Para reducir la brecha entre ricos y pobres y para combatir desigualdades injustas, en 1967, se publicó la enciclica de Pablo VI Populorum Progressio. Según ese documento, el desarrollo humano debe ir dirigido a reducir desigualdades, combatir discriminaciones, liberar de esclavitudes, ser responsables de sí mismos y progresar éticamente. Hay, en el desarrollo, y también en la construcción de la Comunidad Humana, aspectos de progreso material, científico y técnico, pero también de responsabilidad y conciencia moral. Ese es nuestro problema actual: la Economía, la Ciencia y la Técnica progresan, pero sin demasiada Conciencia de servicio a la Comunidad Humana.
Es injusticia estructural la explotación, el dominio, la economía de la guerra, y la mala y desigual distribución de la riqueza, de los bienes, y de los serivicos, destinados a todos.
Es injusticia estructural no marcar prioridades políticas de inversiones en infraestructuras de vertebración territorial, cohesión económica y cohesión social.
El origen de la injusticia estructural está en hacer del lucro, de la acumulación dineraria, y de la dominación y explotación el principio fundamental de la actividad económica y del progreso como crecimiento. Pues esa tendencia unidimensional de poder, tendencia imperialista, provoca el subdesarrollo del otro y deshumaniza.
Deshumanizan las dictaduras, deshumaniza el capitalismo neocon o neoliberal, y deshumaniza el capitalismo de Clan, de Tribu o de Estado... En consecuencia, las Entidades, las Organizaciones, los Partidos Políticos, las Instituciones y los Estados (Federados o no) y las Confederaciones, no deben sino ser instrumentos al servicio de la Comunidad Humana en las distintas escalas: desde lo local y regional hasta lo comunitario, global o mundial.
No habrá desarrollo humano, ni será posible construir la Comunidad Humana positivamente, sino se respetan todos los derechos de todas las personas (individuales, sociales, económicos, culturales y políticos), y si no se respetan todos los derechos de todos los pueblos, sin dominaciones ni esclavitudes.
El camino es promover un Desarrollo Liberador e Integral de todos los pueblos y de todas las personas, sobre la base de la reformulación y actualización de los Derechos Humanos. Hay que pasar del temor, de la agresividad, de la indecisión y de la cobardía, a la confianza, a la solidaridad, a la voluntad racional y a la fortaleza. Se trata de revertir la Historia, de reconvertir el Mal Común en Bien Común, y la Injusticia Estructural en Justicia Distributiva. Esa es la esencia de nuestra mejor Tradición, eso es lo sustantivo de nuestros ideales de Justicia , de Verdad, de Libertad e Igualdad.
Pero en ese empeño, en ese camino, es primordial aunar esfuerzos, sumar voluntades, hacer comprender que esa tarea noble, política, cultural, racional, nos humaniza a todas las personas que habitamos la Casa Común del Plaeta Tierra. De ahí la importancia de la Educación, de la Formación Profesional, de la Universidad, de la Ciencia y la Técnica con conciencia, y del propio desarrollo con autoconciencia. Educar y reorientar las tendencias negativas no es nada fácil.
Concluyo: aunar esfuerzos implica organizarse, federarse, confederarse, ir decididamente a la Construcción de la Comunidad Humana, a partir de la Unión de los Pueblos y la Unión de los Estados de Derecho que asuman en sus Constituciones las garantías de los Derechos Humanos, en cuanto que Derechos Fundamentales para la promoción de la dignidad humana de mujeres y hombres.
Las Culturas, las Religiones, las Ideologías, y sus respectivas Instituciones y Organizaciones sólo pueden aportar positivamente a la construcción de la Comunidad Humana si su referente primordial es el respeto a la dignidad de toda persona y de todo pueblo.