desde León XIII hasta Pablo VI, y luchó Pablo Iglesias, el tipógrafo. Y todos por caminos distintos convergían en un punto común: Una justicia social que llevara a nuestra sociedad a un mundo mejor. Por eso lucharon nuestros padres y vivieron el aparente fracaso de sus vidas y de sus familias. Y vivieron el olvido de una buena parte de la sociedad, la persecución y el atroz silencio. Todo dentro de un nuevo orden soportando con dignidad y sin violencia,  la nueva vida.
Yo os acuso, a quien y ante quien corresponda, os acuso de hipócritas, aprovechados, traidores a vuestros principios, embusteros…La Justicia escrudiñará vuestra conducta y pondrá la pena que estime legal, pero la cicatriz de la culpa, la herida que dejáis abierta tardará mucho tiempo en cicatrizar. El daño que habéis hecho en principio a vuestros compañeros y con ellos a España entera no se olvida aunque restituyáis el último céntimo. A pesar de todo debéis pedir públicamente perdón.  Habéis tiznado de negro una institución ejemplar. No pueden miraros con indiferencia quienes están es las listas del  paro, desahuciados, viviendo con 400 euros, o sin derecho a una ayuda. ¡Qué vergüenza!"

         Publicado en Huelva Información el 15 de agosto de 2014, por Antonio Vergara Abajo

1 comentario:

  1. Me ha encantado tu artículo y lo comparto al cien por cien. Un abrazo.
    M.A.

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