martes, 19 de febrero de 2013

CARTA ABIERTA AL PRINCIPE FELIPE



Alteza Real, Don Felipe:

Me dirijo a usted por una preocupación mayor sobre el momento actual de deterioro de la convivencia social y política en España. Lo hago desde este Sur-Oeste de Europa, consciente de la realidad de un mundo cada vez más global en las dimensiones técnica y económica. Necesito comunicarme en vísperas de una fecha, el 23F, que trae malos recuerdos a quienes, protagosnistas del 68 al 78, nacimos en el 48 o antes. Le escribo porque pienso que estamos en un cambio de era y, a la vez, porque debe haber un cambio de generación y una regeneración histórica.

 Hacia el 78 fue absolutamente necesario el paso de la Ley a la Ley. Ahora, en 2013, también. En el horizonte de este año, hacia "tosantos", tendríamos que haber resuelto esta nueva Transición. Su padre, al igual que lo hiciera su abuelo paterno, tendrá que cuadrarse ante usted. Su madre sabe de aquellos momentos más que el propio Ansón. Hable con ella, aunque ya lo haya hecho en varias ocasiones. El momento actual es acuciante.

Hay indicios de necesaria reforma constitucional del Título Preliminar, del Título I -sobre Derechos y Deberes Fundamentales y sus garantías; del Estatuto de la Corona (y del Título II, para mejorar el sentido de unidad, arbitraje, transparencia y funcionamiento normal de las instituciones); pero también de las Cortes y el Senado, representantes políticos, elaboración de las Leyes y Tratados Internacionales (Título III).

El bipartidismo actual nos ha llevado a un permanente enfrentamiento, dándole la espalda al espíritu de consenso y de negociación contractual. La batería de Reales Decretos Ley sin consenso ni negociación nos han situado en un sistema quebrado e injusto -como se ha dicho en la Gala de los Goya-. Nunca pensé que el Rey, su padre, fuera a firmar esas reformas que supeditan los Servicios Públicos a la Economía Neoliberal “asalvajada”.

Se necesitará una nueva Ley de Partidos Políticos, una nueva Ley Electoral, y un renovado sentido de consenso y de sentido contractual que mire mucho más por el Bien Común y por los Intereses Generales que por opciones partidistas, economicistas o ideológicas. En este sentido, instituciones culturales como las Universidades, Iglesias, y demás Organizaciones Públicas o Privadas deberían prestar un servicio de diálogo en vez de convertirse en espacios de enfrentamiento, endogamia, dominación o alienación - por no afrontar la verdad de la realidad desde la complejidad de lo real, ni hacer el esfuerzo de ir a la raíz de las causas del malestar común o Mal Común -contrario al Bien Común-.

De los Títulos IV y V, la Administración, desde un principio, necesitaba ser reformada a fondo -por la herencia recibida del sistema dictatorial jerárquico y por el "enchufismo"-, pero también la forma de gobernar que ha ido escorándose hacia el clientelismo y la corrupción sistémica, lo que empaña las exigencias de la selección de personas y contratos. Además, en las tareas de gobierno se obvia a veces la obligatoriedad de los principios rectores de la política social y económica, en la conjunción de libertad e igualdad. Igualmente el Ejecutivo no puede ni debe invadir el Poder Legislativo.

Ahora mismo, dada la situación de sucesivos escándalos, lo lógico sería que se tramitara una cuestión de confianza o una moción de censura. ¿Por qué no se utiliza ese mecanismo parlamentario? Pues, entre otras cosas, porque los parlamentarios son representantes que proceden de listas cerradas y bloqueadas y se convierten en números de voto fieles a las consignas de los diferentes partidos, incapaces de fomentar que los representantes de la sociedad piensen y valoren las cosas por sí mismos.

El Poder Judicial (Título VI), sometido al imperio de la Constitución y las Leyes debe ser mucho más democrático en cuanto que no dependiente sino autónomo respecto de fuerzas políticas y económicas sectarias. La Justicia, puesto que emana del pueblo, al igual que la soberanía, debe llegar a ser la Institución en la que más confíe el pueblo a la hora de poder garantizar sus derechos y deberes, y a la hora de poder conjugar la libertad y la igualdad, en un Estado Social y Democrático de Derecho.

Que la riqueza del país tiene que estar subordinada al Interés General, es algo recogido en el artículo 128 (Título VII) de la Constitución. Pero, ante tanto descrédito y desconfianza, ¿cómo actualizar esa exigencia de forma efectiva y práctica? Necesitamos de un cambio cultural o, como dice Mayor Zaragoza, de una evolución responsable (esa debe ser nuestra revolución actual).

No quisiera cansarle, sabe que la Organización Territorial del Estado (Título VIII) no es "moco de pavo", como vulgarmente se dice. Usted ha recorrido ya todas las Comunidades y las conoce. Hay que deslindar competencias y evitar duplicidades. No vale multiplicar entes sin necesidad. Pero es el momento de encaminarse a un Estado Federal Integrador o Solidario y, en Europa, hacia un Estado Confederal -que garantice la cohesión territorial, social y económica-. Su generación tiene un gran reto en la construcción europea: la solidaridad.

