Se dice que estamos en situación de crisis económico-financiera y política en toda Europa, pero en vez de co-enfrentarse al momento histórico, analizando causas y buscando soluciones, nos enfrentamos entre nosotros mismos, y entre ideologías y Estados diferentes, sin avanzar de modo solidario y efectivo, confundiendo incluso "confrontación" y enfrentamiento, lo que lleva al deterioro de la convivencia y de las instituciones.
Respecto de la salud y la enfermedad, cuando una persona se enfrenta a sus "males" no suele hacerlo solo. Busca ayuda y, de ser posible, a un especialista; contrasta o confronta diversos diagnósticos, y facilita que se actúe eficazmente para recuperar la salud. ¿Se hace eso en Andalucía, España y Europa? Me parece que no del todo.
La crisis económica y financiera que perdura desde el curso 2008/2009 tiene repersusión a distintas escalas, en distintos espacios geográficos del mundo global, y tiene, al menos cuatro caras distintas, con independencia de la guerra en torno al imperio de la reserva internacional deldolar:
1) El agotamiento de un modelo de crecimiento que no es desarrollo integral sino enriquecimiento de una parte del planeta en detrimento del resto mundial (unas cuatro quintas partes de la Tierra)
2) La recesión, el desfase estructural productivo, y el elevado porcentaje de paro, singularmente "escandaloso" en algunas zonas o lugares, como es el caso de Andalucía durante el curso 2011/2012
3) La desvertebración territorial y la corrupción sistémica, especie de cáncer que afecta al conjunto de Estados y a las relaciones y enfrentamientos internacionales, que afecta también a España y a sus Comunidades Autónomas, directa o indirectamente
4) El resquebrajamiento de los "valores superiores", los derechos y deberes, y las relaciones entre ëtica y Política, Economía y Mundo del Trabajo.
¿Qué hacer?
No bajar la guardia, ser conscientes de que estamos enfermos, aunque vivamos en democracia formal, consultar con especialistas, confrontar diagnósticos, consensuar opciones y tratar de actuar para recuperar la salud, tomando decisiones que tal vez vayan en el sentido siguiente:
1) Promoviendo nuevos modelos de desarrollo local, regional y global, pero poniendo freno y control al desmadre financiero especulativo global y regional.
2) Incentivando inversiones en nuevos sectores, aflorando economía sumergida, redistribuyendo riqueza, equilibrando salarios, y reestructurando servicios públicos indispensables en su estructura y en su calidad: sobre todo en salud, educación y asuntos sociales.
3) Fomentando la vertebración y las comunicaciones territoriales, así como la solidaridad regional, transfronteriza e internacional.
4) Estableciendo garantías constitucionales de Derechos y deberes fundamentales, sean individuales o sociales, políticos y económicos, culturales, laborales y comunitarios.
Hay, pues, que co-enfrentarse a la realidad histórica y buscar soluciones juntos, analizando resultados empíricos sobre el bienestar o el malestar de los pueblos. No vale la pena enfrentarse por enfrentarse, pues eso lleva a la destrucción de lo más débil y a la tiranía de los más fuertes y poderosos.Ni la bancarrota del euro ni el imperio del dolar son soluciones globales ni regionales. Hay que buscar un nuevo equilibrio internacional solidario, co-enfrentándose juntos a los retos del momento.