La gente de nuestra generación hemos podido llegar a transmitir la Carta Universal de los Derechos Humanos, con no pocas trampas, triquiñuelas legales y recortes de hecho, pero ustedes deben encarar el futuro con renovada ilusión para abrirse a un horizonte de esperanza, desde las mayorías populares, desde los pueblos más necesitados, desde la solidaridad internacional. No vale seguir parcheando. No vale suplir la Justicia por una Caridad mal entendida, pues la Caridad debe ser siempre un plus  de la Justicia. Desde esa perspectiva hay que revisar los Tratados Internacionales, el sentido de la "Hispanidad", la "Cooperación", el diálogo intercultural e inter-religioso, pero también los paradigmas al uso del "nosotros" y "ellos", desarrollo y subdesarrollo...

Cuídese mucho, para cuando vaya a ejercer la Jefatura del Gobierno, de que el Tribunal Constitucional lo formen  juristas de reconocido prestigio, con experiencia, autonomía y honradez intelectual.

¿Cómo proceder a la Reforma Constitucional? ¿Cómo protagonizar una Nueva Transición de la Ley a la Ley? Hable con su padre. Él sabe. El protagonismo es de su generación y deben encabezarlo los mejores, mujeres y hombres. Nosotros, los mayores, podemos ser cauce y ayudar en la tarea, pero son ustedes los que deben afrontar los retos del momento.

Europa y España han envejecido demasiado. El Vaticano nos ha mostrado el hecho sociológico y un gesto humano a tener en cuenta. La renovación es ineludible. Pero no por ser más jóvenes se es más justo, más libre, más responsable, más dialogante... Por si usted no se atreve, yo mismo se lo digo a su padre: debe abdicar cuanto antes. Hay que ponerse a construir el futuro con renovadas energías y con una nueva escala de valores, lo más universales posible.

Gracias por atender esta misiva. Un saludo a todos sus seres más queridos.

lunes, 11 de febrero de 2013

HACIA UNA REFORMA CONSTITUCIONAL


     Quizás lo más difícil para empezar a diseñar un proyecto de reforma constitucional esté en quién pueda o deba tomar la iniciativa. Sin embargo, hay indicios en la sociedad que apuntan hacia una nueva Transición en España. Pues, es sentir bastante común que, para sobrevivir con dignidad, tras los azotes de varias crisis, conviene proyectar una adaptación de nuestra Carta Magna a los tiempos presentes y a los previsibles retos del futuro, en Europa y en el Mundo.
 
     El domingo, 10 de febrero, hemos podido leer el El País (en las páginas 35 y 36 de Opinión) una propuesta de Cómo reconstruir el futuro. La propuesta incluye Pactos por el Empleo y las Pensiones, por la Educación, Por la Sanidad Pública. Incluye dos nuevas Leyes: la Ley de Partidos Políticos y la Ley Electoral. Las demás propuestas entrarían en la Reforma Constitucional propiamente dicha: Estatuto de la Corona (ver el Título II de la actual CE); Reforma de la Administración (ver el Título IV Del Gobierno y de la Administración); Reforma de la Justicia (ver Título VI del Poder Judicial); Un Estado Federal (ver el Título VIII De la Organización Territorial del Estado); y Reforma de la Constitución. Pues se considera que, a pesar de la desafección actual hacia las personas que nos representan (o no) políticamente, la tarea de los líderes de los distintos Partidos estaría en encabezar un proceso de reformas en profundidad, prescindiendo de cualquier sectarismo o voracidad del poder.
 
     En mi opinión, lo que se estableció en el Preámbulo de la CE de 1978 sobre la voluntad de garantizar la convivencia democrática, proteger los derechos humanos, promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar una digna calidad de vida, y colaborar para el fortalecimiento de la paz entre todos los pueblos, podría ser fundamento suficiente para iniciar el camino hacia una serie de Pactos de Estado, y hacia la necesaria y urgente Reforma de la Constitución.
 
     Una serena perspectiva histórica, el análisis de la realidad socioeconómica y política, el deterioro institucional, y el papel formal de la política y del compromiso socio-político ante las actuales crisis económico-financiera y de valores, invitan a indicar que debe iniciarse una nueva andadura hacia una reforma constitucional. Urge proyectarnos al futuro, desde la realidad de nuestros hijos e hijas que viven un contexto totalmente nuevo respecto a nuestra realidad de la década de los sesenta y ocho.
 
     ¿Cuál puede ser nuestra tarea? Ser cauce, facilitar ese proyecto de renovada esperanza.
 
    

miércoles, 6 de febrero de 2013

NATURALEZA E HISTORIA


 Un amigo, arcano humanista, siempre actual, moderno e ilustrado, pegado a su tierra y a sus gentes, me ha enviado un enlace que merece una entrada especial en este blog, pues en unos minutos da una visión de la realidad destructiva y constructiva, en permanente cambio, desarmonía y armonía de la Naturaleza y de la Historia Humana. Merece la pena ganar unos minutos. La realidad es como es:
 
 
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